Unos comicios en los que los programas cuentan
En EEUU la personalidad de los candidatos pesa tanto o m¨¢s que sus programas. Pero los pol¨ªticos que hoy disputan las semifinales de la copa presidencial tienen cosas que decir y algunas de ellas interesan de veras a sus compatriotas. Sus programas esbozan el retrato de las preocupaciones de la potencia imperial. En el campo republicano, John McCain es el cruzado de la lucha contra la industria tabaquera y de la reforma del sistema de financiaci¨®n pol¨ªtica, mientras que George Bush predica la reducci¨®n de impuestos y la mejora de la educaci¨®n. En el dem¨®crata, Bill Bradley aboga por garantizar la universalidad de la asistencia m¨¦dica y sanitaria, mientras que Al Gore ofrece la continuidad de la expansi¨®n econ¨®mica.
Bush, en sinton¨ªa con la pol¨ªtica fiscal de Ronald Reagan, defiende que hay que "devolverle al pueblo su dinero". Ahora, dice Bush, hay incluso m¨¢s motivos que nunca para una rebaja de impuestos, porque EEUU tiene super¨¢vit presupuestario. Su programa ofrece recortar 483.000 millones de d¨®lares en los pr¨®ximos 5 a?os. Pero la educaci¨®n es la obsesi¨®n personal del gobernador de Tejas, que propone dar un nuevo destino al dinero gastado por el Gobierno federal en las escuelas p¨²blicas de las zonas pobres. Su idea es que esas sumas puedan ser entregadas directamente a los padres en forma de vales, para que, si lo quieren, env¨ªen a sus hijos a escuelas privadas.
Anuncios millonarios McCain emplea el t¨¦rmino cruzada para su combate a favor de reformar la financiaci¨®n de la vida pol¨ªtica estadounidense, que la deja en manos de individuos, empresas y grupos de inter¨¦s millonarios. Ejemplifica los horrores del sistema en los anuncios difundidos por millonarios tejanos amigos de Bush, que cuestan unos 2,5 millones de d¨®lares (425 millones de pesetas) y presentan a McCain como opuesto a la lucha contra la contaminaci¨®n y a la financiaci¨®n p¨²blica de la investigaci¨®n sobre el c¨¢ncer de mama. Aunque despotrican sobre el aborto, Bush y McCain no utilizar¨ªan la Casa Blanca para declararlo ilegal. Ambos se oponen a la idea de Clinton de establecer en todo el pa¨ªs la obligatoriedad de un permiso de armas semejante al de conducir.
Los programas de Gore y Bradley son muy semejantes, aunque el ex jugador de baloncesto emplea un discurso m¨¢s progresista. Bradley propone que el Gobierno garantice la universalidad de la asistencia m¨¦dica y sanitaria. Se tratar¨ªa de dar vales a los 45 millones de estadounidenses que carecen de cualquier tipo de cobertura para que pudieran comprar seguros privados. Gore propone caminar a trav¨¦s de una serie de peque?os pasos hacia el objetivo de la universalidad, siempre dentro de un sistema de seguros privados.
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