Los marinos del 'Zafir'
Va camino de un mes que los cad¨¢veres de 10 marineros espa?oles del mercante portugu¨¦s Zafir yacen a 435 metros de profundidad en aguas pr¨®ximas a las costas de Calabria. La recuperaci¨®n de sus cuerpos es una operaci¨®n t¨¦cnicamente dif¨ªcil, pero posible. Tambi¨¦n es costosa: se ha hablado de 800 a 1.000 millones de pesetas. Pero el dinero no deber¨ªa ser un obst¨¢culo insuperable. Los familiares quieren recuperar los cuerpos de sus deudos y nadie puede negarles ese derecho. Si las autoridades no les ayudan pronto, ese derecho quedar¨¢ frustrado.Al derecho de los familiares a recuperar los cuerpos de sus maridos, padres e hijos corresponde el deber de las autoridades de poner los medios para conseguirlo. Las circunstancias en que se produjo el naufragio del Zafir, tras chocar con un barco italiano de gran tonelaje en aguas italianas, confieren al caso una evidente dimensi¨®n internacional. Determinar la responsabilidad del naufragio compete a la justicia italiana, pero paliar sus efectos es obligaci¨®n de los gobiernos afectados, sin excluir a la Comisi¨®n Europea.
La nacionalidad de las v¨ªctimas y de sus familiares sit¨²a al Gobierno espa?ol en primera l¨ªnea. Si las autoridades espa?olas siguen sin tomar la iniciativa, se abstienen de utilizar los medios diplom¨¢ticos a su alcance y dejan de actuar ante las instancias que disponen de la tecnolog¨ªa capaz de llevar a buen t¨¦rmino la recuperaci¨®n de los cuerpos, lo m¨¢s probable es que se queden para siempre en el fondo del mar.
Desde el comienzo, el Ministerio espa?ol de Asuntos Exteriores ha dado la impresi¨®n de pasar de este asunto y de no valorar lo que est¨¢ en juego. Es incre¨ªble la pasividad con que ha actuado el embajador espa?ol en Roma, que se ha desentendido incluso de prestar apoyo humano y diplom¨¢tico a los familiares desplazados al lugar de los hechos. S¨®lo el c¨®nsul en N¨¢poles, Miguel Benzo, con una dedicaci¨®n muy personal de su parte, ha estado a la altura de las circunstancias. Abandonados a su suerte, los familiares no han tenido m¨¢s remedio que actuar por su cuenta y mover, como suele decirse, Roma con Santiago hasta conseguir que el Papa se hiciera eco de su tragedia en la cita del ¨¢ngelus del pasado domingo en la plaza de San Pedro.
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