Lachenmann mezcla textos de Andersen y de Leonardo con su m¨²sica concreta
El compositor se aleja de la "perfecci¨®n carcelaria" de Stockhausen
Visita rel¨¢mpago del gran pope de la m¨²sica concreta, Helmut Lachenmann (Stuttgart, 1935). Barbudo, flaco, alto y con peinado de monje, el compositor de La cerillera, ¨®pera escrita en siete a?os que mezcla la f¨¢bula rom¨¢ntica de Andersen con reflexiones de Leonardo da Vinci, explic¨® ayer algunas claves de su creatividad, eligi¨® "la santa sobriedad sobre la sobria santidad" para desmarcarse de la "perfecci¨®n" de Stockhausen y adem¨¢s visit¨® los ensayos de dos obras suyas, que podr¨¢n o¨ªrse en Madrid el 31 de marzo y el 1 de abril.
Disc¨ªpulo de Luigi Nono desde 1958 a 1960, m¨²sico idolatrado en media Europa y fen¨®meno de masas en Alemania (el estreno de su ¨®pera La cerillera congreg¨® hace unos meses a centenares de personas con pancartas exigiendo entradas ante la ?pera de Hamburgo), Helmut Lachenmann es el otro Stockhausen alem¨¢n.O, mejor dicho, es el ¨²nico compositor nacido una generaci¨®n m¨¢s tarde que ha tenido capacidad para superar las propuestas serialistas del maestro igual¨¢ndole de paso en repercusi¨®n y en talento.
Menos m¨ªstico en cuanto a las f¨®rmulas compositivas y m¨¢s pegado a la tierra, seguramente tambi¨¦n menos megal¨®mano que Stockhausen, Lachenmann no evit¨® ayer pronunciarse sobre su paisano: "Le admiro mucho. Su fuerza innovadora est¨¢ por encima de todo; su lenguaje y su organizaci¨®n son perfectas, muy met¨®dicas. Pero quiz¨¢ todo ese dominio le ha llevado a estar demasiado seguro de s¨ª mismo. Como a la vez es muy naif, est¨¢ muy desprotegido contra s¨ª mismo y a veces convierte en c¨¢rceles perfectamente organizadas sus enormes edificios musicales".
Sentado junto a Mauricio Sotelo, colega y amigo espa?ol que hizo las veces de int¨¦rprete, el risue?o Lachenmann cont¨® a un reducido grupo de periodistas que despu¨¦s de siete a?os de sufrimiento escribiendo La cerillera (aplaz¨® varias veces el estreno y lleg¨® a dar el manuscrito por perdido despu¨¦s de que se lo robaran del coche), ahora es el momento de disfrutar de la obra.
Acaba de presentarla en Tokio en versi¨®n concertante y el a?o que viene se har¨¢ en Par¨ªs y en Stuttgart; pero antes, y con escenograf¨ªa de Mussbach, abrir¨¢ el ¨²ltimo Festival de Salzburgo de la era Mortier. La obra, un encargo de Peter Ruzicka para la ?pera de Hamburgo, ha sido ensalzada y destrozada por la cr¨ªtica, aunque (como el resto de la m¨²sica de Lachenmann) parece llegar muy dentro al p¨²blico, especializado o no: en Espa?a, Enrique Morente ha dicho de ¨¦l: "Es el ¨²nico compositor contempor¨¢neo al que se le entiende casi todo".
Y lo cierto es que tambi¨¦n hablando se explica bien: "La cerillera es un mon¨®logo interior que juega alrededor de las situaciones meteorol¨®gicas de la f¨¢bula de Andersen y los textos de Leonardo. Hay fr¨ªo, oscuridad, calor, viento, volcanes... Y aunque la protagonista se desdobla en dos sopranos, es la m¨²sica la que narra la historia, una historia ambivalente que, por ejemplo, muestra la congelaci¨®n como una met¨¢fora de la indiferencia de la sociedad ante el individuo".
Todo, en un puro contraste: cr¨ªtica y poes¨ªa; miedo y amor; aura y estructura; Andersen como s¨ªmbolo rom¨¢ntico y Leonardo como emblema del compromiso cultural; el fr¨ªo escandinavo y el calor mediterr¨¢neo; la orquesta que se expande por la sala y la cerillera que se desdobla en terrorista de la Baader Meinhof... "Otro tipo de cerillera: incendi¨® un supermercado en protesta por la guerra de Vietnam...".
Babelia
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