Elena Pisonero, una gestora con poco tinte pol¨ªtico
?Y si la nombran ministra?-Ya lo fui unas horas, y no es para tanto.
Entre risas y de esta forma tan distendida despacha Elena Pisonero, secretaria de Estado de Comercio, Turismo y Pymes, el episodio para ella "anecd¨®tico" de que el pasado 29 de abril se diera por hecho su nombramiento para Agricultura, hasta que en un regate final Aznar dio el cargo a Jes¨²s Posada. Elena Pisonero, 37 a?os, madrile?a, con ra¨ªces familiares en Valladolid y Palencia, suena en las quinielas como ministra, si el PP se mantiene en el poder. Es la benjamina de nueve hermanos y comenz¨® su educaci¨®n en un colegio de monjas cercano a su casa en la Plaza de Cuzco de Madrid, Nuestra Se?ora de la Consolaci¨®n. De las monjas afirma que recibi¨® "una buena formaci¨®n ¨¦tica" que guarda "exenta de carga religiosa".
Hija de qu¨ªmico, estudi¨® Econ¨®micas en la Aut¨®noma en un ambiente que ella califica de "centroizquierda". Recuerda con admiraci¨®n a profesores como Enrique Tierno Galv¨¢n, Ram¨®n Tamames, ?lvarez Rendueles e Ignacio Santillana. Comenz¨® su actividad profesional en Siemens y Ernst & Young y fue Crist¨®bal Montoro, hoy secretario de Estado de Econom¨ªa, quien le anim¨® en 1988 a incorporarse al Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Econ¨®micos, organismo cercano a la CEOE y vivero de ide¨®logos neoliberales. Digiri¨® un gran caudal de datos y aprendi¨® a navegar por el mundo de la macroeconom¨ªa. Este giro profesional fue el germen de su carrera pol¨ªtica, a la que lleg¨® sin propon¨¦rselo y a la que trata "con cierta distancia".
En 1992 fue nombrada jefa de la Asesor¨ªa Econ¨®mica del Grupo Popular en el Congreso, donde permanece hasta 1996, a?o en el que pas¨® al gabinete del ministro de Econom¨ªa, Rodrigo Rato.
No se considera ambiciosa, y mucho menos lo que se conoce como un pol¨ªtica profesional. Elude el debate hombre-mujer en pol¨ªtica por intrascendente, huye de las modas y calificativos de las escuelas de econom¨ªa y se define como una profesional "ecl¨¦ctica", partidaria de hacer que la gesti¨®n mejore la vida de las personas. Disciplinada, casi al estilo alem¨¢n, lleva fatal que le cambien la agenda a ¨²ltima hora y le indigna la informalidad. Le gusta el buen vino, juega al mus y admira el cine de Almod¨®var y los relatos de Grass y Mill¨¢s. No ha tenido tiempo de granjearse enemigos, aunque algunos de sus compa?eros adviertan de que a¨²n no ha lidiado ning¨²n toro complicado.
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