El Gobierno concentra el poder sobre los medios
Ahora que el l¨ªder de la derecha, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, se refiere a Espa?a como una marca -qu¨¦ lejos aquello de la patria- se comprende cuan r¨¢pido evolucionan las a?ejas ideas del liberalismo. De las denuncias contra la concentraci¨®n de medios de comunicaci¨®n y el horror a los monopolios hemos pasado a un concepto completamente distinto: la concentraci¨®n del poder del Gobierno sobre los medios de comunicaci¨®n, materializado a golpe de leyes, decretos y ¨®rdenes ministeriales -casi una treintena de normas dictadas en cuatro a?os-, m¨¢s un aluvi¨®n de concesiones que se reserva el Ejecutivo.Se han hecho muchas referencias a las amistades entre el presidente de Telef¨®nica, Juan Villalonga, y el del Gobierno, como explicaci¨®n de los intereses que han conducido a la creaci¨®n de un gran grupo de medios en torno a aquella compa?¨ªa; y se ha especulado con las consecuencias que acarrear¨¢ la ruptura de esas amistades para la creaci¨®n de nuevos grupos medi¨¢ticos. Pero el elemento previo, el condicionante que lo define todo, es que el Gobierno maneja las reglas de juego y decide qui¨¦n puede jugar y a qu¨¦. En materia audiovisual, tiene menos competencias el Gobierno de Estados Unidos de las que dispone el espa?ol, salvando las distancias entre las dimensiones de ambos pa¨ªses.
Veamos lo que ha sucedido en la radio espa?ola. En 1997, el Gobierno cre¨® 350 nuevas emisoras de frecuencia modulada, ampliando las m¨¢s de 700 ya existentes, y atribuy¨® sus concesiones, en cupos, a los gobiernos aut¨®nomos. Pol¨ªtica por todas partes. Los incidentes originados por estas concesiones -exclusi¨®n de la SER en el mapa de nuevas radios de Galicia; cancelaci¨®n de tres emisoras de la Cope en Catalu?a- dan cuenta de ello.
Adem¨¢s, Onda Cero ha cambiado de due?o: hasta 1998 era de la ONCE, y desde 1999 es de Telef¨®nica. La transacci¨®n estuvo parada nueve meses hasta que el Gobierno promovi¨® un cambio en la Ley de Ordenaci¨®n de Telecomunicaciones (LOT) para dejar de exigir que las acciones de las empresas de radio fueran nominativas. Al d¨ªa siguiente de consumado ese cambio legal, Telef¨®nica compr¨® Onda Cero. El nuevo empresario ech¨® a Julia Otero y todo eso; pero no se habr¨ªa llegado a la humillaci¨®n de los profesionales y de su audiencia si antes no se hubiera usado el poder pol¨ªtico para que la radio tuviera nuevo due?o.
Y, adem¨¢s, se ha producido la regulaci¨®n de la radio digital. Un simple decreto determin¨® que en Espa?a funcionen hasta 36 programaciones o canales de radio digital, distribuidos en 18 de ¨¢mbito nacional, 12 auton¨®micos y seis locales. El Gobierno ha otorgado seis de los 18 nacionales a RTVE, y se ha reservado a s¨ª mismo la concesi¨®n de otros 12 a operadores privados: ayer mismo reparti¨® los 10 primeros.
En cuanto a la televisi¨®n, una de las operaciones clave fue el cambio de propiedad en Antena3, que pas¨® de las manos de Antonio Asensio a las de Telef¨®nica con permiso del Ministerio de Fomento, que lo dio el 14 de julio de 1997 "sin necesidad de ir m¨¢s all¨¢ de comprobar lo declarado", seg¨²n explic¨® en su d¨ªa al Congreso el ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado. Para no vulnerar abiertamente la legislaci¨®n de la ¨¦poca, que imped¨ªa a un mismo accionista tener m¨¢s del 25% de una televisi¨®n, Telef¨®nica comparti¨® el paquete accionarial a la venta (43%) con los bancos Santander y BCH, comprometi¨¦ndose con ellos a garantizarles la liquidez y el mantenimiento del valor de su inversi¨®n en Antena 3 TV "durante el segundo a?o de inversi¨®n".
?Qu¨¦ hizo el Gobierno para que Telef¨®nica pudiera cumplir su parte en el pacto? Muy sencillo: cambiar la ley. En diciembre de 1998, y con una simple enmienda durante el debate de la Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos, el Ejecutivo elimin¨® el tope del 25% de acciones en manos de un solo due?o y lo elev¨® al 49%. En los meses siguientes, Telef¨®nica recompr¨® suficientes acciones a sus socios bancarios como para alcanzar ese porcentaje en Antena 3 Televisi¨®n.
Este par de decisiones pol¨ªticas se tomaron en plena sinton¨ªa entre el Gobierno y Telef¨®nica. Tal vez sea mera casualidad pero, ahora que esa sinton¨ªa se ha roto, el Gobierno ha decidido ampliar el n¨²mero de televisiones privadas y prohibir a los due?os de los actuales operadores que puedan serlo tambi¨¦n de alguna de esas nuevas cadenas. De nuevo, el Gobierno cambia las reglas del juego, en este caso en plena campa?a electoral.
Este cambio se inserta en una decisi¨®n estrat¨¦gica de mucho mayor alcance, que es la de apagar el actual sistema anal¨®gico de televisi¨®n, en 10 a?os, y obligar a todos los operadores a emitir en digital terrestre. Tama?o cambio fue decidido por un simple decreto, en 1998, y desde entonces el Gobierno no ha parado de establecer condiciones derivadas de esa decisi¨®n. Primera: ha obligado a las televisiones privadas existentes (Tele 5, Antena 3, Canal +) a comprometerse a emitir en ese sistema para ver renovadas sus permisos. Y ha otorgado una licencia nueva de televisi¨®n privada a Onda Digital (hoy llamada Quiero), controlada por Retevisi¨®n. Adem¨¢s, ha convocado la concesi¨®n de dos canales m¨¢s, con la expresa advertencia de que son para introducir a nuevas empresas en el sector televisivo.
Seg¨²n el dise?o hecho por el Gobierno, en pocos a?os habr¨¢ 40 canales nacionales de televisi¨®n terrestre (frente a los 5 actuales), adem¨¢s de los auton¨®micos y de las plataformas por sat¨¦lite.
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