Todos los grupos navarros dan por hecho el triunfo de UPN
"Fr¨ªa", "sin gancho", de "encefalograma plano" o "simple" son algunos de los ep¨ªtetos que reflejan la idea que los propios candidatos navarros tienen de estos 15 d¨ªas de campa?a electoral. En Navarra, la lucha pol¨ªtica ha acabado como comenz¨®. Los atentados de ETA no han modificado discursos ni actitudes, centrados mayoritariamente en la lucha contra una abstenci¨®n reivindicada en solitario por EH. Todos presuponen que UPN triunfar¨¢ sin dificultades. El aroma pol¨ªtico lo sugiere y las encuestas lo corroboran. Los partidos han acentuado sus mensajes para que los 463.869 navarros con derecho a voto acudan hoy a las urnas en los 272 municipios del mapa electoral, cuya buena marcha custodiar¨¢n 1.750 agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y den la espalda a EH.
As¨ª lo han pedido UPN, PSN-PSOE, IU-EB y CDN por un lado, defendiendo el concepto de comunidad diferenciada, pero tambi¨¦n las dos opciones del nacionalismo democr¨¢tico, EA y PNV, empe?ados en mitigar la previsible ca¨ªda del voto vasquista en Navarra, escaso y, adem¨¢s, dividido. No en vano EH es la tercera fuerza pol¨ªtica de la regi¨®n y el partido nacionalista m¨¢s importante del viejo reino.
Sin pena ni gloria
Al margen de esa lucha unitaria contra una opci¨®n que sigue sin condenar el terrorismo de ETA, la campa?a ha pasado sin pena ni gloria. No ha habido debate alguno entre los principales candidatos y los reproches han ocupado el lugar que deber¨ªan haber tenido los programas electorales. La derecha sabe que ganar¨¢ y aspira a recuperar el diputado que IU le quit¨® hace cuatro a?os y a?adir, incluso, uno m¨¢s, hasta alcanzar cuatro de los cinco esca?os en juego en este territorio. Un total de 14 candidaturas compiten hoy por los cinco diputados y cuatro senadores de Navarra.
Al previsible triunfo de la derecha contribuye el hecho de que socialistas e IU hayan hecho campa?as muy distintas. Era lo que se esperaba en una comunidad en la que el PSN-PSOE apoya por un lado al Gobierno de Miguel Sanz y UPN en virtud de unos pactos de legislatura justificados por la amenaza del nacionalismo vasco, mientras, por otro, desarrolla, con ciertas dificultades, un discurso contrario a los populares.
Una izquierda dividida y unos nacionalistas democr¨¢ticos a la defensiva y con candidatos muy poco conocidos facilitan sobremanera que UPN aproveche el tir¨®n socioecon¨®mico de Aznar y se arrogue en solitario la defensa de Navarra como regi¨®n aut¨®noma frente a la idea del expansionismo vasco.
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