Documentos literarios
Las ra¨ªces fotogr¨¢ficas de Walker Evans (1903-1975) hay que buscarlas en la literatura: Flaubert, Baudelaire, Proust, Whitman, Joyce, Henry James. Estudiosos de su obra como Alan Trachtenberg vieron en Evans el paradigma de un autor que alcanz¨® un punto de vista propio a trav¨¦s del esp¨ªritu del realismo objetivo, la autonom¨ªa est¨¦tica, el respeto por el sentimiento y la epifan¨ªa de la vida moderna que supo encontrar en estos escritores. Igual que Ezra Pound quiso despojar la poes¨ªa de los artificios y la ret¨®rica victoriana, el fot¨®grafo se apart¨® de la orientaci¨®n modernista y formalista de la d¨¦cada anterior (la de 1920). "Hay un estilo documental, como el de una fotograf¨ªa policiaca. El arte no sirve para nada, y el documento es ¨²til. El arte no es nunca un documento, pero puede adoptar su estilo. Eso es lo que yo hago". As¨ª sintetizaba su pensamiento sobre el medio.En los comienzos de los treinta, Evans se enfrent¨® al amaneramiento de las est¨¦ticas de algunos pesos pesados de la ¨¦poca como Edward Steichen, considerado entonces como "el mayor fot¨®grafo del mundo", o la de Alfred Stieglitz. Evans traz¨® un puente hacia atr¨¢s, hacia autores como Mathew Brady -"un ejemplo de la visi¨®n cl¨¢sica de la c¨¢mara, austera e intensa", lo calific¨® el cr¨ªtico Lincoln Kirstein- que nada ten¨ªa en com¨²n con Stieglitz y los esteticismos de la Photo-Secession. De este compromiso con la realidad dan fe, entre otros, sus trabajos (1935-1936) para la Farm Security Administration (FSA) y el duro y po¨¦tico reportaje sobre los algodoneros.
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