Morir por Ain Thanta

Las bater¨ªas israel¨ªes mantienen aterrorizados desde hace m¨¢s de diez d¨ªas a los 150 habitantes del pueblecito liban¨¦s de Ain Thanta, como represalia por la muerte de cinco miembros de la milicia proisrael¨ª del Ej¨¦rcito del Sur de L¨ªbano (ESL). Las mujeres, ni?os y ancianos han sido evacuados de la aldea mientras que los varones han optado por permanecer atrincherados en el interior de sus casas. Est¨¢n dispuestos a morir por ellas."Morir¨¢n todos por Ain Thanta", afirma con rabia Taufik Abufur, un anciano druso de 70 a?os, agricultor de profesi¨®n. Hace poco menos de una semana fue sacado por la fuerza de su pueblo, con otros jubilados, mujeres y ni?os, en total una veintena de personas, en un intento desesperado por ponerlos a salvo de los obuses israel¨ªes.

Este grupo de vecinos de Ain Thanta ha encontrado refugio, en la localidad cercana de Jalwed, en el extremo este de la regi¨®n del sur de L¨ªbano, donde permanecer¨¢n provisionalmente alojados por sus amigos y familiares, hasta que finalicen los bombardeos, mientras los ni?os acuden a clase en la escuela de su nuevo pueblo.

"La situaci¨®n es desesperada. Nadie puede entrar o salir de Ain Thanta. Ni siquiera por la noche. Los soldados israel¨ªes y sus aliados, los milicianos del ESL, controlan desde sus trincheras, situadas a poco menos de dos kil¨®metros en l¨ªnea recta, la carretera que lleva hasta el pueblo. Disparan sobre los coches que intentan entrar o salir del pueblo. Tambi¨¦n lo hacen sobre los que se acercan a pie. La aldea est¨¢ asediada", contin¨²a Taufik.

El ¨²ltimo en ser alcanzado fue Kamal Fayez Bubrahim. Result¨® herido de un disparo en una pierna cuando trataba de acercarse a un bosque cercano para recolectar algunas pi?as. Nadie despu¨¦s de ¨¦l lo ha intentado de nuevo.

Los bombardeos indiscriminados sobre Ain Thanta se iniciaron el pasado 1 de marzo, despu¨¦s de que cinco milicianos del ESL murieran en el interior de su fortaleza, en el transcurso de una encarnizada batalla con la milicia libanesa de Hezbol¨¢.

Las represalias no se hicieron esperar. Mucho antes de que los guerrilleros fundamentalistas pudieran llegar a sus bases y dar cuenta de su victoria, las tropas israel¨ªes, de un certero disparo de la artiller¨ªa, hab¨ªan destrozado ya un gran poste del tendido el¨¦ctrico. M¨¢s de 10.000 vecinos de la regi¨®n, incluidas las casas de Ain Thanta, se han quedado sin luz. Luego empezaron a bombardear el pueblo y los alrededores, de donde, seg¨²n ellos, parti¨® el comando de guerrilleros de Hezbol¨¢ en su incursi¨®n hasta las posiciones israel¨ªes.

La Cruz Roja Internacional ha tomado cartas en el asunto. El pasado jueves negoci¨® un alto el fuego provisional de la artiller¨ªa israel¨ª, para permitir el acceso a la aldea de una caravana de ayuda humanitaria. Les llevaron alimentos, petr¨®leo, agua y medicinas. La operaci¨®n dur¨® poco menos de cinco horas. Despu¨¦s se cerraron de nuevo los accesos. Aquella misma noche, Ain Thanta volvi¨® a ser bombardeada.

Los soldados del Ej¨¦rcito liban¨¦s, la Brigada 111, han recibido desde Beirut ¨®rdenes de retroceder hasta posiciones m¨¢s seguras. Han cavado de nuevo sus trincheras y aparcado sus carros de combate en las huertas del pueblo de Nimes, varios kil¨®metros hacia el interior del pa¨ªs. Es como si temieran morir en combate o rehuyeran el cuerpo a cuerpo.

La retirada del Ej¨¦rcito liban¨¦s de Ain Thanta ha dejado vac¨ªo y sin protecci¨®n una tierra de nadie por la que ni siquiera se atreve a pasar Hamed Abuzalje, de 25 a?os, pastor de tres vacas y un asno. Ayer, domingo, por la ma?ana, este pastor so?aba con nostalgia con las praderas perdidas de su pueblo.

"All¨ª hay la mejor hierba para mis vacas. Dicen que la paz est¨¢ cerca. El otro d¨ªa escuchamos por la radio que el Gobierno de Israel est¨¢ dispuesto a retirarse antes del verano. Dios lo quiera", afirma con infinita paciencia Hamed.

Todo eso suced¨ªa ayer a poco menos de doscientos kil¨®metros al sur de Beirut, donde el d¨ªa anterior se hab¨ªa reunido la Liga ?rabe para condenar a Israel por los bombardeos sobre la poblaci¨®n civil. Desde Jerusal¨¦n, el ministro de Exteriores, David Levy, se ha quejado de la resoluci¨®n por considerarla excesivamente dura.