Al d¨ªa siguiente
El d¨ªa siguiente al de las elecciones, el Gobierno que se forme se encontrar¨¢ sobre la mesa viejos y nuevos problemas por resolver. El tema de la justicia, ?tan importante en este Estado de Derecho!, el del agua, porque Espa?a es un pa¨ªs seco y amenazado de desertizaci¨®n en vastas ¨¢reas; la educaci¨®n, que en este sigloXXI va a ser la clave del desarrollo de los pa¨ªses y, desde luego, del nuestro, en una ¨¦poca de rapid¨ªsimos cambios tecnol¨®gicos y cient¨ªficos; el desarrollo de nuestra investigaci¨®n cient¨ªfica b¨¢sica, que todav¨ªa hoy, pese a los esfuerzos est¨¢ insuficientemente dotada; y tambi¨¦n otros problemas. Pero entre todos, como problema pol¨ªtico, el n¨²mero uno, a mi juicio, es el de las reivindicaciones nacionalistas de los catalanes; la fuerza creciente del nacionalismo gallego; el problema del dram¨¢tico independentismo que ahora enarbola el Partido Nacionalista Vasco.Reivindicaciones que se plantean a partir de la estructuraci¨®n pol¨ªtica-territorial del Estado espa?ol, como el Estado de las Autonom¨ªas. Despu¨¦s de veinti¨²n a?os, las autonom¨ªas, todas las autonom¨ªas, son una realidad operativa plenamente afianzada; y, en muchos casos, esa organizaci¨®n pol¨ªtico-administrativa, ha desarrollado un fuerte esp¨ªritu regional, en regiones en las que no exist¨ªa o estaba en estado de latencia.
El t¨ªtuloVIII de la Constituci¨®n no preve¨ªa la coordinaci¨®n de la actuaci¨®n pol¨ªtica y administrativas de las Comunidades Aut¨®nomas entre s¨ª, ni con el Estado en la toma de decisiones. Las Leyes marcos, o b¨¢sicas, no son ni suficientes ni plenamente eficaces para obtener una cierta coordinaci¨®n entre las Comunidades Aut¨®nomas.
Ha faltado y falta, establecer con car¨¢cter peri¨®dico y permanente reuniones de trabajo de los consejeros responsables de cada ¨¢rea de Gobierno de las Comunidades Aut¨®nomas con el ministro competente del Gobierno Central. Y han faltado y faltan fluidos y permanentes despachos del presidente del Gobierno con los presidentes de las Comunidades.
Sobre todo sigue pendiente, la reforma siempre anunciada y siempre aplazada, para convertir el Senado en una aut¨¦ntica c¨¢mara territorial de tipo legislativo, en la que las Comunidades Aut¨®nomas puedan dialogar, discutir y adoptar decisiones en aquellos asuntos y materias que les afectan como tales Comunidades Aut¨®nomas.
Para las reformas necesarias de nuestro Estado auton¨®mico es preciso tener claros los objetivos que se persiguen y los medios para alcanzarlos. Parece que podr¨ªa ser eficaz que una comisi¨®n de expertos independientes preparara un informe que analizara los defectos y logros de la situaci¨®n actual y propusiese las soluciones t¨¦cnicas para remediar los primeros y afianzar los segundos. Una Comisi¨®n, como las Comisiones Reales inglesas, por ejemplo, que no s¨®lo ilustran a los pol¨ªticos y al Gobierno, sino tambi¨¦n a todos los ciudadanos.
Est¨¢ claro que las reformas constitucionales, a que diera lugar, la revisi¨®n y mejora de nuestro Estado de Autonom¨ªas, no resolver¨ªa, por s¨ª sola, el problema de los nacionalismos catal¨¢n y gallego, y menos el que plantea el nacionalismo independentista vasco. Porque el nacionalismo es, ante todo, un sentimiento, una pasi¨®n, que desborda la racionalizaci¨®n y mejora de procedimientos y estructuras pol¨ªticas o administrativas. Pero la mejora en la coordinaci¨®n de las Autonom¨ªas, el crear cauces que prepararan soluciones parciales o totales a sus reivindicaciones, dentro de un contexto constitucional reinterpretado y, si hiciera falta, reformado, es previsible que aminorara tensiones y recelos, y, aparte de hacer funcionar mejor al Estado en su conjunto, creara el clima de di¨¢logo en el que encontraran soluci¨®n, muchas, si no todas, de las reivindicaciones nacionalistas. No se puede olvidar que dado el texto del art¨ªculo 150.2 de la Constituci¨®n, en este tema de las Autonom¨ªas, el texto constitucional es un texto abierto.
En cualquier caso, algo hay que hacer. La prudencia necesaria, no es igual al inmovilismo y si el paso del tiempo soluciona algunos problemas, a otros los hace insolubles y mortales. La Espa?a de las Autonom¨ªas necesita una puesta a punto para corregir los defectos que se han puesto de manifiesto, y a trav¨¦s de las instituciones que institucionalizan el di¨¢logo democr¨¢tico hay que discutir los problemas que los nacionalismos hist¨®ricos plantean. S¨®lo lo que es capaz de transformarse y adaptarse, perdura. Hay que seguir construyendo y adaptando la Espa?a plural y descentralizada a las fuerzas y realidades que se pusieron en marcha con la Constituci¨®n de 1978 y la aprobaci¨®n de los Estatutos.
Y hay que hacerlo buscando el consenso de todas las fuerzas pol¨ªticas, como se hizo en 1977 y 1978, y adem¨¢s, como tambi¨¦n entonces se logr¨®, buscando el consenso mayoritario de todos los ciudadanos. Si lo conseguimos, tanto los que hoy no se sienten espa?oles, como los que el serlo constituye la clave de nuestra identidad, podemos primero respetarnos y despu¨¦s, dentro de cada espacio pol¨ªtico, f¨ªsico y cultural, vivir, juntos en libertad. Y vivir juntos dentro de la Europa democr¨¢tica a la que pertenecemos.
Alberto Oliart es ex ministro de la UCD
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