El Papa pide perd¨®n por los pecados de la Iglesia y dice que no ocurrir¨¢n "nunca m¨¢s"
La magna ceremonia se convierte en el momento culminante del pontificado y del Jubileo
El Papa celebr¨® ayer con un rito lit¨²rgico solemne el acto clave del Jubileo y posiblemente de su largo pontificado: la confesi¨®n p¨²blica de los pecados cometidos por "los hijos de la Iglesia" en sus 2.000 a?os. La brillante ceremonia tuvo como marco la bas¨ªlica de San Pedro del Vaticano ante la pr¨¢ctica totalidad de la curia, cuerpo diplom¨¢tico y miles de fieles. El Papa, con aspecto agotado pero decidido, vestido con ropas de Cuaresma, pronunci¨® un prop¨®sito de enmienda: "Nunca m¨¢s faltas a la caridad en el servicio de la verdad, nunca m¨¢s gestos contra la comuni¨®n de la Iglesia".
El Pont¨ªfice, que el mes de mayo cumplir¨¢ 80 a?os, a?adi¨®: "Nunca m¨¢s ofensas hacia ning¨²n pueblo, nunca m¨¢s recurso a la l¨®gica de la violencia, nunca m¨¢s discriminaciones, exclusiones, opresiones, desprecio hacia los pobres y hacia los despose¨ªdos".Fue un acto brillante con el que la Iglesia, dijo Wojtyla, "entra purificada en el tercer milenio". La minuciosa ceremonia comenz¨® con una procesi¨®n de cardenales y obispos que escoltaban al Papa, que recorri¨® la nave de la bas¨ªlica en la peana m¨®vil utilizada ya antes un par de veces para evitarle el esfuerzo de caminar. Ya ante la capilla de la Crucifixi¨®n comenz¨® la misa solemne, cuyo momento culminante fue la confesi¨®n "ante Dios" de los pecados de la Iglesia. El Papa comparti¨® protagonismo con siete cardenales y obispos que pidieron perd¨®n por otras tantas culpas, desde los cismas a las cruzadas, pasando por la incomprensi¨®n hacia el pueblo de Israel, la discriminaci¨®n de la mujer y la marginaci¨®n de los despose¨ªdos. En su homil¨ªa, el Papa record¨® las persecuciones sufridas por los cristianos, subrayando que la Iglesia pide y otorga perd¨®n al mismo tiempo.
Las intervenciones se mantuvieron rigurosamente fieles a lo previsto para la ceremonia, anticipada en buena parte de su contenido por el responsable del ceremonial vaticano, el obispo Piero Marini, el martes pasado, y por el documento Memoria y Reconciliaci¨®n, elaborado por la Comisi¨®n Teol¨®gica Internacional que preside el cardenal Ratzinger. Cada uno de los cinco cardenales (entre ellos el propio Ratzinger, prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, y el presidente del Gran Jubileo, el cardenal Etchegaray) y los dos obispos, invocaron uno de los grandes apartados en los que se considera que la Iglesia, a trav¨¦s de sus hijos, ha pecado.
Cristianos y jud¨ªos
El Papa respondi¨® invitando en el futuro a "buscar y promover la verdad en la dulzura de la caridad". Al hablar de pecados contra la unidad cristiana, pidi¨® "revivir la experiencia gozosa de la plena comuni¨®n". Por las culpas hacia el pueblo de la Alianza (Israel), expres¨® sus augurios de que haya "una aut¨¦ntica fraternidad" con ese pueblo. Sobre los pecados contra los derechos de los pueblos, culturas y religiones, admiti¨® que "los cristianos han incumplido el Evangelio y, cediendo a la l¨®gica de la fuerza, violado los derechos de etnias y pueblos". El Pont¨ªfice record¨® los pecados contra la dignidad de la mujer. Se rez¨® por los menores v¨ªctimas de abusos sexuales, por los pobres y los marginados.
Previamente, Wojtyla hab¨ªa mencionado en la homil¨ªa las razones para pedir perd¨®n. Se trata, explic¨®, de reconocer la responsabilidad en los grandes errores del pasado y de hoy, pero sin entrar en juicios morales, sino como un mero reconocimiento de la verdad que impida "reincidir". "Confesemos nuestras responsabilidades de cristianos por los males de hoy d¨ªa. Ante el ate¨ªsmo, la indiferencia religiosa, el secularismo, el relativismo ¨¦tico, las violaciones del derecho a la vida, el desinter¨¦s hacia la pobreza de muchos pa¨ªses, no podemos dejar de preguntarnos por nuestras responsabilidades", a?adi¨®.
Cr¨ªticas y revisi¨®n del santoral
A juzgar por las primeras cr¨ªticas suscitadas por la ceremonia apenas se apagaron las siete l¨¢mparas encendidas cada una en representaci¨®n de una gran culpa hist¨®rica, la purificaci¨®n de la Iglesia puede ir acompa?ada de pol¨¦mica. De un lado, muchos cat¨®licos ven preocupados el hecho de que la admisi¨®n de las culpas hist¨®ricas desde la perspectiva de hoy, pueda dar lugar a una interminable revisi¨®n del pasado y del propio papel de la Iglesia en sus 20 siglos.El escritor cat¨®lico (pr¨®ximo al Opus Dei) Vittorio Messori se preguntaba ayer en Il Corriere della Sera hasta d¨®nde el perd¨®n invocado por Wojtyla no obliga a la Iglesia a iniciar un proceso de "descanonizaci¨®n", es decir, de revisi¨®n de su santoral, en el que figuran no pocos art¨ªfices de su grandeza por v¨ªa de la espada.
Tampoco los sectores jud¨ªos se han dado por satisfechos con una iniciativa que admite las culpas de forma general, sin mencionar el Holocausto. Pero la jornada del perd¨®n pasar¨¢ a la historia de la Iglesia como una fecha singular ya que, como revela el documento Memoria y Reconciliaci¨®n: La Iglesia y las culpas del pasado, no existen precedentes b¨ªblicos ni hist¨®ricos de esta iniciativa. Antes de Karol Wojtyla, s¨®lo Pablo VI lament¨® p¨²blicamente la desuni¨®n de los cristianos, aunque sin llegar a pedir expresamente perd¨®n por ello.
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