"Cuando voy al cine quiero salir con la sensaci¨®n de que sigo siendo inteligente"
Milos Forman (Caslav, Checoslovaquia, 1932) fuma puros habanos grandes, como los directores consagrados. Y es que este realizador de origen checo, nacionalizado ya estadounidense, pasito a pasito y con pel¨ªculas como Man on the moon, que se estrena hoy en Espa?a, va consiguiendo el reconocimiento de gran maestro en los ¨²ltimos a?os. Con su reciente Oso de plata al mejor director, que ha conseguido en el Festival de Berl¨ªn, Milos Forman pasea esta tragicomedia, basada en la vida de Andy Kaufman, para gente con ganas de re¨ªrse de s¨ª mismos y una dura cr¨ªtica de fondo a la sociedad de consumo.
Con Man on the moon, Milos Forman sigue fiel a la visi¨®n del mundo desde el punto de vista de los lun¨¢ticos. Despedaz¨® varios trozos de la mente m¨¢s oscura de Estados Unidos en Alguien vol¨® sobre el nido del cuco; nos alert¨®, en Amadeus, de que un genio musical como Mozart no tiene por qu¨¦ ser necesariamente alguien serio y maduro; busc¨® y encontr¨® honestidad y radicalidad en la defensa de las libertades individuales en un porn¨®grafo como Larry Flint.
Y ahora aborda en Man on the moon el humor surrealista y muchas veces pat¨¦tico a trav¨¦s de un magn¨ªfico Jim Carrey en una pel¨ªcula sarc¨¢stica, arriesgada, tierna y divertida, que le ha valido elogios en muchas partes del mundo. Est¨¢ claro que ve la sociedad americana no a trav¨¦s de su obsesi¨®n por el triunfo ni por el hecho de ser alguien. "En EE UU existe un fuerte culto a la personalidad, que est¨¢ m¨¢s presente en la vida americana que lo que estuvo en el estalinismo. Es important¨ªsimo ser alguien en EE UU, y la presi¨®n para alcanzar esto es m¨¢s fuerte que en ning¨²n sitio".
Est¨¢ orgulloso Forman de Man on the moon. Se ha re¨ªdo mucho con Carrey en el rodaje. "Con Jim Carrey yo apenas he trabajado. Cuando entraba en el plat¨® no era ¨¦l, era Andy Kaufman o Tony Cliffton", dice el director. Pero lo que no le hace ninguna gracia a Milos Forman es que no le hayan reconocido a Jim Carrey como un merecido candidato al Oscar de este a?o por su encarnaci¨®n de este c¨®mico incomprendido en su ¨¦poca, al que Carrey hace suyo en esta ensalada de disparates brillantes.
"Para m¨ª ha sido un shock que el trabajo de Jim Carrey en Man on the moon no opte a un Oscar. Est¨¢ pagando un precio muy alto por ser tan bueno, le est¨¢ costando muchos sudores que lo reconozcan". Lo que se llev¨® fue un Globo de Oro al mejor actor de comedia, algo que en Hollywood parece ya bastante.
Con 68 a?os a las espaldas y una carrera sosegada pero llena de pel¨ªculas intensas, Milos Forman se ha forjado una fama de gran observador de las tripas de la cultura americana y de Hollywood. "Hollywood no existe. Hay muchos Hollywoods, depende de las puertas a las que llames puedes encontrar gentes de talante abierto o cerrado, es como en todas partes", cuenta.
Es esc¨¦ptico, habla pausadamente con un fuerte acento de Caslav, la ciudad checa donde naci¨®. Haber trabajado a ambos lados del Atl¨¢ntico desde 1960, cuando rod¨® su primera pel¨ªcula, le da una visi¨®n curiosa de la pugna entre ambas maneras de hacer cine. "En Estados Unidos, lo principal en una pel¨ªcula es que sea entretenida y luego que nos ofrezca algo sobre la b¨²squeda del alma humana, si viene al caso. En Europa, lo m¨¢s importante es la b¨²squeda del esp¨ªritu y luego, en segundo plano, se puede meter algo de entretenimiento, si cabe", comenta con sorna.
Sin embargo, est¨¢ orgulloso de sus comienzos en condiciones p¨¦simas. "Tuve mucha suerte de empezar mi carrera en un pa¨ªs comunista, donde hac¨ªamos pel¨ªculas mal¨ªsimas. Es lo que me lleva a preocuparme tanto ahora por que mis pel¨ªculas cuenten historias muy humanas, con buenos actores. Viene de entonces, porque de aquello saqu¨¦ la necesidad de meter la vida en mis pel¨ªculas y no tanta tecnolog¨ªa como se lleva ahora".
De todas formas, ¨¦l sabe lo que busca en una sala de cine. "El cine debe conmover. En dos horas yo quiero que me hagan llorar un poco, re¨ªrme y, sobre todo, lo que quiero es salir de la sala con la sensaci¨®n de que sigo siendo inteligente". Bien mirados, ¨¦sos son los ingredientes de todas sus pel¨ªculas, a los que une esa rabia de lucha por la libertad tan importante para alguien que emigr¨® de una dictadura a principios de los setenta, cuando aterriz¨® en Estados Unidos para hacer Taking off.
Es algo que le dura hasta ahora. El esc¨¢ndalo Larry Flint lo plantea en toda su crudeza. "En los pa¨ªses totalitarios hay una fascinaci¨®n tremenda por la libertad de expresi¨®n, y yo, con Larry Flint trat¨¦ de llevarla al m¨¢ximo, porque la defend¨ª utilizando a un personaje que puede ser repulsivo y con p¨¦simo gusto, pero de una honestidad como no he conocido nunca", cuenta Forman.
Y lo adorna con una an¨¦cdota: "Cuando hicimos la pel¨ªcula yo le di el gui¨®n, aunque no est¨¢bamos obligados a hacerlo. ?l me hizo puntualizaciones, me corrigi¨® fechas, encuentros, nombres, pero nada de lo que podr¨ªa resultar desagradable para ¨¦l. Yo le pregunt¨¦ qu¨¦ opinaba de las an¨¦cdotas en las que sal¨ªa peor parado y me respondi¨® que no le gustaban, claro, pero que qu¨¦ iba a hacer ¨¦l si todo era verdad".
Forman se aguanta la cara con su mano regordeta y con la otra sujeta su puro. Contin¨²a hablando de Kaufman, un hombre tan radical en su juego de la vida que confund¨ªa las bromas de su trabajo en su terreno privado hasta provocar pat¨¦ticas situaciones como las del cuento de Pedro y el lobo. Forman conoci¨® a Kaufman. "Me lo presentaron un grupo de amigos e hizo una de sus bromas en casa de ¨¦stos. Hizo algo tan simple como coger un libro y empezar a leerlo; a los 20 minutos, no sab¨ªamos c¨®mo est¨¢bamos todos tirados por el suelo de risa".
Forman, que admira a Kaufman pero admite saber muy poco sobre ¨¦l -"nadie le conoci¨® realmente, ni su gente m¨¢s cercana, es un gran misterio", dice-, presenta al personaje desde el principio de forma poco convencional, con un n¨²mero cocinado entre ¨¦l y Carrey. "Decidimos hacerlo as¨ª, con Jim apareciendo por una esquina de la pantalla para avisar al p¨²blico de que se iban a encontrar algo arriesgado digno de un personaje que era un artista excepcional, un hombre ambicioso en ese sentido, que hu¨ªa de las comedias televisivas como Taxi, aunque ¨¦sta le hiciera famoso, y tentado siempre por hacer cosas totalmente diferentes", cuenta.
En Taxi, precisamente coincidi¨® Kaufman con Danny de Vitto, que en Man on the moon hace el papel de George Shapiro, representante en vida del humorista. "Danny me ha sido de gran ayuda porque conoci¨® a fondo a Kaufman y me ha contado cosas incre¨ªbles del personaje", cosas que ayudaron a completar un gui¨®n firmado por Scott Alexander y Larry Karaszewski. Mientras llega otro al menos tan fascinante, Forman esperar¨¢ sentado.
"Necesito tener hambre para volver a rodar. Entretanto pienso aburrirme una temporada en mi casa, con mis cosas; cuanto m¨¢s me aburra, mejor, m¨¢s hambre me entra", avisa.
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