An¨¢lisis poselectorales
De dar por buenos ciertos an¨¢lisis de los recientes resultados electorales, tendr¨ªamos que concluir necesariamente que existe una patrimonializaci¨®n del voto por parte de los diferentes partidos pol¨ªticos, lo que nos conducir¨ªa indefectiblemente a la vieja teor¨ªa de las dos Espa?as, completamente estancas entre s¨ª, aunque, por suerte, no ya hostiles. As¨ª, pod¨ªamos leer en este mismo diario la hip¨®tesis de que el pacto electoral entre el PSOE e Izquierda Unida hab¨ªa fracasado porque la derecha hab¨ªa movilizado todo su potencial electoral, mientras parte de los votantes de izquierdas no habr¨ªan sido convencidos lo suficiente para abandonar la abstenci¨®n.La realidad, sospecho, no es, ni mucho menos, tan sencilla, al igual que la Espa?a del a?o 2000 se parece muy poco no ya a la de los a?os treinta, sino incluso a la de 1975. Para empezar, habr¨ªa que tener en cuenta a todos los votantes potenciales del PSOE e Izquierda Unida que, por las razones que fuese, no estaban a favor de este pacto. Pero, sin duda, el factor cuantitativamente m¨¢s importante es el hecho evidente de que una parte mayoritaria del electorado espa?ol no es ni de izquierdas ni de derechas, sino moderado m¨¢s social que pol¨ªticamente, cabiendo la posibilidad de que opte por votar bien a una opci¨®n, bien a otra, seg¨²n las circunstancias, y sin que esto suponga irreversibilidad alguna.
Nada de malo hay en esto, que algunos, sin duda, ver¨¢n como una traici¨®n, pero que yo interpreto como l¨®gico y positivo dentro de una sociedad madura; y no s¨®lo yo, puesto que el editorialista de EL PA?S de ese mismo d¨ªa apuntaba que Espa?a no hac¨ªa sino seguir la estela de otros pa¨ªses con democracias m¨¢s antiguas como Francia o el Reino Unido, en las que el voto en un momento concreto no significaba un compromiso de por vida. Como debe ser, a?ado, en toda sociedad avanzada, lejos del manique¨ªsmo que arrastr¨® a la Espa?a de nuestros abuelos al desastre de la guerra civil.
Y, para m¨ª, la conclusi¨®n est¨¢ clara: que un partido pierda la confianza de los electores no significa sino que tendr¨¢ que esforzarse por volver a gan¨¢rsela. Y esto siempre ser¨¢ bueno para todos.- .
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