Freire ya toca su gran sue?o El campe¨®n mundial, tranquilo en v¨ªsperas de la prueba que le puede convertir en gran estrella
Todos hablan en la cripta de la Universidad Cat¨®lica de Mil¨¢n, all¨ª donde se juntan la sala de prensa y la sala de directores de la Mil¨¢n-San Remo, la primera gran cita del a?o ciclista (La 2, 15.50). Ambiente de concilio ecum¨¦nico en el claustro, un par de tramos de escalera arriba. Manejo de listas. Candidatos. Los tradicionalistas, claro est¨¢, se agarran a los nombres de siempre. A Zabel, sprinter alem¨¢n de fondo, que gan¨® en el 97 y 98 y qued¨® segundo en el 99; a Jalabert, ambicioso franc¨¦s de clase, ganador en el 95; a Museeuw, el rey belga de las cl¨¢sicas, ocho en su bolsillo, ninguna la Mil¨¢n-San Remo... Los renovadores, claro est¨¢, buscan dar con la novedad m¨¢s chocante. Hablan de Vinokurov, el kazajo que anda r¨¢pido por todos los terrenos; de Camenzind, el suizo que ama romper las t¨¢cticas preestablecidas; de Vainsteins, el let¨®n m¨¢s veloz que el viento como ya Cipollini sabe a su pesar; de Olano, veterano (30 a?os), pero siempre temido, y m¨¢s ahora, que llega de ganar la Tirreno-Adri¨¢tico, y hasta de Mancebo, el abulense duro, duro, y con clase. ?Un concilio irreconciliable? No. Punto de acuerdo. Hombre de compromiso. Todos asienten. S¨ª, ?scar Freire. "S¨ª", dice Gianni Bugno, dos veces campe¨®n del mundo (91 y 92), una vez campe¨®n en San Remo (90), "?scar Freire s¨®lo puede perder en San Remo si no le dejan correr".
"S¨ª", dice Fabrizio Fabbri, nada menos que director del Mapei. "?scar Freire es sobre todo cabeza. Es alucinante. Tiene la San Remo metida en la cabeza y s¨®lo piensa en ella. Parece que ha nacido para so?ar con ella. Y eso es fundamental. Tan importante como pasar la Cipressa entre los primeros para pensar en ganar, es el grado de concentraci¨®n, y ?scar est¨¢ por ah¨ª al 100%".
Y ?scar Freire, el hombre que concilia a todos, el hombre que reconcilia a Espa?a con las cl¨¢sicas, est¨¢ ah¨ª, sentado en un sof¨¢ de cuero, tranquilo y sonriente, siempre sonriente. Tiene 24 a?os reci¨¦n cumplidos. Es la primera San Remo que corre. La primera vez que se enfrenta con una carrera de 294 kil¨®metros, siete horas o siete horas y media sobre la bicicleta. Carretera siempre pegada al mar.
"Coges la Cipressa en un entrenamiento y te dices, pero si esto es llano, y sin embargo yo he visto aqu¨ª a Pantani atacar y dejar a todos, y entonces piensas y te dices, claro, despu¨¦s de 270 kil¨®metros cualquier tachuela se te hace Tourmalet. Y s¨ª, claro, hay que estar delante, bien colocado. Siempre colocado. Hay que ahorrar el m¨¢ximo de energ¨ªa. Gastar lo imprescindible. Nunca tocar el aire. Nunca tener que remontar. No hay que verse obligado a pegarte con los codos para ganar la posici¨®n. Hay que llegar a la bifurcaci¨®n del Poggio con los primeros. Hay que arriesgar bajando. Si el de delante va a 40, t¨² no puedes ir a 30. Tienes que bajar con ¨¦l. Y si ¨¦l se cae, t¨² tambi¨¦n te caes. Tiene que ser as¨ª. Y luego le tienes que obligar a lanzar el sprint de lejos. Y cuando no se lo espere, saltar a su espalda, felino y mortal, y ganarle en la l¨ªnea. A Zabel o a Vainsteins. O al que sea. Y tiene que ser as¨ª. Me lo tengo que jugar todo a una carta. Por eso intentar¨¦ ganar al sprint".
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