Locos por la m¨²sica
Algunos no levantan del suelo mucho m¨¢s que su instrumento, y otros en cambio consultan durante los descansos de sus ensayos maratonianos el m¨®vil de tarjeta para ver si el ligue les ha enviado alg¨²n mensaje. Algunos son de M¨¢laga capital y otros viajan cada s¨¢bado desde Archidona o Benalm¨¢dena s¨®lo para ensayar. Pero hay dos cosas que unen a los 50 chavales que componen la Joven Orquesta Provincial de M¨¢laga: el amor a la m¨²sica y el buen rollo.El m¨¢s joven, pero no el m¨¢s novato de los componentes de la orquesta, es un violonchelista de ocho a?os que se llama Pedro. Pedro se encoge de hombros y sonr¨ªe cuando se le pregunta si le gusta tocar en la orquesta. En cambio Roc¨ªo, que tiene 19 a?os y compagina la carrera de violinista con estudios universitarios de Educaci¨®n Musical, define de un solo trazo el porqu¨¦ de la existencia de la Joven Orquesta de M¨¢laga: "En el conservatorio te ense?an a tocar, pero una orquesta te saca de practicar t¨² solo".
Hace ocho a?os, un grupo de padres de alumnos de grado medio de M¨²sica observaron precisamente eso, que las ense?anzas te¨®ricas de los conservatorios serv¨ªan de muy poco si los chavales no ten¨ªan posibilidad de llevarlas a la pr¨¢ctica en una orquesta. Y en M¨¢laga no hab¨ªa a¨²n ninguna que pudiera permitirse tener en sus filas a m¨²sicos j¨®venes y no consagrados.
Entonces fundaron una agrupaci¨®n musical de cuerda que bautizaron con el caprichoso nombre de Camerata Acad¨¦mica. "Ten¨ªamos m¨¢s entusiasmo que conocimientos", recuerdan ahora algunos de esos padres, mientras aguardan pacientemente a que sus hijos consuman las cuatro horas de ensayo en un local cedido por alguna instituci¨®n p¨²blica.
Con el tiempo, el n¨²mero de chavales creci¨®, y hace cuatro a?os se uni¨® a ellos el m¨²sico estonio Urmas Tammik, primer violonchelista en la Orquesta Ciudad de M¨¢laga y ahora tambi¨¦n director e ide¨®logo de la Joven Orquesta.
Tammik ha aportado una identidad clara a la agrupaci¨®n, que ahora es una orquesta sinf¨®nica. Y tambi¨¦n se ha propuesto demostrar que apostando por la formaci¨®n pr¨¢ctica se puede destrozar el mito de que los buenos m¨²sicos que hay en Espa?a son extranjeros o se han formado fuera.
El director es exigente, pero en los ensayos no se respira tensi¨®n ni hay caras fatigadas despu¨¦s de cuatro horas ante la partitura. "Ahora estamos metiendo una pieza de Haydn que tiene que estar para el pr¨®ximo concierto", dice Tammik. "Cuando empezamos nos centr¨¢bamos en piezas infantiles, pero poco a poco hemos ido tocando cosas complejas. Los ni?os al principio dicen 'esta m¨²sica es fea', pero yo digo que no hay m¨²sica fea si se domina".
Mientras Tammik y los chavales machacan el nuevo repertorio, los padres corren como locos de un sitio para otro organizando los conciertos: fotocopian partituras, negocian las actuaciones y se ponen de acuerdo para el transporte. No siempre hay dinero para alquilar un autob¨²s.
Este a?o, la orquesta ha firmado un convenio con la Diputaci¨®n de M¨¢laga por el que la instituci¨®n contribuye con 1.800.000 pesetas al sostenimiento de la agrupaci¨®n a cambio de que ¨¦sta lleve su m¨²sica a los pueblos.
"Esto nos permite un cierto desahogo, pero de todas formas los padres estamos muy implicados, porque el dinero que tenemos tampoco es tanto", dice uno de ellos. ?Les pesa? "?En absoluto!. Cuando los vemos disfrutar y mejorar en los conciertos no cabemos en los sillones del orgullo".
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