La barba de la izquierda SERGI P?MIES
La barba que luce V¨ªctor R¨ªos, coordinador de la presidencia de Izquierda Unida, se est¨¢ convirtiendo en un s¨ªmbolo. "?Qu¨¦ tiene que ocurrir para que se la afeite?", se preguntaba Josep Mart¨ª G¨®mez en La Vanguardia. "Hay que tener valor para llevar una barba tan diferente", ironizaba el el¨¦ctrico asesor est¨¦tico Llu¨ªs Llongueras en Catalunya R¨¤dio. ?Afeitarse o no afeitarse? ?sa es la cuesti¨®n. Esta decisi¨®n, sin embargo, ha cambiado despu¨¦s del 12-M. Si el pacto entre fuerzas te¨®ricamente de izquierdas hubiera triunfado (pese a la poca convicci¨®n con la que sus componentes lo defendieron), la barba de R¨ªos hubiera podido llegar a ser imitada y convertida en moda. Pero, tras el fiasco, la disyuntiva acrecienta sus niveles de duda. Si V¨ªctor R¨ªos se afeita -que no lo har¨¢ ya que tengo entendido que se trata de una promesa-, renunciar¨ªa a uno de sus s¨ªmbolos y, en cierta medida, se dejar¨ªa llevar por la corriente, no por decisi¨®n y evoluci¨®n propias sino por una simple derrota. Si, en cambio, decide mantenerla, se arriesga a seguir perdiendo adeptos y situarse en una posici¨®n est¨¦tico-ideol¨®gica que rompe con el molde que ofrece la competencia pol¨ªtica.Conservando su barba tal cual, R¨ªos se reafirma en una coherencia que s¨®lo le sirve a ¨¦l y que el electorado rechaza. Una situaci¨®n intermedia pasar¨ªa por arreglarse la barba, en plan Almunia. Si el Partido Comunista fue capaz de perdonarle la vida a la monarqu¨ªa y correr algunos tupidos velos para facilitar la consolidaci¨®n de la democracia, afeitarse vendr¨ªa a ser algo as¨ª como renunciar a un rasgo propio por el bien de los dem¨¢s. Salirse de la ortodoxia y, con un cierto cambio de look, aspirar a una renovaci¨®n veros¨ªmil tendr¨ªa su punto. ?Pero resultar¨ªa lo suficientemente convincente o el gesto renovador de R¨ªos le desproveir¨ªa de aquello -su barba- por lo que es conocido? El dilema que se le plantea a R¨ªos -si es que se le plantea- es el mismo que, en estos momentos, experimentan muchos progresistas tradicionalmente de izquierdas y ahora hu¨¦rfanos de referentes transformadores de la sociedad (al no detectar ning¨²n progresismo a la izquierda, muchos votantes han decidido apostar por otra clase de progresismo -m¨¢s individualista y competitivo- pero igualmente respetable). Cuando, a voces, dice Rodr¨ªguez Ibarra que de tanto pretender renovarse siguiendo el consejo de los expertos el PSOE ha perdido su identidad de izquierdas, est¨¢ hablando, en el fondo, de su barba chamuscada, de la carbonizada de Almunia, de la incendiada de Serra, de la tostada de Rubalcaba y de la fosilizada de R¨ªos.
?Qu¨¦ hacemos, pues? ?Cojemos unas tijeras y empezamos a afeitar a todo el mundo siguiendo un patr¨®n capilarmente correcto? ?Metemos a todos los barbudos -Mayor Oreja inclusive- en una nave y los mandamos a Marte? ?Retiramos de la pol¨ªtica a todo aquel que no lleve un bigote? ?O empezamos a atender las necesidades reales y los deseos de los millones de votantes que, a pesar de los reiterados errores de una izquierda enferma de burocracia interna, les ha seguido votando a riesgo de perder las elecciones? Quiz¨¢ porque no le dan ninguna importancia a la barba, sea ¨¦sta valleinclanesca o rodriguezibarre?a, responda o no a una promesa. Lo que quieren los que votaron a IU, al PSOE y parte de los que votamos en blanco es que, a pesar de haber perdido las elecciones, aprovechen este capilar ornamento conocido como barba para, mes¨¢ndosela durante el tiempo que convenga (pero rapidito), reflexionen sobre si siguen siendo fieles a algo, qu¨¦ demonios representan y a qu¨¦ proyecto pretenden servir. Porque cuando la ¨²nica diferencia entre unos y otros es que unos llevan barba y los otros no, la gente prefiere los que no la llevan.
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