Edificios inteligentes, empleados embrutecidos
Llevo seis a?os trabajando en un edificio de los que se ha dado en llamar "inteligentes". Trabajo de secretaria, paso la mayor parte de la jornada sentada y, exceptuando d¨ªas espec¨ªficos, mi trabajo no puede calificarse de agobiante. Sin embargo, salgo cada d¨ªa de ese edificio como quien vuelve a recoger la aceituna: machacada. Antes me dedicaba a la ense?anza. Peleaba seis horas diarias con treinta y muchos alumnos; gritaba, me cabreaba y ten¨ªa que hacer uso constante de todas mis capacidades para evitar que, en cuesti¨®n de segundos, los alumnos convirtieran el aula en un campo de batalla. Sin duda, era una tarea mucho m¨¢s estresante, pero nunca sal¨ªa del colegio con la desgana que me invade ahora al salir de la oficina.?Por qu¨¦? Quiz¨¢ sea porque en los colegios hay ventanas por donde entra directamente la luz del sol y que pueden abrirse para refrescar el ambiente cada vez que se carga un poco. En los edificios "inteligentes", la luz es artificial; las ventanas no pueden abrirse; las puertas suelen mantenerse cerradas y los filtros de aire no se cambian con la frecuencia necesaria. As¨ª, los trabajadores inhalamos a diario un aire viciado, cargante y malsano, y los que nos vemos condenados a pasar ocho o m¨¢s horas diarias en estas "cuevas inteligentes pero deshumanizadas y antihigi¨¦nicas", salimos cada d¨ªa con una inmensa sensaci¨®n de apat¨ªa y agotamiento, con la mente aletargada y el cuerpo atolondrado.
No es por el estr¨¦s, ni por pasarnos horas literalmente pegados a una silla, ni por una pereza cr¨®nica ni nada parecido. Es la falta de una bocanada de aire fresco, de luz solar y, en definitiva, de un ambiente m¨¢s sano. Estos edificios "inteligentes" que est¨¢n dise?ados para controlar con todo detalle las diversas instalaciones, han pasado por alto lo m¨¢s indispensable: la salud de los empleados. De poco sirven todas estas instalaciones si no son capaces de evitar que vayamos perdiendo nuestra visi¨®n yPasa a la p¨¢gina siguienteViene de la p¨¢gina anterior
capacidad pulmonar y, con ellas, nuestras energ¨ªas. A estas alturas creo que deber¨ªamos plantearnos que nuestro rendimiento no viene dado s¨®lo por el resultado directo de nuestras aptitudes: la falta de luz natural nos deprime y la falta de ox¨ªgeno nos embrutece.- .
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.