Jospin propone elevar el plazo de cotizaci¨®n de los funcionarios para garantizar las pensiones
La presi¨®n social surgida en la izquierda francesa est¨¢ forzando al Gobierno de Lionel Jospin a plantear con mucha prudencia las reformas necesarias para la modernizaci¨®n del Estado. Interpelado por un asunto como el de las pensiones que, despu¨¦s de a?o y medio de estudio, no admite ya m¨¢s demoras, el primer ministro anunci¨® ayer la "apertura de una negociaci¨®n" sobre la "propuesta" de homologar el tiempo de cotizaci¨®n de los funcionarios, actualmente 37,5 a?os, a los 40 establecidos en el r¨¦gimen general de la Seguridad Social."Prolongar el tiempo de cotizaci¨®n garantizar¨ªa las pensiones de los funcionarios sin que la colectividad tenga que asumir una nueva carga, pero el Gobierno no quiere imponer una soluci¨®n", dijo ayer un Jospin consciente de que se mov¨ªa en terreno minado, tan explosivo socialmente que tres primeros ministros (Michel Rocard, en 1991; ?douard Balladur, en 1993, y Alain Jupp¨¦, en 1995) ya se han estrellado al intentar resolverlo.
Jospin repiti¨® ayer que defiende "las pensiones por repartici¨®n" porque corresponden a su "modelo de sociedad", pero anunci¨® tambi¨¦n que, sin recurrir a la capitalizaci¨®n, "el Estado, sin ceder a las facilidades, a menudo ilusorias, de la especulaci¨®n, examinar¨¢ c¨®mo los productos y dividendos que produce el patrimonio del Estado pueden aumentar el fondo de reserva" que ha de permitir pagar pensiones que la demograf¨ªa pone en peligro: "A finales del 2000, el fondo dispondr¨¢ ya de m¨¢s de 20.000 millones de francos [medio bill¨®n de pesetas]".
La consigna del primer ministro de "dialogar y hacerse comprender y no imponer nada por la fuerza" manda sobre los prop¨®sitos reformadores, en este momento en el que las din¨¢micas centr¨ªfugas desatadas en la izquierda atacan la credibilidad del Ejecutivo. A riesgo de quedar atrapado en el inmovilismo, el Ejecutivo de la izquierda plural acaba de capitular en toda regla ante los funcionarios de Hacienda, opuestos a una reforma administrativa considerada como punta de lanza de la necesaria modernizaci¨®n del Estado.
El comunicado con el que el ministro de Hacienda, Christian Sautter, ha oficializado la renuncia ilustra el clima de resignaci¨®n con invocaciones al "bloqueo sindical", a la "responsabilidad" gubernamental y a la "preocupaci¨®n" de los ministros en el "apaciguamiento" de la situaci¨®n. Mortificado por la decisi¨®n de Jospin, Sautter se ha planteado dimitir, seg¨²n Le Monde.
Parad¨®jicamente, las reivindicaciones sociales destapadas al calor de la bonanza econ¨®mica y las torpezas de algunos miembros del Gobierno est¨¢n poniendo en aprietos al Ejecutivo mucho m¨¢s que lo que cabe atribuir a la oposici¨®n. Debilitado ¨¦l mismo en los sondeos, Jospin se aplica a la tarea de apaciguar las revueltas aguas del electorado de izquierdas y resta?ar las fisuras m¨¢s notables de su Gabinete.
Crisis en Educaci¨®n
La idea de que el primer ministro est¨¢ abocado a sustituir a determinados miembros de su equipo ha empezado a instalarse en la vida pol¨ªtica francesa, pese a que tambi¨¦n el ministro de Educaci¨®n, Claude All¨¨gre, el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de la cadena, se muestra m¨¢s abierto y cooperativo que nunca, dispuesto ahora a renunciar a su reforma de la formaci¨®n profesional.El reajuste ministerial que la situaci¨®n parece requerir resulta doblemente doloroso para el jefe del Gobierno, ya que All¨¨gre es amigo suyo desde hace 40 a?os.
Pero tras las manifestaciones de ayer, que sumaron 30.000 personas en toda Francia, una nueva jornada de movilizaciones est¨¢ convocada en la ense?anza p¨²blica para este viernes. La aversi¨®n que su figura provoca entre profesores, padres de alumnos y el conjunto de la Ense?anza ha convertido en di¨¢logo de sordos todos los intentos conciliadores.
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