Paciencia
LUIS GARC?A MONTERO
"Abajo todo, todo, excepto la derrota", escribe Luis Cernuda en uno de los poemas de Un r¨ªo, un amor. Se trata de un buen verso, cargado de belleza, de complejidad, una mezcla de peligros y virtudes. La literatura suele aprovechar el esp¨ªritu melanc¨®lico de la derrota, le saca partido a los perdedores, a los que sufren la soledad y la humillaci¨®n de un tiempo hostil. Pero la ¨¦pica de los naufragios resulta peligrosa cuando se convierte en un m¨¦todo de vida, en un ideal absoluto, porque es justo y necesario procurar que los barcos abran sus velas sobre la piel del mar y nos lleven hasta el puerto que estamos buscando, hasta la orilla que sue?an nuestro tim¨®n y nuestra br¨²jula. Siempre es mejor ganar que perder, sea jugando a las cartas o sea en una elecciones pol¨ªticas. Lo importante es tener en cuenta que no se puede ganar a cualquier precio, que a veces el capit¨¢n debe hundirse con su barco. No es obligatorio perder la dignidad, ni en los buenos ni en los malos momentos, ni en el castillo jugoso del pr¨ªncipe ni en la isla olvidada del superviviente. La literatura legendaria de la derrota s¨®lo se justifica cuando ilumina las peripecias de la dignidad.
La derrota de la izquierda en las elecciones espa?olas ha provocado pocos episodios de dignidad, hasta el punto de que son menos humillantes los resultados oscur¨ªsimos que algunos comportamientos demasiado ansiosos. Causa estupor ver al joven afirmando decididamente los valores de la juventud en la renovaci¨®n de su partido o al viejo insistiendo en que ahora es m¨¢s necesaria que nunca la sabidur¨ªa de la vejez. El rubio grita que ha llegado el momento de los rubios, el moreno no tiene m¨¢s remedio que asumir el protagonismo que le exige un tiempo marcado por el pelo oscuro, los radicales comprenden el obligado cumplimiento de la radicalidad y los centristas sienten admitir las responsabilidades que cargan sus hombros en situaci¨®n muy indicada para el centrismo. Las aguas pasadas y revueltas parecen mover el molino de todo el mundo. Los profesionales de la pol¨ªtica no est¨¢n solos en las deslenguadas urgencias del inter¨¦s personal, porque algunos columnistas, a falta de an¨¢lisis prudentes, gastan en los peri¨®dicos una chuler¨ªa tosca y canallona, para situarse al margen del desastre. El adjetivo "merdell¨®n" se utiliza en M¨¢laga para calificar a las almas horteras, orgullosas de su propia falta de refinamiento intelectual. Pues eso, hay mucho merdell¨®n que sale a flote en las aguas de los fracasos electorales.
Cada voz intenta reafirmarse, cuando la situaci¨®n invita exactamente a la postura contraria: a compartir la derrota en silencio para pensar dos veces las cosas que van a decirse y lo que se debe hacer. Si nos tomamos en serio que Espa?a ha cambiado sociol¨®gicamente, si valoramos eso que se ha dado en llamar el descr¨¦dito o el fin de la pol¨ªtica, si nos creemos que la gente vota con el bolsillo, entonces habr¨¢ que tomarse la molestia de pensar, habr¨¢ que meditar con paciencia las nuevas reglas del juego. La izquierda necesita saber si es posible todav¨ªa intervenir en la realidad, conseguir la victoria en pr¨®ximas elecciones, sin abandonarse a la geograf¨ªa de la derecha. Necesita paciencia.
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