El Atl¨¦tico, en alerta roja
El Numancia humilla en Los Pajaritos a un equipo rojiblanco inm¨®vil y desganado
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Atascados en medio de una l¨ªnea de presi¨®n, sin el bal¨®n, sin calma, sin apenas ideas para salir del avispero; encerrados en la caja de ruidos que prob¨® ser el estadio de Los Pajaritos, entre la b¨®veda de listones de madera y el c¨¦sped, los jugadores del Atl¨¦tico debieron sentirse abrumados ante lo que se apareci¨® como una evidencia a los ojos de los alborozados aficionados del Numancia: que cuando la situaci¨®n es l¨ªmite, cuando el descenso a Segunda Divisi¨®n toma forma, no sobrevive el m¨¢s dotado de talento sino el que sabe convivir con el peligro. Esa fue la distancia que separ¨® a un equipo del otro. El Atl¨¦tico sali¨® al c¨¦sped de Soria sumido en la incredulidad, agarrotado por un miedo cerval. El Numancia jug¨® a sobrevivir, y se comi¨® a su contrincante a fuerza de balones bombeados y cabezazos a discreci¨®n.Adem¨¢s de perder la pelota, el Atl¨¦tico perdi¨® terreno en todos los ¨®rdenes del juego. Perdi¨® en los balones altos. Perdi¨® en los balones divididos. Perdi¨® en los marcajes. Defensivamente fue un caos. Nadie en el Atl¨¦tico parec¨ªa tener noticias de las tremendas condiciones de los delanteros del Numancia para cabecear las faltas y los saques de esquina. Una coyuntura que Chispa Delgado aprovech¨® para evocar al p¨®ster t¨®pico de Michael Jordan volando en solitario hacia la gloria. En la empresa le ayud¨® I?aki, su colaborador m¨¢s cercano, que le abasteci¨® de centros cada vez que quiso. Chispa, un delantero que hace un a?o fatigaba en el banquillo de Nacional de Montevideo, se limit¨® a estirar el cuello a la salida de un c¨®rner, a los pocos minutos del arranque. Fue gol. Luego repiti¨® la operaci¨®n en una falta (convenientemente lanzada por el escurridizo I?aki), cuando mediaba el segundo tiempo. As¨ª anot¨® el segundo gol.
NUMANCIA 3-ATL?TICO 0
Numancia: N¨²?ez; Jaume, Soria, Iv¨¢n Rocha, Octavio; I?aki (Moreau, m.42), Nagore, Casta?o, Pacheta; Chispa Delgado (Barbu, m.66) y Ojeda (Rivera, m.38).Atl¨¦tico: Molina; Mena (Hugo Leal, m.45), Ayala, Gamarra, Capdevilla; Aguilera, Bejbl (Roberto, m.76), Valer¨®n, Solari (Lard¨ªn, m.61); Kiko y Correa. Goles: 1-0. M.10 Chispa Delgado, a la salida de un c¨®rner. 2-0. M.55, Chispa Delgado tras saque de falta de I?aki. 3-0. M. 37, Barbu, a pase de I?aki. ?rbitro: Jap¨®n Sevilla. Amonest¨® a Pacheta y Solari. Expuls¨® a Ayala. Estadio de Los Pajaritos, lleno por segunda vez en la temporada (9.500 espectadores).
El Atl¨¦tico no defend¨ªa ni atacaba. No hac¨ªa nada bien. El aislamiento de los delanteros del Atl¨¦tico fue un s¨ªntoma. Bejbl, una causa de la desventura de todo su equipo. Porque a partir de Bejbl, el Atl¨¦tico perdi¨® la pelota, y cualquier posibilidad de dirigir un ataque constante contra el marco de N¨²?ez. Desde el principio, los jugadores con mejores condiciones para manejar el juego quedaron marginados. Valer¨®n se borr¨®. Kiko, en muy baja forma f¨ªsica, malvivi¨® arrinconado contra el pecho de Iv¨¢n Rocha, que fue un muro y una fuente de claridad para sacar el bal¨®n desde atr¨¢s.
Lo de Solari, uno de los hombres m¨¢s incisivos del Atl¨¦tico, se convirti¨® en una carrera de obst¨¢culos cada vez que recibi¨® el bal¨®n, con uno, dos y tres contrarios por delante y a a?os luz de la l¨ªnea de fondo. Se dir¨ªa que el campo se le hizo demasiado chico a Bejbl, que rob¨® todos los balones del mundo y despu¨¦s los mand¨® a la grada. No hubo pases suyos a los extremos, en condiciones propicias para un desborde.
"?Que bote Pajaritos!", bramaba el estadio despu¨¦s del segundo gol. El alborozo fue general. Cuando Barbu meti¨® el tercero, la afici¨®n se consider¨® salvada: "?Numancia es de Primera!". Y cruzado de brazos, con el rostro descompuesto por los gestos airados, el t¨¦cnico del Atl¨¦tico, Radomir Antic, hizo cambios desesperados para achicar el agua de una barca agujereada por los cuatro costados. Su gesto m¨¢s trascendental fue quitar a Bejbl para meter a Valer¨®n y al defenestrado Hugo Leal en el medio centro. Fue una decisi¨®n atinada que Antic enturbi¨® al retirar a Solari de la banda izquierda para dar paso a Lard¨ªn, un jugador intrascendente esta temporada.
Con ese orden, el Atl¨¦tico mantuvo el tipo. Recuper¨® el bal¨®n, abri¨® un poco m¨¢s el campo, y gan¨® en profundidad. El problema es que ya todo daba igual. Como dio igual que fuera Barbu en lugar de Chispa el que recibiera otro pase de gol -siempre de I?aki, un extremo notable- para marcar el tercero del Numancia, que para entonces volaba hacia la permanencia.
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