Lecci¨®n en 'La corona de espinas'
La sabidur¨ªa nace de la mano de los maestros, al amor de sus palabras y paseando con ellos por su huerto. El refr¨¢n oriental ha sido recobrado por el Colegio de Arquitectos de Madrid. Quiere dar a conocer p¨²blicamente la sabidur¨ªa inscrita en la mejor arquitectura de la ciudad, de cuyo deleite la ignorancia y el v¨¦rtigo de la vida urbana nos alejan tanto. El Colegio sigue una pauta: selecciona un edificio singular; entra en contacto con su arquitecto; realiza una convocatoria al p¨²blico; fleta autobuses y, el ¨²ltimo s¨¢bado de cada mes, traslada a los interesados a la obra cuyos alarifes la explican al detalle.Los sabios elegidos este mes para pasear a su lado han sido dos madrile?os casi septuagenerios. Su huerto no es un terreno sembrado de hortalizas. Es m¨¢s bien, surgido de sus manos, uno de los edificios m¨¢s singulares de todo Madrid: La corona de espinas, en Ciudad Universitaria junto a La Moncloa.
Fernando Higueras es arquitecto desde hace cuatro d¨¦cadas. De su estudio de la Avenida de Am¨¦rica han nacido proyectos que hoy se alzan desde El Espinar de Segovia, a Canarias, M¨®naco, incluso al lejano emirato de Ab¨² Dhabi, en el Golfo P¨¦rsico. Es hombre de vitalidad impar. Enamorado de la m¨²sica -fue tenor en su juventud- ha cosechado premios nacionales de acuarela, pintura y fotograf¨ªa, as¨ª como de su gran pasi¨®n, la arquitectura, que ¨¦l define situada "m¨¢s all¨¢ de la construcci¨®n". Por sus saberes art¨ªsticos y plurales destrezas su proyecto, en el que intervino otro gran arquitecto, Antonio Mir¨®, fue seleccionado para el edificio que hoy es sede del Instituto del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol. Es uno de los centros de restauraci¨®n y conservaci¨®n de arte m¨¢s importantes del mundo por ser Espa?a superpotencia arqueol¨®gica y art¨ªstica. S¨®lo Italia posee un centro parecido.
Pero el edificio madrile?o que alberga el Instituto es ¨²nico. Data de 1970. Tiene una estructura circular y trianillada, en hormig¨®n, de 40 metros de radio, dividida en 30 gajos. Posee 56 m¨®dulos en la fachada, cuatro plantas, tres visibles y una retranqueada, m¨¢s un claustro central transparente y seis patios. Cost¨® 1.600 millones. La desidia pol¨ªtica lo mantuvo sin uso veinte a?os. Fue incluso saqueado. Por fuera, se asemeja a una tarta embalada con alambre de espino y tajada en una porci¨®n, su entrada. Por dentro, se escucha el relato de una osamenta viva impregnada de sentido pr¨¢ctico y belleza.
Su circularidad abrevia los trayectos interiores. Hay muelles para obras de arte de gran formato, ascensores, laboratorios y talleres donde tratar retablos, tambi¨¦n carrozas de gran porte. La luz penetra l¨ªmpida hasta la entra?a del edificio. En su seno, la tensi¨®n huye, el espacio se humaniza y la comunicaci¨®n brota. Arquitectura.
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