JAVIER TORRES VELA Una experiencia bu?uelesca
J
avier Torres Vela, presidente del Parlamento andaluz, invirti¨® un a?o de su vida en buscar un partido que coincidiera con sus convicciones ideol¨®gicas. Fue un caso raro de vocaci¨®n pol¨ªtica sin prejuicios. El estudiante de Ciencias Exactas hab¨ªa llegado a Granada, desde Pozo Alc¨®n, su pueblo de Ja¨¦n, a comienzos de los setenta, sin conciencia de clase pero con los ojos abiertos y permeables. En su alojamiento, el colegio mayor de San Bartolom¨¦ y Santiago, encontr¨® el batiburrillo ideol¨®gico propio de los tiempos. Casi todos los residentes preparaban algo o se preparaban contra algo en aquel inquieto hormiguero donde se curt¨ªan los ¨²ltimos cachorros franquistas y se memorizaban los conceptos del materialismo hist¨®rico seg¨²n Marta Harnecker, la quinta evangelista.
Sin embargo, no fue el contacto con otros estudiantes avezados en la mec¨¢nica marxista, ni un inopinado descubrimiento de la lucha de clases, lo que indujo en 1974 a Javier Torres a buscar el partido en donde mejor cuadrara su pensamiento. Fue una experiencia bu?uelesca. Torres Vela, como encargado del cine club de la residencia estudiantil, decidi¨® programar una pel¨ªcula de Bu?uel Viridiana. Las autoridades gubernativas se opusieron en rotundo. Estaba prohibida. La grotesca emulaci¨®n de la Santa Cena estaba considerada una perversi¨®n. Aquel choque contra la censura fue como frotar dos piedras de s¨ªlex: salt¨® la chispa. Torres Vela tuvo plena conciencia de la libertad y decidi¨® abogar por ella, pero no de una manera exaltada, sino cerebral, moderada. Su lectura principal, entonces, fue la visi¨®n cr¨ªtica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica que describi¨® Fernando de los R¨ªos en su Viaje a la Rusia sovietista.
En 1975 Torres Vela encontr¨® al PSOE y, en ¨¦l, a un tipo gordo, que a¨²n sigue gordo, ?ngel D¨ªaz Sol, y una chica menuda que quiz¨¢ ya se acomodaba la trenza en rosca como la Dama de Elche, Mar¨ªa Izquierdo. En 1977 ya era secretario provincial del partido en Granada e impart¨ªa clases de Estad¨ªstica en la Universidad no para matem¨¢ticos sino para psic¨®logos. Su primera experiencia pol¨ªtica traum¨¢tica ocurri¨® en 1983. El partido lo design¨® como presidente de la Diputaci¨®n de Granada. Todo estaba listo para su elecci¨®n, pero en el momento de elevar los votos se arm¨® la de Dios es Cristo, y un n¨²mero respetable de conjurados del Partido Socialista proclamaron la rebeli¨®n de los catetos que, m¨¢s que una rotura ideol¨®gica, solapaba la defensa de oscuros intereses de determinados personajes vinculados al socialismo de los a?os iniciales. Los rebeldes eligieron como presidente a Juan Hurtado y consumaron de este modo la quiebra del partido.
Este asalto tuvo, sin embargo, su lado favorable y un a?o despu¨¦s el hombre destinado a presidir la Diputaci¨®n de Granada iniciaba su carrera pol¨ªtica en la Junta de Andaluc¨ªa como consejero de Cultura. Entonces, en Sevilla, estaba todo por hacer. Torres Vela recibi¨® las transferencias culturales de Javier Solana y se puso manos a la obra para crear una estructura b¨¢sica en su gabinete.
Un d¨ªa despu¨¦s de ser elegido miembro del gobierno andaluz, los funcionarios oyeron en la calle un fuerte traqueteo y una respiraci¨®n asm¨¢tica pero poderosa. Salieron al exterior y encontraron un cami¨®n cargado literalmente de expedientes sin resolver relativos a licencias en los cascos hist¨®ricos. ?Eran las transferencias!
La pol¨ªtica era a¨²n un ejercicio de convicciones y por eso Torres Vela no tuvo inconveniente en detener una urbanizaci¨®n de lujo consentida por el alcalde de Granada y compa?ero de partido, Antonio Jara, a pocos metros de la Alhambra. Una segunda crisis roz¨® a los socialistas, a¨²n ocupados en sofocar la rebeli¨®n de los catetos. La ¨²nica vez que le tembl¨® el pulso fue cuando descubri¨® graves irregularidades en la gesti¨®n de la Alhambra, cuyo responsabilidad compet¨ªa a determinados prohombres de la Granada conservadora. No fue capaz de desvelar los resultados de la auditor¨ªa, una copia de la cual guarda en su casa. Sobre ella medita con frecuencia como si fuera la reliquia de un santo.
En pol¨ªtica funcionan las premoniciones. El primer acto administrativo del hoy presidente del Parlamento como consejero de Cultura consisti¨® en autorizar una gira por Andaluc¨ªa de la compa?¨ªa Els Comediants y su espect¨¢culo Demonis. Cuando lo representaron en Granada la derecha organiz¨® un rosario de desagravio y los ultras aporrearon a los espectadores en la cabeza con un crucificado de madera. Uno de los que rezaron contra los demonios bajo los calca?ales de una imagen de la Inmaculada era Gabriel D¨ªaz Berbel. Sin duda una buena escena que le har¨ªa pensar a torres Vela de nuevo en Viridiana.
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