La izquierda sin partidos
Ser de izquierda es algo diferente que ser miembro de un partido pol¨ªtico que se conoce socialmente por nombres como socialista, obrero, izquierda, comunista y similares. Que las dos cosas sean distintas se demuestra porque se pueden separar y de hecho las hemos visto muchas veces separadas. Conocemos a personas afiliadas a partidos de izquierdas que han hecho cosas que no s¨®lo no reflejan los valores propios de las izquierdas, sino que eran inmorales y abiertamente delictivas. Ser de izquierda no es necesariamente ser miembro de un partido que se dice de izquierda. A veces las dos cosas coinciden, a veces no. Pero hag¨¢monos una vez m¨¢s la pregunta que despu¨¦s de cada rev¨¦s hist¨®rico retorna como una cantinela desesperada: ?qu¨¦ es ser de izquierdas? Voy a explicar c¨®mo lo entiendo yo.Considero que soy de izquierda desde que en mis a?os de jesuita en El Salvador conoc¨ª de cerca los da?os que la avaricia de los ricos causa de una manera sistem¨¢tica y estructural a los pobres. Soy una persona que cree firmemente y todos los d¨ªas que en el mundo hay pobres y ricos, unidos muchas veces funcionalmente por v¨ªnculos de explotaci¨®n; que hay opresores y oprimidos, verdugos y v¨ªctimas, ganadores y perdedores, afortunados y desafortunados. Esto no es manique¨ªsmo, sino una simple constataci¨®n de las diversas suertes que ocurren en las vidas humanas. Pues bien, yo he elegido tomar parte intencionalmente y ver las cosas y los asuntos humanos desde el punto de vista de los pobres, oprimidos, v¨ªctimas, perdedores y desafortunados de este mundo, aunque yo no sea uno de ellos. Esto me da una visi¨®n de las cosas totalmente diferente, y aun opuesta a las visiones de quienes -con todo derecho y raz¨®n- miran al mundo desde el balc¨®n de los ricos, los opresores, los verdugos, los ganadores, los afortunados (a quienes no considero todos iguales).
He decidido adem¨¢s poner mi talento, el mucho o poco que Dios me ha dado, mis energ¨ªas intelectuales, mi pluma y mi voz al servicio, un modesto, t¨ªmido y lejano servicio, de todos ellos. Trato de hacerlo sin odiar, y menos perjudicar, a los que est¨¢n en la otra orilla de la suerte. Todos somos hijos de Dios, es decir, ciudadanos de una misma patria y de un mismo mundo. Pero mis preferencias est¨¢n claras, porque ser de izquierda es una cuesti¨®n de preferencias, es implicarse en un sistema de preferencias sesgado hacia los "de abajo". Bleeding harts (corazones sangrantes) llaman con desprecio en Estados Unidos a los intelectuales como yo. Mejor sangrando que tener el coraz¨®n de piedra. Y si luego se trata de llevar a cabo acciones colectivas, como pedir el perd¨®n de la deuda externa de los pa¨ªses pobres, protestar contra el racismo, condenar el maltrato de las mujeres, defender la seguridad social o criticar el abuso de autoridad de la Iglesia cat¨®lica, all¨ª estar¨¦ yo. Estar¨¦ naturalmente, sin mucho reflexionar y sin esfuerzo, como una piedra que cae a su centro de gravedad. Y cuando se trate del ritual colectivo de las elecciones, l¨®gicamente el instinto me lleva hacia quienes, por lo menos, emplean palabras que suenan como mis ideales y prometen acciones que casan con mis deseos. ?Me entienden lo que quiero decir con ser de izquierdas?
As¨ª entendidas, mis ideas de izquierda no dependen del resultado de las elecciones generales. Los ¨¦xitos no me las graban m¨¢s hondo, ni las derrotas me las entierran. Entre otras cosas, porque mis ideales pol¨ªticos, el llevar a cabo una transformaci¨®n de la sociedad humana que elimine todo el sufrimiento innecesario, que nos infligimos unos a otros por pura avaricia y soberbia, no les he visto reflejados en ning¨²n programa electoral ni he cre¨ªdo a los partidos que contend¨ªan capaces de intentar una transformaci¨®n. Naturalmente, he votado a uno de ellos, al que me ha parecido m¨¢s aproximado a mis ideales. Sin embargo, la derrota de la izquierda en las pasadas elecciones no es una derrota de mis ideales, que en ning¨²n caso estaban sometidos al veredicto de la mayor¨ªa, de la moda o del mainstream. ?Qu¨¦ izquierda ha sido derrotada? La m¨ªa, no. Los partidos de izquierda probablemente, aunque el veredicto de las urnas s¨®lo ha certificado la defunci¨®n antigua de los ideales de izquierda en las formaciones pol¨ªticas que han perdido votos. Mi izquierda no ha sido derrotada. Lo ser¨¢ cuando alguien me demuestre que la opci¨®n preferencial por los pobres es il¨®gica, in¨²til o contraproducente.
Luis de Sebasti¨¢n es catedr¨¢tico de Econom¨ªa ESADE en la Universidad Raimon Llull de Barcelona.
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