El regalo de boda JUAN ?NGEL VELA DEL CAMPO
Del estudio-encuesta sobre h¨¢bitos de consumo cultural que present¨® la Sociedad General de Autores y Editores, hay un dato que se repite como una obsesi¨®n, o m¨¢s bien como un mazazo, en muchos comentarios de personas inquietas sobre el entorno que nos rodea. Es el que se refiere a la lectura, con la terror¨ªfica acusaci¨®n de que la mitad de los espa?oles nunca lee. No es que en el informe el resto de las estad¨ªsticas dejen excesivas salidas al optimismo, pero lo de la lectura es especialmente grave, y m¨¢s a¨²n cuando no existen indicios de un m¨ªnimo cambio de tendencia en el asunto. Recuerdo esto precisamente hoy, 30 de marzo, en que se cumple el centenario del nacimiento de Mar¨ªa Moliner, autora del Diccionario de uso del espa?ol, uno de los libros me atrevo a decir que imprescindibles en la cultura espa?ola del siglo XX y cuya consulta ha supuesto y supone una fuente constante de enriquecimiento en el manejo del idioma. El Mar¨ªa Moliner fue para m¨ª el regalo de boda m¨¢s imperecedero. Desde ese d¨ªa -un cuarto de siglo ya- he hecho lo propio regal¨¢ndoselo a todos mis amigos y conocidos que empezaban una vida en com¨²n, legalizada o de hecho, en pareja o en grupo de dif¨ªcil definici¨®n. ?stas son cosas que deber¨ªan hacer los gobiernos de turno, para dar sentido social a sus ministerios de cultura y para mantener ¨¢gil intelectualmente a la poblaci¨®n, pero por razones y sinrazones que no vienen al caso ni siquiera se lo plantean. Siempre ha estado a la vista y en lugar preferente all¨ª donde he vivido el Mar¨ªa Moliner. Si en la vida familiar alguien ha preguntado qu¨¦ significa una determinada palabra, la visita al diccionario era una y otra vez motivo de gozo, conversaci¨®n e imprevisible divagaci¨®n.
Es curiosa la sensaci¨®n de cercan¨ªa que desprende la autora. No he visto jam¨¢s una foto de ella y s¨¦ lo justito de su vida. Poco importa. Mar¨ªa Moliner se ha convertido en alguien fundamental de la familia, en una especie de t¨ªa abuela con una presencia invisible pero extraordinariamente c¨¢lida y respetuosa, al orientarnos siempre sobre la precisa utilizaci¨®n de nuestro tesoro m¨¢s valioso, el idioma, y al recordarnos permanentemente la historia en evoluci¨®n de las palabras.
En los ¨²ltimos tiempos han aparecido otros diccionarios valiosos como el del espa?ol actual de Manuel Seco, Olimpia Andr¨¦s y Gabino Ramos, al que ¨²nicamente le falta, de momento, la afectividad que desprende la convivencia diaria, el paso del tiempo. Es demasiado joven todav¨ªa, aunque forma buena pareja con el de la querida t¨ªa Moliner.
Tambi¨¦n en el mundo de los sonidos hay una explosi¨®n de diccionarios ¨²ltimamente. Uno de ellos, en 10 vol¨²menes, con 26.000 entradas y 750 colaboradores, est¨¢ dedicado a la m¨²sica espa?ola e hispanoamericana, algo que hac¨ªa falta porque el fundamental de m¨²sica y m¨²sicos en 20 tomos del New Grove, editado por Stanley Sadie, no miraba hacia el sur como desde aqu¨ª se sent¨ªa que deb¨ªa hacerlo, lo cual no invalida su cualidad de Biblia de referencia en el campo musical, y cuya posibilidad de acceso a cualquier hora, como dec¨ªa Jos¨¦ Luis T¨¦llez, "le cambia a uno la vida". Ahora la editorial Akal ha sacado al mercado una oportuna versi¨®n reducida en espa?ol del Grove, con poco m¨¢s de 1.000 p¨¢ginas, lo que unido a la no lejana publicaci¨®n del diccionario Harvard de la m¨²sica, coordinado por Don Randel, en Alianza Editorial, hace que al menos en este sector no estemos tan mal como en la publicaci¨®n habitual de textos musicales, donde la distancia respecto a las ofertas alemanas, inglesas, e incluso francesas, es no solamente abismal, sino preocupante.
Este par¨¦ntesis musical no pretende distraer de lo verdaderamente prioritario de estas l¨ªneas, que no es otra cosa que el recuerdo de una mujer callada y tenaz que escribi¨® un diccionario, y la consiguiente declaraci¨®n de gratitud por las muchas horas de placer en el conocimiento de las palabras que nos ha deparado.
Esta mujer y este diccionario son, aqu¨ª y ahora, un s¨ªmbolo de resistencia, un grito de esperanza, para mantener viva la necesidad de la lectura y la riqueza del idioma como valores fundamentales de la existencia, en unos tiempos por los que soplan vientos borrascosos desde la cultura cotidiana.
Babelia
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