Sucesi¨®n
MIQUEL ALBEROLA
Viniendo de Alberto Ruiz Gallard¨®n, nunca se sabe si un elogio facilita las cosas al destinatario o se las agrava. El caso es que el presidente de la Comunidad de Madrid lo solt¨® durante la presentaci¨®n de la precipitada conferencia que imparti¨® Eduardo Zaplana el mi¨¦rcoles en la capital de Espa?a, casualmente unos d¨ªas despu¨¦s de que Josep Piqu¨¦ dijera que la propuesta de financiaci¨®n auton¨®mcia hecha en su d¨ªa por el presidente de la Generalitat era un buen punto de partida. "[Zaplana] es el hombre que necesita Espa?a en el futuro, cuando cumpla sus actuales compromisos", afirm¨®. Sin embargo, entre el auditorio, aparte de los alabarderos desplazados a prop¨®sito, apenas hab¨ªa un par de ministros con escasas posibilidades de continuidad. El castillo de arena levantado desde el entorno de Zaplana para proyectarlo como uno de los m¨¢s firmes candidatos a la sucesi¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se ha derrumbado con los resultados del 12 de marzo. Pese a la colosal aportaci¨®n de votos realizada por el PP valenciano a la marmita com¨²n, que con el 52,2% supera a la media espa?ola, el esfuerzo queda diluido en el resultado global de la mayor¨ªa absoluta. La contribuci¨®n electoral de Zaplana no ha encontrado la coyuntura que perfilaban los espacios comunes demosc¨®picos. En ese escenario no es determinante que el l¨ªder del PP valenciano tire del carro como el que m¨¢s. Es como presentarse con un pollo cuando la paella ya est¨¢ a punto de caramelo. Ni tan s¨®lo queda la posibilidad de terciar ante Jordi Pujol. El sue?o se ha desplomado: el sucesor de Aznar est¨¢ en la fotograf¨ªa de quienes le arroparon en la terraza del edificio del PP en la calle de G¨¦nova en Madrid en la madrugada del 12-M. Y hay que recordar que Ruiz Gallard¨®n fue invitado a no salir. Incluso ha quedado obsoleta la estructura de Gobierno que lo apuntalaba como v¨¦rtice de dos vicepresidencias, a cuyos titanes -Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll y Jos¨¦ Luis Olivas- quiz¨¢ convenga ir buscando acomodo. Ahora la ¨²nica sucesi¨®n que queda por despejar es la del propio Zaplana. Y no es del todo improbable que dentro de tres a?os sea ¨¦l quien opte a sucederse a s¨ª mismo.
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