"Cuanto menos sepan de m¨ª, mejor"
Kevin Spacey, ganador de un Oscar, por fin lo ha conseguido. El actor cuarent¨®n decidi¨® hace unos a?os rechazar sus caracter¨ªsticos papeles de malo perverso (Sospechosos habituales, LA Confidential y Seven) y escogi¨® American beauty, un papel que no s¨®lo le ha dado un segundo Oscar (tambi¨¦n gan¨® en 1995 un Oscar al mejor actor secundario por Sospechosos habituales), sino que por fin le ha establecido como uno de los galanes de Hollywood."Supe que hab¨ªa llegado la hora de un cambio cuando los productores empezaron a pedirme que interpretara al malo de su pel¨ªcula, pero su pel¨ªcula era realmente espantosa", explica riendo el ganador del Oscar. "Una y otra vez rechazaba cosas que eran versiones trilladas o de menor categor¨ªa, de material que ya hab¨ªa explorado o experimentado. Tend¨ªa a interpretar personajes que estaban como diez pasos por delante de todos los dem¨¢s", contin¨²a diciendo acerca de sus anteriores personajes, hombres oscuros y manipuladores. "Eran algo as¨ª como el tiempo, porque ven¨ªan, hac¨ªan estragos y luego se marchaban. Constitu¨ªan un gran territorio que explorar, pero no uno en el que me quisiera quedar".
El papel perfecto
De modo que, cuando el director de American beauty, Sam Mendes, contrat¨® a Spacey, se sinti¨® aliviado. "El hecho de que me quisiera y reconociera lo que he estado intentando hacer desde LA Confidential me pareci¨® fant¨¢stico", prosigue entusiasmado el actor. "A lo largo de los dos ¨²ltimos a?os he estado buscando la oportunidad de ir a alg¨²n sitio nuevo, de empezar a hacer papeles m¨¢s cercanos a mi propia experiencia y trabajar a un nivel mucho m¨¢s personal, y ¨¦ste era el papel perfecto".
Reconoce que est¨¢ bastante sorprendido por haber ganado el premio. "Es maravilloso, pero me olvid¨¦ de todo el discurso", dice con una sonrisa. "Hillary [Swark, que gan¨® el Oscar a la mejor actriz por Los ni?os no lloran] se olvid¨® de dar las gracias a su marido, pero yo me olvid¨¦ de todo el discurso. Es alucinante".
En su discurso agradeci¨® a sus amigos el que le ayudaran a mantenerse centrado. "Creo que este ¨²ltimo mes ha sido una verdadera pasada y ten¨ªa que darles las gracias por hacer que siguiera con los pies en la tierra", comenta.
?Por qu¨¦ cree ¨¦l que la gente ha conectado con la pel¨ªcula? "Toda ella trata de percepciones, y de lo f¨¢cil que es percibir mal a otro ser humano y de lo f¨¢cil que es creer lo que uno quiere creer de otra persona. Mucha gente est¨¢ muy equivocada respecto a lo que percibe de una persona. Y la pel¨ªcula trata de c¨®mo esto puede causar un malentendido y una tragedia. Cuando le¨ª el gui¨®n, reconoc¨ª algo que creo que mucha gente siente: que tiene un trabajo que en realidad no le gusta, que tiene un jefe que odia, que tiene una relaci¨®n en la que en realidad no hay ninguna clase de comunicaci¨®n, que tiene hijos con los que no tiene nada en com¨²n. Creo que todo el mundo reconoce ese deseo de liberarse de esa clase de vida. La pel¨ªcula se sirve del humor para llegar a un sitio que en realidad es bastante dram¨¢tico y bastante glorioso".
Kevin y la coprotagonista, Annette Bening, a la que adora ("es un milagro"), se esforzaron enormemente en que su situaci¨®n de marido y mujer resultara cre¨ªble. "Creamos su pasado, c¨®mo eran cuando se enamoraron y lo mucho que se quisieron y lo maravillosas que eran sus relaciones sexuales. Hay que retroceder hasta ah¨ª para averiguar en qu¨¦ punto empez¨® a derrumbarse la relaci¨®n y a venirse abajo el matrimonio. En qu¨¦ momento comenz¨® a fallar la comunicaci¨®n y cu¨¢ndo aparecieron las suposiciones y la amargura. Para este papel me bas¨¦ en mi propia experiencia, mis propios deseos y las muchas veces en mi vida en que he querido ir a un sitio nuevo, hacer algo nuevo, probar otra cosa".
El elemento homoer¨®tico de American beauty no pas¨® desapercibido para Spacey cuando acept¨® el papel. La revista Esquire insinu¨® en un art¨ªculo de 1997 que el actor era homosexual. El a?o pasado, se declar¨® heterosexual en Playboy. Pero, ?por qu¨¦ tard¨® dos a?os en responder al rumor?
"No me pareci¨® necesario hacerlo antes", responde Kevin, a quien nunca se le ha asociado con ninguna mujer a pesar de llevar 15 a?os en el candelero. "No veo que el ser gay tenga nada de malo. Me muevo en un mundo en el que todos los d¨ªas trabajo con mucha gente diferente. Son mis amigos, y les quiero. Y muchos de ellos son gay. Y no pod¨ªa imaginarme tener que saltar y decir 'no soy uno de ellos'. Si algunos quieren creer eso, son absolutamente libres de hacerlo y a m¨ª no me interesa lo m¨¢s m¨ªnimo". Luego a?ade sonriendo: "?Estoy ocultando algo? No. Todo el art¨ªculo fue inventado. Es cabreante. Hay gente en mi vida a la que todo esto le parece muy gracioso".
Pero el art¨ªculo de Esquire le ayud¨® a ligarse a muchas chicas que cre¨ªan que era gay. "Para ellas era un reto hacerme volver al buen camino. Y yo las dejaba".
Kevin no es muy dado a los cotilleos sobre el mundillo del cine ni a compartir los secretos personales, que ahora est¨¢n tan de moda confesar en los c¨ªrculos de famosos. "Todo ciudadano que vive y respeta la Constituci¨®n merece el derecho a la intimidad. Sencillamente es una l¨ªnea que nunca me ha interesado cruzar. La gente da por sentado que soy igual de complejo que los personajes que interpreto, y no lo soy", insiste el actor. "Todo lo que puedo decir es que soy muy feliz en mi vida personal", dice sonriendo. "No culpo a la gente por interesarse por m¨ª y tampoco intento detener ese inter¨¦s. Sencillamente no participo de ¨¦l".
"Mire, cuanto menos sepa la gente de m¨ª, m¨¢s se concentra en el actor y m¨¢s f¨¢cil es convencerla de que uno es una persona diferente, y ¨¦se es el trabajo de un actor. No es que haya intentado esconder o proteger algo. Se trata literalmente de interpretaciones".
Nacido en Nueva Jersey, hijo rebelde e inquieto de un escritor de manuales t¨¦cnicos, Kevin tuvo una infancia de chico malo en California. Con 14 a?os ya se hab¨ªa mudado "al menos 10 o 12 veces. Si era un sinverg¨¹enza es porque no ten¨ªa ning¨²n sentido del hogar".
Lo enviaron a la escuela militar despu¨¦s de que le prendiera fuego a la caba?a que ten¨ªa su hermana en un ¨¢rbol, pero no tardaron en expulsarlo por tirarle un neum¨¢tico a un chico durante un combate de boxeo. "Era un jodido monstruito", dice sonriendo.
A los 14 a?os descubri¨® el mundo de la interpretaci¨®n en su instituto de Los ?ngeles. All¨ª actu¨® con Val Kilmer. M¨¢s adelante, los dos entraron en la Escuela de Arte Dram¨¢tico de Nueva York, Juilliard, que Kevin fue invitado a abandonar despu¨¦s de dos a?os por negarse a respetar los horarios. Kevin y Val, que tambi¨¦n ten¨ªa fama de ser de trato dif¨ªcil, actuaron juntos en el debut teatral de Kevin en Nueva York con Enrique IV. Cuando Kilmer se refiere a su experiencia con Kevin durante esta etapa, la compara con Eva al desnudo, un drama de 1950 sobre actores de teatro que se dedican a pelearse y a darse pu?aladas por la espalda.
La experiencia teatral
A principios de los ochenta, Spacey era un actor teatral que luchaba por abrirse camino en Nueva York. Como actor suplente en Hurlyburly, lleg¨® a representar todos los papeles masculinos de la obra (y despu¨¦s fue Mickey en la versi¨®n cinematogr¨¢fica). Su papel decisivo fue en Broadway en 1986 con El largo viaje hacia la noche frente a Jack Lemmon. Su ¨¦xito en escena continu¨® y en 1991 recibi¨® un Tony por Lost in Yonkers. Su ¨²ltima actuaci¨®n teatral fue en las representaciones en Londres y Broadway de The Iceman Cometh, por la que fue nominado de nuevo a los Tony. A pesar de haber representado el papel de un memorable y brutal g¨¢nster en la producci¨®n televisiva Wiseguy (1988), Spacey no se convirti¨® en una estrella internacional hasta ganar en 1995 el Oscar al mejor actor secundario por Sospechosos habituales, y hacer despu¨¦s un papel espectacular en LA Confidential.
?Qu¨¦ se siente al ganar un Oscar? "Cuando oyes tu nombre, se te queda la mente en blanco. No te acuerdas para nada de lo que dices. Es un momento muy emocionante. Despu¨¦s sales fuera y te encuentras a una horda de fot¨®grafos y periodistas, y al d¨ªa siguiente te vas directo a trabajar. Surrealista".
Vestido de negro, muy elegante, Kevin es tan agudo y r¨¢pido como muchos de sus personajes cinematogr¨¢ficos. No se comporta como una estrella, es agradable y encantador, pero no deja entrever nada de su personalidad m¨¢s ¨ªntima. Cuando se le pregunta si es padre de alg¨²n hijo, se limita a contestar: "No me acuerdo". ?Y se ha planteado el casarse y ser padre? "Conozco a gente que est¨¢ junta y tiene hijos, gente heterosexual y homosexual. Mis padres estuvieron felizmente casados durante 46 a?os. Creo en el matrimonio. Ya veremos".
Pero esto es lo que sabemos: Kevin vive en West Village en Nueva York con su dos perros, Legacy y Mini. Y a lo m¨¢s lejos que llega cuando se trata de su vida privada es a hablar de ellos. De lo que realmente le gusta hablar es del trabajo. Afortunadamente, ha actuado con los mejores y tiene un don para recordar incidentes memorables.
Como cuando Al Pacino "abus¨® mentalmente de m¨ª todos los d¨ªas durante siete semanas" en Glengarry Glen Ross. "Fue realmente deprimente", reconoce. Un d¨ªa, Al Pacino le pidi¨® al t¨¦cnico de sonido que no le grabara e improvis¨®. "Me trat¨® de puta mierda y utiliz¨® mi verdadero nombre. La cosa se volvi¨® muy personal. Al final, estaba hecho polvo. Pensaba: ?qu¨¦ estoy haciendo aqu¨ª? ?Cu¨¢ndo se dar¨¢n cuenta de que soy un completo farsante y me echar¨¢n fuera?".
Trabaj¨® con Clint Eastwood, actor superestrella convertido en director, en la versi¨®n cinematogr¨¢fica del ¨¦xito de ventas Medianoche en el jard¨ªn del bien y del mal. "Clint pone mucho cuidado en no intelectualizar demasiado las cosas", recuerda Kevin. "No se habla mucho del trabajo y s¨ª de otros temas. Te hace creer que sabes m¨¢s sobre el papel que ¨¦l. Est¨¢ abierto a cualquier propuesta y hace que todo el mundo se responsabilice de su trabajo. Fue el rodaje m¨¢s relajado, r¨¢pido y f¨¢cil de llevar en el que he estado. Nadie te grita: 'Silencio', 'Acci¨®n', 'Corten'. Muchas veces no sabes si est¨¢s rodando o no, y eso es muy interesante".
"Pero algunas de mis experiencias laborales favoritas no se conocen", prosigue. "Fueron en el teatro: en El largo viaje hacia la noche, con Jack Lemmon, en Broadway, y cuando fuimos de gira a Londres e Israel. Fue todo un a?o de mi vida. Con un equipo de rodaje tienes una familia durante algunos meses, pero la impresi¨®n no es tan honda como en el teatro. Ah¨ª vives con el personaje mucho m¨¢s tiempo".
Oscar y halagos
Por eso Kevin est¨¢ intentando no dejarse arrastrar por todo el bombo del Oscar por American beauty. "No me gusta recrearme con los halagos", dice este actor, que tiene los pies sobre la tierra. "No s¨®lo es peligroso para el talento, sino para uno mismo como persona. No hay que dedicar mucho tiempo a regodearse con lo que uno ha hecho, sino seguir mirando hacia el futuro y no quedarse anclado en un determinado momento. He intentado por todos los medios no sacar partido de esos momentos de ¨¦xito, sino construir una estructura de trabajo".
En cuanto a sue?os por cumplir, concluye con una carcajada. "Ya va siendo hora de que trabaje con Woody Allen. Soy el ¨²nico actor de Nueva York que no ha salido en una de sus pel¨ªculas, maldita sea".
Babelia
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