El extra?o caso del atracador generoso
-?No le he contado a usted lo m¨ªo? Lo m¨ªo fue... ?qu¨¦ quiere que le diga? Raro por lo menos. Hab¨ªa ido a retirar dinero del banco, aqu¨ª al lado. Cuando entr¨¦ no hab¨ªa nadie. El cajero me acababa de dar las 50.000 pesetas que hab¨ªa ido a sacar y entonces not¨¦ algo raro en la garganta. Algo fr¨ªo. Supe que era un cuchillo y, lo que son las cosas, no tuve miedo. Pens¨¦: "Tiene que ser una broma". De reojo vi una mano apoyada en el mostrador de caja. Y una voz en mi o¨ªdo dec¨ªa, muy nerviosa: "D¨¦melo todo; venga, d¨¦melo todo". Yo le intentaba calmar: "Usted, tranquilo, que se lo van a dar todo. Usted, tranquilo". Y mientras sosten¨ªa en alto mis 50.000 pesetas.-Y se las quitaron, claro.
-Espere, que esto tiene su historia. El hombre hizo un adem¨¢n para cogerme los billetes. Y yo le dije: "Esto no, co?o. Que esto es m¨ªo. Ahora te lo dan todo". Y ¨¦l me preguntaba: "?De verdad que es tuyo?". Y yo: "Que s¨ª, hombre, que s¨ª. T¨², tranquilo". Porque ¨¦l estaba muy nervioso. Me di cuenta entonces de que hab¨ªa otro atracador detr¨¢s del primero. Uno m¨¢s bajito que le animaba: "C¨®geselo, venga, c¨®geselo". Y yo venga a decirle: "Joder, que no. Que esto es m¨ªo. Que esto no es del banco".
-Y se lo quitaron, claro...
-Espere, espere. El director de la sucursal hab¨ªa salido fuera de su oficina y estaba intentando calmarlos. Pero ellos no hac¨ªan m¨¢s que decir: "Venga, venga, todo el dinero, que rajo a este t¨ªo". Y a todo esto, sin quitarme el cuchillo del cuello. Y yo sin dejar de agarrar mis 50.000 pesetas. Hasta que, por fin, les dieron el dinero y salieron corriendo.
-?Y sus 50.000 pesetas?
-Pues, ya ve, no me las quitaron.
Antonio C. Jim¨¦nez, un industrial del barrio, dice que cuando lleg¨® la polic¨ªa, los agentes no pod¨ªan creerlo.
-Es la primera vez que o¨ªmos una cosa as¨ª. ?As¨ª que no le quitaron sus 50.000 pesetas?
-No, se?or. Aqu¨ª las tengo.
Y cuenta Antonio C. Jim¨¦nez que luego fue a la brigada de la plaza de Pontejos, a espaldas de la Puerta del Sol. A ver fotos.
-Yo les dec¨ªa: "Pero, co?o, si tienen ustedes el v¨ªdeo del banco... Si all¨ª se les ve claramente". Pero ellos se empe?aron en ense?arme fotos y fotos. Todas me parec¨ªan iguales. Adem¨¢s hab¨ªa uno de los agentes que se empe?aba en decirme: "?Es ¨¦ste?". Y yo le dec¨ªa: "Que no, que ¨¦ste tiene el pelo m¨¢s largo". Y ¨¦l: "Se lo habr¨¢ cortado". Y yo: "Que no, que ¨¦ste no es". As¨ª que cuando me aburr¨ª de ver caras, me march¨¦ de all¨ª, y hasta ahora. Lo m¨ªo es que fue muy raro. Por lo menos, muy raro. ?No le parece?
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