Kosovo. Editorial
Un informe de las Naciones Unidas ha vertido graves acusaciones contra el Cuerpo de Protecci¨®n de Kosovo (KPM), el organismo de defensa civil y reconstrucci¨®n formado por antiguos miembros del disuelto Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK). Seg¨²n denuncia la Unidad de Derechos Humanos de la ONU en Kosovo, el KPM "realiza actividades criminales y viola su mandato". La seguridad de la poblaci¨®n de todas las etnias y el restablecimiento del orden p¨²blico es la gran asignatura pendiente de la comunidad internacional en Kosovo, un a?o despu¨¦s del comienzo de la intervenci¨®n militar contra el r¨¦gimen de Milosevic.El odio generado en los pasados 10 a?os y especialmente tras las matanzas de los dos ¨²ltimos s¨®lo explica parcialmente la violencia e inseguridad existente. Porque al margen de las tensiones inter¨¦tnicas, constantes y graves, como en el caso de la ciudad de Mitrovica, cada vez hay m¨¢s albaneses que son v¨ªctimas de la violencia, intimidaci¨®n, extorsi¨®n y saqueo de mafias con v¨ªnculos evidentes a miembros del Cuerpo de Protecci¨®n.
Las amenazas a pol¨ªticos o periodistas kosovares que defienden la convivencia y la moderaci¨®n son tambi¨¦n sistem¨¢ticas y masivas. La reconstrucci¨®n de la regi¨®n y la superaci¨®n por parte de la sociedad kosovar de los terribles traumas de la guerra y lo que la motiv¨® es sin duda una tarea ingente que llevar¨¢ a?os: d¨¦cadas, si no generaciones. La descomposici¨®n social habida y la destrucci¨®n de los medios de vida de tantos centenares de miles de kosovares, albaneses, serbios, gitanos y turcos, ha generado una cultura de la supervivencia violenta que las fuerzas internacionales no han sido capaces a¨²n de reprimir.
Pero la ONU y sus miembros tambi¨¦n tienen su gran parte de responsabilidad en que esto sea as¨ª. Nueve meses despu¨¦s de concluir la retirada de las tropas serbias siguen sin completarse las fuerzas de la polic¨ªa internacional prometidas para garantizar el orden. La creaci¨®n de un sistema judicial no avanza, la Administraci¨®n sigue paralizada y los fondos prometidos llegan con cuentagotas. Da la impresi¨®n de que la comunidad internacional se ha olvidado muy pronto de unos compromisos cuyo fin era y es neutralizar un nuevo peligro de guerra y enfrentamientos en la regi¨®n.
El Pacto de Estabilidad de los Balcanes, ahora ratificado, requiere en Kosovo, ante todo, medios para fomentar el trabajo, la estabilidad social y la represi¨®n del crimen organizado, un mal end¨¦mico de la regi¨®n que tiraniza a la poblaci¨®n. La mala memoria y la cicater¨ªa son malas consejeras. La cultura de la violencia ha de ser perseguida con energ¨ªa. Eso requiere determinaci¨®n, pero tambi¨¦n medios. No estar¨¢n mal invertidos, porque, por muy cara que resulte a la comunidad internacional la paz en Kosovo, ser¨¢ sin ninguna duda mucho m¨¢s barata que una nueva guerra o el mantenimiento de un foco de crimen y violencia siempre pronto a extenderse en la regi¨®n m¨¢s inestable del continente.
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