El espantap¨¢jaros cuesta una lechuga
Cualquier sistema es bueno para aprender en la escuela. Y a los alumnos de Jos¨¦ Blanco Garc¨ªa, las matem¨¢ticas, especialidad que este profesor les ense?a, deben parecerles, por fortuna, y para su gozo y disfrute, un juego m¨¢gico que se desarrolla en una huerta.El profesor Blanco, consumado ecologista, ha inventado un juego con el que "adem¨¢s de divertirse", explica, "el alumnado aprende la horticultura biol¨®gica".
En el IES Ilipa Magna de Alcal¨¢ del R¨ªo (Sevilla), donde Blanco Garc¨ªa imparte la docencia, buscan un patrocinador que colabore para poder difundir el invento por toda Andaluc¨ªa. Seg¨²n reza en su Gu¨ªa de uso, "el juego no s¨®lo re¨²ne valores pedag¨®gicos, por su car¨¢cter integrador y multidisciplinar, sino que, adem¨¢s, posibilita el desarrollo de actitudes de colaboraci¨®n, o potencia la disponibilidad para trabajar en equipo".
Otros aspectos, como aprender a plantear estrategias para resolver problemas, o la adquisici¨®n de conocimientos pr¨¢cticos "que ayuden a tomar decisiones", dice el profesor, son, tambi¨¦n, valores a destacar de este juego.
Vamos al huerto, as¨ª se llama el invento, propone el cultivo de una parcele hort¨ªcola. El objetivo es lograr la mejor cosecha posible, "aplicando siempre las t¨¦cnicas del cultivo ecol¨®gico" puntualiza Blanco Garc¨ªa. Por eso se premia el ahorro de agua y el esp¨ªritu de colaboraci¨®n en las tareas comunes de limpieza, vigilancia, mantenimiento de herramientas y gestiones diversas.
Dificultades en el juego -que tambi¨¦n las hay- son las "incidencias" como la sequ¨ªa, las plagas, las inundaciones, o los robos. "Resolver correctamente estos contratiempos le supone a los participantes una suma de puntos que, en la pr¨¢ctica del juego significar¨¢n poder plantar m¨¢s zanahorias, lechugas, cebollas, patatas... o lo que, cada jugador haya decidido cultivar", desgrana este matem¨¢tico-inventor, mientras muestra las distintas fichas de las que consta su juego.
Otros objetivos -Blanco Garc¨ªa no ha dejado ning¨²n cabo suelto- son los de recuperar la cultura tradicional asociada a las labores agr¨ªcolas, as¨ª como el uso correcto de sus productos. Y en esa recopilaci¨®n no se olvida de los refranes, ni de las adivinanzas, ni de las poes¨ªas que tienen que ver con el campo... "Todo nos sirve para elaborar las preguntas que luego, colocadas sobre las distintas clases de tarjetas, servir¨¢n a los participantes para avanzar o retroceder en el cultivo de su huerto".
Vamos al huerto es un juego de mesa. La participaci¨®n, en principio, es ilimitada, tanto por la edad, como por el n¨²mero de jugadores. Cada participante tiene un tablero de corcho, que es su huerto, y en ¨¦l va "cultivando", a base de palillos de distintos colore (los rojos son zanahorias, los verdes, lechugas, etc.), sus productos.
Adem¨¢s, sobre un tablero general se colocan las tarjetas, que las hay de cuatro tipos: de preguntas, de riego, las especiales y las de incidencias.
Las tarjeteas de preguntas pueden, a su vez, referirse a hortalizas, a agricultura ecol¨®gica, y a la cultura de la huerta que, tambi¨¦n incluyen cuestiones sobre refranes, tareas agr¨ªcolas, el tiempo, poemas alusivos a la huerta...
Hay tarjetas especiales: el espantap¨¢jaros, la regadera y el b¨²caro. Son tres comodines. El espantap¨¢jaros, por ejemplo, protege de los p¨¢jaros pero, si se pierde, el jugador puede quedarse sin lechugas.
Las inundaciones, las plagas, las sequ¨ªas, las tormentas... Todo cuenta. Y cada jugador incrementar¨¢ o ver¨¢ reducidos sus recursos agr¨ªcolas en funci¨®n de los conocimientos que tenga. As¨ª, "va listo aquel que en enero se ponga a regar", concluye, ri¨¦ndose, el ecologista inventor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.