El exjefe militar de EEUU en Bogot¨¢ se declara culpable de narcotr¨¢fico
"?C¨®mo se declara el acusado?", preguntar¨¢ un juez federal de Brooklyn (Nueva York) el pr¨®ximo d¨ªa 17. "Culpable", responder¨¢ el acusado. Esa escena, cl¨¢sica en los tribunales norteamericanos cuando el acusado quiere evitar un duro juicio y una severa condena, tendr¨¢ esa vez una dimensi¨®n particular. El acusado ser¨¢ el coronel James Hiett, excomandante de las operaciones militares de EEUU contra el narcotr¨¢fico en Colombia. Y se declarar¨¢ culpable de cooperar en el contrabando de droga colombiana en EEUU.
La historia es rocambolesca y da la raz¨®n a tantos latinoamericanos de buena fe que argumentan que, en materia de drogas, en todas partes cuecen habas y en EEUU a calderadas. Tras negar cualquier responsabilidad durante nueve meses, el coronel Hiett, seg¨²n adelant¨® ayer The Washington Post, acepta ahora su parte de culpa en las actividades como camello de su esposa, Laurie Hiett. Y se declara dispuesto a pagar por ello.Detenida en el verano de 1999, Laurie Hiett se declar¨® el pasado enero culpable de introducir hero¨ªna en EEUU a trav¨¦s de la valija diplom¨¢tica y de paquetes postales. Seg¨²n su confesi¨®n, los distintos env¨ªos de hero¨ªna que efectu¨® desde Bogot¨¢ alcanzaron un valor total de 700.000 d¨®lares. Un traficante de Nueva York era el destinatario de las remesas.
En el periodo en que su esposa se dedicaba a esas actividades, el coronel Hiett era el jefe de los 200 militares norteamericanos presentes en Colombia, con la misi¨®n de colaborar en la lucha contra el narcotr¨¢fico. Hiett ten¨ªa oficina en la Embajada norteamericana en Bogot¨¢ y, como su esposa, disfrutaba de inmunidad diplom¨¢tica.
El coronel Hiett acepta ahora que ayud¨® a Laurie a "blanquear" parte del dinero que ¨¦sta obtuvo de su lucrativo negocio clandestino. En concreto, guard¨® en la caja fuerte de su oficina en la Embajada norteamericana en Bogot¨¢ hasta un total de 45.000 d¨®lares en efectivo que ella le fue entregando. Su cooperaci¨®n fue m¨¢s lejos y el coronel se encarg¨® personalmente de ir depositando ese dinero en cuentas bancarias de EEUU, siempre en peque?as cantidades para evitar sospechas y sortear los requisitos legales.
Hiett reconoce que hizo mal, pero insiste en que jam¨¢s quiso preguntarle a su esposa sobre el origen del dinero en efectivo que ella le iba dando y que ¨¦l iba blanqueando. La aceptaci¨®n de que conoc¨ªa ese origen le supondr¨ªa al coronel un castigo mucho mayor. Tras el acuerdo alcanzado para declararse culpable, Hiett puede ser condenado a 19 meses de c¨¢rcel, pero podr¨¢ beneficiarse de libertad provisional. Su esposa recibir¨¢ una sentencia m¨¢s dura el 28 de abril.
El caso, escribi¨® ayer The Washington Post, "a?ade otro motivo de verg¨¹enza para el Gobierno de Bill Clinton, y particularmente el Pent¨¢gono, en un momento en que est¨¢ pidiendo al Congreso que apruebe un amplio paquete de ayuda para combatir el tr¨¢fico de drogas en Colombia". Clinton ha solicitado 1.600 millones de d¨®lares (unos 275.000 millones de pesetas) para Colombia, buena parte de los cuales se destinar¨¢n al entrenamiento y el refuerzo con medios materiales de las Fuerzas Armadas de ese pa¨ªs.
Esta iniciativa presidencial es apoyada con entusiasmo por los congresistas republicanos, pero suscita recelos en los dem¨®cratas, que temen que EEUU termine desliz¨¢ndose hacia una situaci¨®n semejante a la de Vietnam. Dados los lazos del narcotr¨¢fico y las guerrillas y la incapacidad de las autoridades colombianas para hacerse con el control de la totalidad de su pa¨ªs, los dem¨®cratas auguran que los soldados norteamericanos tendr¨¢n que combatir sobre el terreno.
"Nunca le cont¨¦ a mi marido lo que estaba haciendo", ha declarado en repetidas ocasiones Laurie Hiett. La narco con protecci¨®n diplom¨¢tica justifica su comportamiento declar¨¢ndose drogadicta y a?ade que lamenta que sus actividades hayan minado, en la imagen y en la pr¨¢ctica, la pol¨ªtica de su pa¨ªs. El caso fue descubierto en una revisi¨®n rutinaria en las aduanas de Miami de un paquete enviado por Laurie Hiett desde Bogot¨¢. En Nueva York fue detenido el contacto de Laurie, Hern¨¢n Arcila, y en Colombia su proveedor, Jorge Alfonso Ayala.
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