A tumba abierta
EDUARDO URIARTE ROMERO
El deslizamiento del PNV hacia el soberanismo y el consiguiente encuentro con el nacionalismo radical en Lizarra ha favorecido y permitido al PP la ocupaci¨®n de la centralidad pol¨ªtica de Euskadi. No s¨®lo se constituye el PP en la fuerza-referencia de cohesi¨®n con Espa?a desde su victoria sobre el PSOE el 12 de marzo, sino que se asienta electoralmente de una manera muy importante en Vizcaya y Guipuzcoa, permitiendo aventurar resultados cara al futuro en semejanza a los que hoy se dan en ?lava. Curiosamente, la reacci¨®n del PNV ante los ¨²ltimos acontecimientos, aunque escenifique situaciones de ruptura con el nacionalismo radical de EH, no supone la rectificaci¨®n sino la ratificaci¨®n, en el Club Siglo XXI y Biarritz, de su discurso m¨¢s radical. De un discurso que le ata a Lizarra y del que no se aparta a pesar de que ETA haya roto la tregua.
Este comportamiento confirma que la radicalidad del PNV no era tanto una maniobra para el acercamiento de EH a la pol¨ªtica y el mantenimiento de la tregua, sino m¨¢s bien un giro ideol¨®gico y pol¨ªtico asumido internamente. Todo un cambio que rompe con su pol¨ªtica del pasado, afincada sobre el Estatuto, que es de inspiraci¨®n confederal por su propio inter¨¦s e insistencia, as¨ª como es confederal la ley fundamental que lo desarrolla, la LTH. El giro soberanista es un cambio, en primer lugar, sobre su historia m¨¢s reciente, porque el conferderalismo que defendi¨® aun a costa de la escisi¨®n interna se convierte hoy en d¨ªa en la contradici¨®n m¨¢s importante con el soberanismo y la territorialidad. El primer obst¨¢culo que debe salvar el PNV para desarrollar su nueva estrategia es el propio partido, aquel PNV que no so?aba ni por asomo con aventuras secesionistas.
El giro supone el fuera de juego autom¨¢tico del PSE. La historia de las izquierdas respecto al PNV siempre acaban igual, en el enga?o y el abandono, como en el puerto de Santo?aa. Despu¨¦s de doce a?os de colaboraci¨®n gubernamental, el PSE se ve despreciado por el acercamiento imaginario de su antiguo socio a EH, aquella experiencia queda desperdiciada y el espacio pol¨ªtico ofrecido al PP. Eso no quiere decir que el PSE no hiciera lo que debi¨® hacer, pero un partido con cien a?os de historia deb¨ªa haber recordado el pacto del PNV con las derechas, tambi¨¦n es Lizarra, en 1932, as¨ª como el de Santo?a con los italianos, por lo que pudiera pasar.
El abandono de la centralidad por el PNV impide la posibilidad de Gobierno PNV-PSE. Es impensable la rehabilitaci¨®n de aquella f¨®rmula sin la rectificaci¨®n de la estrategia pol¨ªtica del PNV, m¨¢xime cuando fue el PSE quien que rompi¨® el Gobierno al final de la legislatura pasada cuando empez¨® a observar gestos que indicaban los nuevos derroteros del PNV. Al PSE le toca ahora algo tan poco atractivo electoralmente como ofertar serenidad y racionalidad, ordenar sus bandazos, volatines y bucles internos, y esperar, porque la ¨²nica f¨®rmula que puede arrebatar la centralidad pol¨ªtica al PP es la reproducci¨®n de la f¨®rmula de Gobierno PNV-PSE, y el PNV ser¨¢ consciente de ello so pena de hacerse el harakiri.
Pero, de momento, el PNV est¨¢ lanzado a tumba abierta. A pesar de todos sus esfuerzos por lavar la cara a comportamientos impresentables de la izquierda abertzale, de los esfuerzos por acompa?arla incluso ofreciendo una imagen de falsa coincidencia -porque no coinciden en nada-, no ha ganado por ese lado m¨¢s que reproches. Por el contrario, ha conseguido la imagen de ser el aut¨¦ntico responsable de la situaci¨®n, de la mala, inestable, e insegura situaci¨®n.
Para colmo, la violencia callejera sube de tono, la crispaci¨®n social se va extendiendo, y dentro de esta din¨¢mica dise?aada, no estar¨ªa de m¨¢s considerar que ETA pudiera haber planteado ya como un ¨¦xito propio que el PP llegara a la Lehendakaritza, porque as¨ª se "acentuar¨ªan la contradicciones", y porque as¨ª ella misma se convertir¨ªa en el aut¨¦ntico y ¨²nico referente nacionalista. En este sentido, el PP tiene un indeseable y perverso aliado para afianzar su ¨¦xito pol¨ªtico en Euskadi.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Relaciones Gobierno central
- Conflicto vasco
- Pol¨ªtica nacional
- Opini¨®n
- PP
- Comunidades aut¨®nomas
- EAJ-PNV
- Pol¨ªtica municipal
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Lucha antiterrorista
- Pa¨ªs Vasco
- ETA
- Partidos pol¨ªticos
- Grupos terroristas
- Espa?a
- Conflictos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Terrorismo
- Pol¨ªtica