Balladur confirma su candidatura a la alcald¨ªa de Par¨ªs por el RPR
Edouard Balladur, exministro de Hacienda (1986-88), exprimer ministro (1993-95) y frustrado (18,5% de los votos) candidato a presidente de la Rep¨²blica, anunci¨® ayer que tambi¨¦n quiere ser alcalde de Par¨ªs. Es el cuarto gaullista aspirante a candidato a la alcald¨ªa. El primero fue Jean Tiberi, actual alcalde, al que le sigui¨® Fran?oise de Panafieu, teniente de alcalde y mujer que goza de la confianza de Jacques Chirac, para sumarse luego Philippe S¨¦guin, exministro, exl¨ªder del partido gaullista (RPR) y eterno representante del ala social y m¨¢s nacionalista del movimiento.
La candidatura de Balladur estaba cantada. Desde hac¨ªa meses, el hombre se preocupaba por recuperar para su causa el entramado de intereses que sostiene a Tiberi, y lo hac¨ªa con discreci¨®n. Hace una semana lanz¨® su programa para la ciudad, intentando convertir la lucha por la alcald¨ªa en un debate de ideas en vez de una querella de personas. Balladur es un torpedo en la l¨ªnea de flotaci¨®n de los distintos candidatos sin que ¨¦l parezca tener demasiadas posibilidades de salir vencedor. Al ser diputado por Par¨ªs, tiene tanta legitimidad territorial como Tiberi, con la enorme ventaja de no arrastrar el desprestigio del corrupto sistema de gesti¨®n municipal creado por Chirac y heredado por Tiberi; respecto a Panafieu tiene tres bazas ganadoras: su dimensi¨®n nacional, la experiencia y el hecho de que ella se vanagloriaba de tener a Balladur como aliado; y frente al col¨¦rico y eternamente dimisionario S¨¦guin, el calmo Balladur simboliza el equilibrio y la serenidad.
Pero todas esas virtudes, a las que se puede sumar la capacidad de Balladur para atraerse la derecha liberal y centrista de la UDF, no son suficientes para dotarle de tir¨®n popular.
La actual presidente del RPR, Mich¨¨le Alliot-Marie, tiene ante s¨ª la dif¨ªcil misi¨®n de escoger candidato tras consulta -que no voto- de la militancia. S¨¦guin pretende tener el aval del El¨ªseo; Panafieu no s¨®lo presume de ser la favorita de Chirac, sino de representar la necesaria renovaci¨®n; Balladur, con 70 a?os, no se sabe si busca un ¨²ltimo cargo o le basta con crearle problemas irresolubles a su enemigo Chirac.
En ese embrollo de multiplicaci¨®n de candidaturas, el ¨²nico que ya se sabe derrotado es Tiberi. La proliferaci¨®n de rivales servir¨¢ para camuflar la injusticia relativa de su defenestraci¨®n por unas faltas de las que s¨®lo es c¨®mplice, pero amenaza con hacer evidente la divisi¨®n del partido que Chirac intentaba resolver proponi¨¦ndose como ¨²nico jefe indiscutido.
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