Una broma
: ?LIX BAY?N
La Junta de Andaluc¨ªa ha adolecido siempre de cierta pereza legislativa. O bien porque eran correligionarios socialistas los que gobernaban el Estado y ellos se ocupaban de estas cosas, o porque aqu¨ª hab¨ªa una pinza o vaya usted a saber por qu¨¦... El caso es que nuestra comunidad carece de leyes de las que hace tiempo se dotaron otras autonom¨ªas. Seguimos, por ejemplo, sin una Ley del Suelo -mil veces prometida- lo que nos convierte en m¨¢s vulnerables que otros a los desmanes de los especuladores. Tampoco ten¨ªamos un Consejo del Audiovisual, ¨®rgano del que se vienen dotando otras comunidades.
Lo del Consejo Andaluz del Audiovisual fue una iniciativa del Foro Andaluc¨ªa en el Nuevo Siglo, que el PSOE incluy¨® en su programa electoral. Se trataba de crear un organismo independiente que, entre otras cosas, "actuara de garante democr¨¢tico en el ejercicio de la libertad de expresi¨®n" y "velase por la dignidad de los contenidos".
En alg¨²n momento de la campa?a electoral, se lleg¨® a exhibir este proyecto de Consejo como ejemplo de independencia y "alternativa de progreso" frente al intento del Gobierno del PP de controlar los medios de comunicaci¨®n. Pero, mientras se hac¨ªan estas promesas, sigilosamente, el pasado 7 de febrero, el Consejo de Gobierno aprobaba la creaci¨®n de un Consejo Superior Andaluz del Audiovisual que no se ha conocido hasta que, ya pasadas las elecciones, apareci¨® en el BOJA.
El decreto m¨¢s bien parece una broma. El prometido organismo independiente se convierte de pronto en un mero instrumento de la Consejer¨ªa de Cultura con unas funciones completamente aguadas respecto a las sugerencias del Foro; sugerencias, que, por otra parte, coincid¨ªan con las que ven¨ªan haci¨¦ndose desde el ¨¢mbito acad¨¦mico.
El estupor que ha provocado el decreto s¨®lo ha sido superado por las explicaciones dadas por el consejero de la Presidencia en funciones, Gaspar Zarr¨ªas, que ha afirmado en este peri¨®dico que todo ha sido un error, una especie de desliz terminol¨®gico: le han llamado Consejo Superior del Audiovisual como le pod¨ªan haber llamado Comit¨¦ Asesor, Tribunal de las Aguas o Hermandad de la Columna. Incre¨ªble.
Zarr¨ªas ha prometido que todo se arreglar¨¢ cuando llegue el nuevo Gobierno. Si es un error, ser¨ªa interesante conocer el nombre de los responsables. A partir de entonces, se podr¨ªa volver a tratar en serio este asunto. Lo del audiovisual no es para tom¨¢rselo a co?a: en estos tiempos, la mayor fuente de empleo y riqueza es la industria del entretenimiento. Merece la pena abordar el asunto con ambici¨®n pol¨ªtica y dejarse de frivolidades.
Como modelo puede servir muy bien el puesto en marcha por los socialistas franceses, del que el pintoresco decreto de la Junta calcaba s¨®lo el nombre de Consejo Superior del Audiovisual: un Consejo ejecutivo con independencia pol¨ªtica del que dependa todo. Desde el nombramiento de los responsables de la radiotelevisi¨®n p¨²blica, hasta el reparto de frecuencias, pasando por el control de contenidos y la defensa contra los abusos de los medios. En fin, algo propio de una sociedad moderna, en la que las chapuzas y frivolidades de algunos dirigentes pol¨ªticos deber¨ªan de ser excepci¨®n.
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