Los educadores de menores tutelados denuncian violencia en sus centros
Los educadores de los centros para menores tutelados por el Gobierno regional denuncian un incremento de la violencia en estas residencias y reclaman soluciones al Instituto Madrile?o del Menor y la Familia (IMMF) de la Comunidad. Proponen la creaci¨®n de m¨¢s centros espec¨ªficos para adolescentes con graves problemas de conducta o de salud mental, as¨ª como un aumento de las plantillas.
Doscientos de los 800 trabajadores de los centros regionales de menores tutelados se manifestaron ayer, provistos de globos, delante del IMMF, en Gran V¨ªa, convocados por los sindicatos UGT y CSIT-UP.Estos educadores denuncian que desde hace dos a?os los problemas de violencia se han agudizado en las residencias donde trabajan, a las que llegan chicos en situaci¨®n de desamparo o, cada vez m¨¢s, con graves conflictos familiares. Algunos de estos trabajadores han sufridos agresiones por parte de los internados y, seg¨²n aseguran, "los chavales peque?os est¨¢n a veces atemorizados por otros de m¨¢s edad".
?La raz¨®n? Trabajadores y responsables del IMMF est¨¢n de acuerdo en que el aumento del n¨²mero de adolescentes y el descenso de ni?os peque?os tutelados en los centros es una de las claves de la mayor violencia. Ahora el 60% de los internados tienen de 13 a 18 a?os.
"La adolescencia siempre ha sido una edad dif¨ªcil, pero ahora lo es m¨¢s, como vemos en las familias y en las escuelas; no es extra?o, entonces, que a nosotros nos repercuta tambi¨¦n esa situaci¨®n general", explica Esperanza Garc¨ªa, gerente del IMMF.
Los representantes de UGT, Alberto S¨¢nchez, y CSIT, Luis Castrej¨®n, consideran que el instituto no ha tomado medidas a tiempo. "Faltan recursos especializados. En un mismo centro se mezcla a chicos con problemas mentales, a ni?os peque?os, a discapacitados, a muchachos que han cometido peque?os delitos y a inmigrantes que llegan solos a Madrid", explican. "Los educadores tienen que atender cada uno a unos 15 chavales y no dan abasto", a?aden. De los 511 educadores, s¨®lo 300 son fijos y trabajan el 100% de la jornada. Otros 60 trabajan el 57% del horario, y 121, el 33%.
Garc¨ªa replica que este a?o se va a reforzar la plantilla de fijos con 12 nuevos educadores y los que trabajan el 33% de la jornada pasar¨¢n al 50%. La gerente del IMMF niega que los problemas se deban a que en los centros convivan ni?os con problem¨¢ticas muy diferentes. Sin embargo, a?ade que el instituto va a seguir ampliando los recursos para adolescentes con conducta muy conflictiva (ahora hay dos centros con 24 plazas) y con problemas mentales (hay uno con 8 plazas). Se ha creado una mesa con representantes sindicales y de la Comunidad para buscar soluciones.
Trifulcas y tijeras que vuelan
Los educadores de la residencia San Vicente, en Fuencarral, con unos 60 chavales internados, han vivido varios episodios de violencia juvenil en las ¨²ltimas semanas."El pasado 10 de marzo un chico que tiene graves problemas psiqui¨¢tricos prendi¨® fuego en una habitaci¨®n y aquello deriv¨® en una pelea entre dos grupos de chavales. Tuvimos que llamar a la polic¨ªa", relatan estos trabajadores. La Jefatura Superior corrobora que ese d¨ªa tuvo que intervenir en la residencia y que sellev¨® a uno de los muchachos que particip¨® en la trifulca.
"Los chavales peque?itos miraban todo alucinados. A veces nos preguntamos si realmente estamos protegiendo a estos chicos, porque a los que tienen conductas conflictivas no les podemos atender de la forma intensiva que necesitan y los m¨¢s tranquilos acaban amedrentados o aprendiendo las argucias de los otros", a?aden estos trabajadores.
Pero la bronca de hace semanas no es la ¨²nica. "Otra educadora tuvo la suerte de esquivar unas tijeras que le tiraron al vuelo", apostillan. Trabajadores de las residencias de Chamber¨ª y Vallehermoso relatan otras situaciones de violencia. "Llevamos diez a?os de parcheo y ahora el barco hace aguas", concluyen.
Uno de cada 200 ni?os de la regi¨®n (unos 5.000 menores) est¨¢n tutelados por la Comunidad ante los problemas familiares, desatenciones o incluso el maltrato sufrido en sus hogares. De estos chavales, 1.600 viven en alguna de las 44 residencias y 58 pisos tutelados de la Comunidad; otros 2.000 permanecen al cuidado de sus abuelos o t¨ªos, y 1.000 m¨¢s habitan en r¨¦gimen de acogimiento con familias con las que no tienen lazos sangu¨ªneos.
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