Jalabert marca su territorio
S¨®lo un pu?ado de hombres pueden discutir a Jalabert en la 'crono': Di Luca, Kl?den y Rebellin
Hubo que esperar cuatro d¨ªas para que asomaran los favoritos. Y el favorito con may¨²sculas se llama Laurent Jalabert. Si ¨¦l anda por delante, algo se mueve, aunque sean las canillas de sus adversarios. Porque Jalabert asusta. La temporada da sus primeros coletazos y el franc¨¦s ya ha a?adido seis triunfos a su mastod¨®ntica sala de trofeos. El ciclismo de hoy est¨¢ en manos de gente como ¨¦l, velocista brillante, consumado rodador y escalador creciente. Pero como Jalabert hay pocos. Es un ciclista total, aunque sin guinda. A sus tent¨¢culos s¨®lo se escapan las grandes moles (Tour, Giro). La Vuelta al Pa¨ªs Vasco encaja perfectamente en el g¨¦nero de carreras esculpidas a la medida de Jalabert. Y si no lo remedia alg¨²n adversario atronador en la cronoescalada de hoy, el hijo predilecto de Manolo Saiz revalidar¨¢ su t¨ªtulo.Jalabert dio ayer el primer zurzido para poner su nombre a la txapela de campe¨®n. Vi¨¦ndolo friamente no consigui¨® gran cosa, porque s¨®lo gan¨® un sprint. No rasp¨® ni un m¨ªsero segundo. Pero marc¨® el territorio. El franc¨¦s y sus escuderos del Once por fin asomaron en la carrera, e hicieron ver al resto que son los jefes de ¨¦sta y de todas las pruebas en las que han participado esta temporada. Volvieron a controlar, a dejar morir la etapa y cuando vieron que el asunto se enredaba dejaron que el jefe Jalabert sacara sus galones. Y trabajo tuvo. Porque al fin apareci¨® el esp¨ªritu combativo de quienes realmente pueden ponerle en un aprieto. Eso s¨ª, nadie realiz¨® un dispendio desmesurado. La lucha se limit¨® a unas pocas escaramuzas en el ascenso del alto de Sald¨ªas, situado a 18 kil¨®metros de la meta.
Hasta entonces, la etapa discurri¨® por los mismos derroteros de los d¨ªas anteriores. El pelot¨®n, un tanto ap¨¢tico y demasiado condescendiente con los solitarios, dej¨® escapar a un par de corredores, aunque esta vez uno de ellos (Unai Etxebarria, del Euskaltel, a 28 segundos del l¨ªder) con m¨¢s lustre y peligro en la clasificaci¨®n de lo usual. Acompa?ado por Vandevelde (US Postal), se lanz¨® al imposible, a la b¨²squeda del espacio publicitario y el aplauso de las cunetas. Poco m¨¢s ten¨ªa que decir en una carrera que ha hecho del control un dogma. Llegaron a aventajar en casi siete minutos al pelot¨®n. Pecata minuta.
Los estrategas del pelot¨®n hab¨ªan reservado para la etapa alg¨²n movimiento.Quedaban 55 kil¨®metros y Manolo Saiz decidi¨® defenderse atacando. Meti¨® a Zarrabeitia en una escapada con Axel Merckx para pulsar al personal. El Vitalicio recogi¨® el mensaje y pronto evit¨® posibles repeticiones del caso Cuesta, que gan¨® la Vuelta al Pa¨ªs Vasco hace dos a?os con la careta de escudero de Jalabert.
La carrera se anim¨®. El Once atiz¨® al pelot¨®n y en la subida a Sald¨ªas cayeron los m¨¢s maduros. S¨®lo se salv¨® una treintena de corredores. Por fin, la carrera dejaba de sentirse como un paseo en plena temporada para convertirse en lo que debe ser una competici¨®n con un m¨ªnimo pedigr¨ª. El filtro dej¨® en el camino a gregarios y a ilustres. El principal fue Olano, v¨ªctima del ritmo al que hab¨ªa empujado su propio equipo. El catarro o lo que fuera nubl¨® su prometedora trayectoria en este inicio de temporada. Perdi¨® ocho minutos.
En el otro lado, arriba, se sucedieron los picotazos al Once (Vinokourov, Codol...), pero nadie arranc¨® a Jalabert y su s¨¦quito de la cabina de mando. Todos tienen p¨¢nico al alarde gratuito de fuerza. El m¨¢s plausible fue el incisivo Aitor Osa, el ¨²nico que se atreve a contestar de manera reiterativa al dominio amarillo.
Hecha la selecci¨®n, ni a Jalabert ni al Once les interesaba mover m¨¢s las cosas. Dejaron caerse desde lo alto de Sald¨ªas hasta la meta de Doneztebe, donde una vez m¨¢s se decidi¨® el ganador al sprint. Hubo una novedad: no gan¨® un italiano. Jalabert sali¨® de la curva en tercera posici¨®n. Incluso parec¨ªa que no quer¨ªa disputar la llegada, pero la vio tan clara que le pudo el instinto. Fue una cuesti¨®n de fuerza y, aunque todos llegaron en un pu?o, la jerarqu¨ªa qued¨® clara: primero Jalabert y a su rueda el resto. S¨®lo Di Luca (muy valiente), el misterioso Kloden y Rebellin, siempre a rueda del franc¨¦s, pueden entrar en la discusi¨®n de hoy.
Clasificaciones
Etapa: 1?.- Jalabert (Once), 5 h. 22 s. 2?.- Rebellin (Liquigas), mt. 3?.- Zberg (Rabobank), mt. 4?.- Di Luca (Cantina), mt.
General: 1?.- Di Luca (Cantina), 19h. 01 m. 11 s. 2?.- Rebellin (Liquigas), a 5 s. 3?.- Codol (Lampre), a 5 s. 4?.- Osa (Banesto), a 5 s. 5?.- Jalabert (Once), a 10 s.
El consuelo del Euskaltel
En ciclismo, como en otros muchos deportes, s¨®lo importa el resultado final. El camino intermedio, por meritorio que sea y por muchos sacrificios que cueste, no vale. Nadie lo recuerda. Por eso, el ingrato trabajo de animar los grandes vac¨ªos que van desde el principio hasta los kil¨®metros de la verdad los rellenan equipos y personajes cuasi desconocidos. Es el minuto de gloria para los humildes o para el orgullo patrio.La Vuelta al Pa¨ªs Vasco ha tenido un curso id¨¦ntico en todas sus etapas: escasa pelea, mucha resignaci¨®n y cuatro d¨ªas casi desaprovechados a la espera de la ¨²ltima cita, la cronoescalada de esta tarde. Mientras, s¨®lo un grupito vestido de un naranja chill¨®n -y otros pocos compa?eros de viaje- se ha atrevido a darse la paliza para alegrar a la parroquia. El dato lo esclarece todo: entre Aitor Silloniz (255 kil¨®metros de escapada sumando dos d¨ªas diferentes), Alberto L¨®pez de Munain (141 kil¨®metros) y Unai Etxebarria (otros 140) suman 536 kil¨®metros buscando la aventura fuera del refugio del pelot¨®n. Es decir, el Euskaltel en su conjunto ha permanecido escapado un 75% de los 709 kil¨®metros que se han recorrido hasta ahora en la Vuelta.
Pero el estimable esfuerzo no se traduce en nada salvo en lideratos secundarios, tales como el de la monta?a u otros. Y, por supuesto, en minutos de televisi¨®n, que por baratos que se coticen sirven al Euskaltel-Euskadi para amortizar la inversi¨®n del equipo de ciclismo. Se trata de una cuesti¨®n de imagen, que aunque siempre acaba igual -con una tremenda frustraci¨®n a falta de unos pocos kil¨®metros para la meta- deja satisfechos a los propios aventureros. "Cada d¨ªa se ve el nombre de Euskaltel y eso es lo que importa", respond¨ªa un asfixiado Unai Etxeberria tras la pechada de ayer.
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