Pol¨ªtica de derechos humanos.
El Consejo de Europa que los padres fundadores concibieron como el arco central de la Europa pol¨ªtica, vio, r¨¢pidamente, reducida su ambici¨®n, por obra del Reino Unido, al problem¨¢tico status de organizaci¨®n intergubernamental. Desde ese precario soporte y con muy escasos medios se constituy¨® en celador permanente de los valores europeos, defensa de nuestra identidad, Estado de derecho, pluralismo democr¨¢tico, promoci¨®n de nuestro modelo de sociedad, simb¨®licamente resumidos en los derechos humanos. Apoyado en ellos, el Consejo de Europa ha funcionado, durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, como compa?ero de viaje de los procesos de transici¨®n pol¨ªtica y como antesala de la Europa comunitaria. Los pa¨ªses sureuropeos en los a?os setenta y los de la Europa central y oriental en los ochenta y noventa han sido beneficiarios directos de esta doble funci¨®n. El aborto (1992) de la Confederaci¨®n Europea de Mitterrand y Havel, a manos de Bush y de la pol¨ªtica exterior norteamericana, que est¨¢ por historiar, y la incorporaci¨®n de Rusia al Consejo de Europa como miembro de pleno derecho, confieren a ¨¦sta en exclusiva la dif¨ªcil tarea de escoltar el proceso ruso de democratizaci¨®n y de arrimarlo al destino europeo. Prop¨®sitos a los que la mundializaci¨®n y la exacerbaci¨®n nacionalista que genera otorgan particular importancia y dramatismo y que el Consejo de Europa s¨®lo puede acometer con la ¨²nica pol¨ªtica de que dispone: la de los derechos humanos.Diez a?os de caos, desbandada, rapi?a e impunidad han devastado el pa¨ªs y han hecho de Rusia un campo de desolaci¨®n, pat¨¦tica tierra de nadie propicia para las mafias y para los ni?os de la calle, que ya son m¨¢s de 40.000 en la sola ciudad de San Petersburgo. Gregori Yavlinski, l¨ªder de Yabloko, el tercer partido ruso, en sus ¨²ltimas declaraciones subraya la extrema dificultad de desmontar la alianza de la vieja nomenklatura criminal y de los j¨®venes reformadores, alianza responsable de la desaparici¨®n de los 50.000 millones de d¨®lares de ayudas y pr¨¦stamos occidentales y de la confiscaci¨®n privada de buena parte de los recursos de Rusia. Bor¨ªs Berezovski, Anatoli Chub¨¢is, Oleg Deripaska, Piotr Aven, Vlad¨ªmir Potanin y Vagt Alekperov son algunos de los principales nombres de esa nomenklatura, a los que la prensa califica, sin iron¨ªa ni dem¨¦rito alguno, de oligarcas que, seg¨²n se afirma, han hecho y deshecho primeros ministros y de los que depende hoy la vida econ¨®mica rusa.
Los conflictos en el C¨¢ucaso y en particular las guerras de Chechenia han sido un factor extraordinariamente perturbador en estos 10 a?os de poscomunismo predemocr¨¢tico. Guerras al mismo tiempo programadas e inevitables, en las que la exaltaci¨®n patri¨®tica chechena y las prioridades geopol¨ªticas rusas en la zona -hoy el enemigo son los otros oleoductos- tejen una malla inextricable, cuyos grandes paganos son los chechenos. M¨¢s del 10% de su poblaci¨®n aniquilada entre 1994 y 1996 y las ignominosas modalidades del exterminio puestas en marcha por la cruzada electoral de Vlad¨ªmir Putin en Chechenia -denuncia-das por la FIDH y por la asociaci¨®n Memorial, de las que la matanza de Aldy revelada por Human Rights Watch es s¨®lo un ejemplo-, prueban que se ha estado pisando terreno genocidiario.
El Consejo de Europa, a trav¨¦s de su comisario para los Derechos Humanos, ?lvaro Gil-Robles, y de su Asamblea Parlamentaria ha denunciado reiteradamente la situaci¨®n (resoluci¨®n 1201 del 4 de noviembre de 1999 y recomendaci¨®n 1444 de 27 de enero de 2000) pidiendo un inmediato alto el fuego y el cese de los cr¨ªmenes de guerra. Finalmente, el pasado 6 de abril se ha suspendido el derecho de voto de la delegaci¨®n rusa en la Asamblea y se ha pedido al Comit¨¦ de Ministros que proceda a la expulsi¨®n de Rusia del Consejo. Lo que no suceder¨¢ pero deber¨ªa servir para que Putin -que es muy sensible a la respetabilidad exterior como lo fueron sus predecesores Primakov y Stepashin, formados tambi¨¦n en el KGB, esa Escuela Nacional de Administraci¨®n de la nueva Rusia- se decida a comenzar en serio una negociaci¨®n pol¨ªtica global en el C¨¢ucaso y a crear en Chechenia una oficina de Derechos Humanos con miembros rusos y del Consejo de Europa que acabe con su violaci¨®n sistem¨¢tica.
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