A la intemperie del esc¨¢ndalo
La familia N¨²?ez vive y vende aceite en Torreblanca y desde el pasado jueves han saltado a la parte dura, negativa de la actualidad. A principios de marzo, la Guardia Civil, detuvo a Luis N¨²?ez, de 63 a?os, cuando repart¨ªa aceite en una furgoneta en Sevilla Este. Los agentes de la Guardia Civil, que ya le ven¨ªan investigando durante varios d¨ªas, le detuvieron por comerciar con garrafas de un supuesto aceite de oliva virgen bajo la etiqueta falsa de la s¨ª verdadera marca jiennense Sierraoliva. Ahora, de repente, este ex camionero y pensionista por 73.000 pesetas al mes es una celebridad, pero del delito.En medio de una casa en obras en el barrio de Torreblanca, N¨²?ez, su esposa y propietaria de la tienda de venta de aceite, Mar¨ªa Burgos, y su hijo Jos¨¦ Luis intentan dar su versi¨®n de todo lo ocurrido. Hace tres a?os y medio, cuando Luis dej¨® de conducir camiones de aceite tras dos infartos y varios problemas de cervicales, montaron una tienda de venta y envasado de aceite en la parte trasera de su casa. Desde entonces, el negocio vend¨ªa aceite de semilla, girasol y oliva a una cartera m¨¢s o menos fija de 60 clientes.
Pero un d¨ªa, a principios de febrero lleg¨® un hombre a la tienda que le quiso comprar a Luis una tonelada de aceite de girasol a granel para envasarlo ¨¦l. Seg¨²n asegura el ahora encausado en el caso de fraude, al decirle que no le pod¨ªan dar lo que ped¨ªa, porque no ten¨ªa licencia para ello, el desconocido cliente le ofreci¨® aceite de oliva virgen de la marca Sierroliva para vender. Luis acept¨® el trato, ya que asegura que desconoc¨ªa que Sierraoliva era una marca registrada por una cooperativa de Cabra de Santo Cristo (Ja¨¦n). Este hombre, siempre seg¨²n la familia, les visit¨® tres o cuatro veces y les vendi¨® alrededor de 800 litros de este aceite (del que apenas sacaron 20.000 pesetas de beneficio), lo que les llev¨® ante el juez cuando se intervinieron varias garrafas de este aceite, vendido como virgen y que en realidad ten¨ªa el 80% de semilla. La familia N¨²?ez intenta ahora limpiar su reputaci¨®n y esgrime todos los permisos, pagos a Hacienda y an¨¢lisis privados sobre sus aceites. Aseguran que ni una sola de las garrafas lleg¨® siquiera a entrar en la tienda. Pero no pueden localizar al tipo que les enga?¨® y no tienen ni una factura.
Admiten que no deb¨ªan haberse fiado del vendedor an¨®nimo y que su delito no es tan grande como para la atenci¨®n que que les ha llevado a las portadas de los medios y que ha acabado con su reputaci¨®n. Probablemente, tengan raz¨®n en esto ¨²ltimo. De lo dem¨¢s, el juez dir¨¢.
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