La ansiedad de Milosevic se multiplica
No importa mucho cu¨¢ntas eran las decenas de miles de serbios que ayer se concentraron en Belgrado para pedir elecciones anticipadas y el final de la pesadilla que ha supuesto para todo el pueblo serbio y sus vecinos el r¨¦gimen de Slobodan Milosevic. El r¨¦gimen se ha encastillado y ha perdido todo escr¨²pulo cuando considera necesario intimidar o coaccionar a la poblaci¨®n: sus recursos en este sentido son casi ilimitados. Pero la banda pol¨ªtico-mafiosa de Milosevic est¨¢ nerviosa por muchos motivos; entre otros, porque se atisba una luz en este tenebroso horizonte de la vida de un pueblo lanzado a la autodestrucci¨®n por un caudillo que es -a la par y parad¨®jicamente- autodestructivo y maestro en la supervivencia.La unidad de acci¨®n que ayer demostraron los dos principales l¨ªderes de la oposici¨®n -Vuk Draskovic y Zoran Djindjic- no los exime de la terrible responsabilidad que tienen en la supervivencia del r¨¦gimen. Y habr¨¢ que ver si la superaci¨®n de su animadversi¨®n personal y su inmensa vanidad no es flor de un d¨ªa.
Milosevic ha jugado a capricho con las rivalidades de los l¨ªderes de la oposici¨®n durante m¨¢s de un lustro. Pero Draskovic y Djindjic saben que los serbios est¨¢n cada vez menos dispuestos al martirologio patri¨®tico que les exige Milosevic y m¨¢s convencidos de que tienen que liberarse de un aparato que los ha utilizado en provecho propio y por v¨ªa del crimen generalizado contra pueblos vecinos, pero tambi¨¦n, y cada vez m¨¢s, contra el propio. Una oposici¨®n unida de verdad puede poner en jaque al r¨¦gimen en breve plazo. Y los s¨ªntomas de una descomposici¨®n del aparato y de que comienza a extenderse la consigna del "s¨¢lvese quien pueda" se multiplican.
Frente a todos los que en Pek¨ªn, Mosc¨² o Madrid siguen pensando que Milosevic es una v¨ªctima de una conspiraci¨®n occidental por ser serbio y por ser de "izquierdas", los serbios saben lo que sufren a diario y ven c¨®mo los miembros del r¨¦gimen mafioso se enriquecen y liquidan a sus antiguos c¨®mplices. Pero adem¨¢s constatan que es cada vez m¨¢s vulnerable. La impunidad eterna de los asesinos a sueldo de Belgrado ha resultado ser una promesa incumplida -una vez m¨¢s- de una larga y tr¨¢gica serie. Momcilo Krajisnik, mano derecha de Radovan Karadzic, ya est¨¢ en la c¨¢rcel en La Haya. Y la fiscal Carla del Ponte, Javier Solana y Robertson (nuevo secretario general de la OTAN) han dejado claro que quienes apostaban por dejar en el olvido los cr¨ªmenes habidos se equivocan. Ratko Mladic, Karadzic y otros muchos ya s¨®lo se creen seguros en Serbia; y tampoco muy seguros. Krajisnik puede ser el que, ante una posible condena de por vida, comience a dar los datos necesarios para que tambi¨¦n los serbios sepan qui¨¦nes instigaron, organizaron y ejecutaron los mayores cr¨ªmenes habidos en Europa desde la derrota del nazismo. Todos los dem¨¢s pa¨ªses de los Balcanes (con sus inmensos problemas sociales, pol¨ªticos, econ¨®micos y de orden p¨²blico) han hecho una apuesta por la democracia y la integraci¨®n. Serbia no puede quedar indefinidamente al margen.
Eso s¨ª, todo es susceptible de empeorar antes de que este r¨¦gimen pase definitivamente a la basura de la historia. Milosevic desprecia tanto la vida de un serbio como la de un alban¨¦s o un bosnio. La guerra civil o la apertura de un frente b¨¦lico con Montenegro son a¨²n recursos al alcance de Milosevic. Su final se prev¨¦. Lo que es imprevisible es el coste en vidas que a¨²n pueda tener.
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