700.000 veces
JUSTO NAVARRO
Hay algo de misterio en que miles, cientos de miles de individuos hagan los mismos movimientos a la vez. Aguilera, el consejero de Turismo, ha dicho que 580.000 turistas llegan a Andaluc¨ªa con 23.000 millones de pesetas, y se ha atrevido a dar una definici¨®n tecnocr¨¢tica de lo sagrado:
- La Semana Santa es un producto tur¨ªstico de primer orden.
Los turistas no estar¨¢n solos. En casi cada casa de aqu¨ª, de Almer¨ªa a Huelva, se prepara la fuga: los coches llenan de humo los garajes, apuntan hacia la carretera, responden a la llamada de la libertad. Lo vi en pel¨ªculas viejas, Al final de la escapada, con Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg, aquella americana bell¨ªsima que se mat¨® en un garaje con el humo de un tubo de escape: la libertad era coger un coche. Se empezaba as¨ª, se robaba un coche, se infring¨ªan las leyes del tr¨¢fico, y la cosa acababa en asesinato. Y hab¨ªa otra pel¨ªcula, con Vittorio Gassman en deportivo por las carreteras de Roma: Gassman arrastraba a un amigo m¨¢s joven y m¨¢s parado, tan parado que no pod¨ªa resistirse a la voluntad automovil¨ªsticamente aventurera de Gassman el irrefrenable. Esa pel¨ªcula era Il sorpasso, es decir, El adelantamiento, aunque aqu¨ª se llam¨® La escapada.
La inmensa carretera fue una aventura una vez, hace a?os. Alguien te dejaba las llaves de un coche, o te comprabas un primer coche de segunda mano, un Simca, y te encantaban y obnubilaban las exhalaciones de gasolina y la m¨²sica dentro del coche y el paisaje que se llevaba el viento, refrescos y m¨¢s m¨²sica comprada en la gasolinera. Los viajes a las playas eran una mezcla de aburrimiento y aceleraci¨®n, porque Castell de Ferro estaba lej¨ªsimos y la subida a Lanjar¨®n era interminable. Entonces hab¨ªa bailes en el balneario, y una pista de baile con plataforma para los cantantes. Los coches eran la libertad, en d¨ªa magn¨ªfico o bajo la lluvia, cuando sonaba la radio y los limpiaparabrisas iban y ven¨ªan como en una pel¨ªcula francesa.
Ocho kil¨®metros al pantano de Cubillas pod¨ªan ser un largo viaje, rico en experiencias y saber, como el viaje a ?taca de Cavafis. Uno busca algo de s¨ª mismo en lo que escapa sin fin m¨¢s all¨¢ del parabrisas: cosas que vuelan ante los ojos estando quietas. Ahora viajar¨¢s con m¨¢s potencia, menos consumo, m¨¢s carretera, aprovechando la ocasi¨®n ideal para poner tierra por medio y un nuevo motor de bajo consumo que te permitir¨¢ recorrer tantos kil¨®metros como quieras, con airbag, direcci¨®n asistida y faros de doble ¨®ptica. ?Qu¨¦ son faros de doble ¨®ptica? Estoy copiando un anuncio de coches. Estos viajes vacacionales me recuerdan aquellos trabajos disciplinarios del batall¨®n de castigo colegial:
-Copiad mil veces: Tengo que coger el coche y huir.
Son un misterio los millones de individuos que de repente hacen los mismos movimientos al un¨ªsono. Miro la infinita fila de coches bajo mi ventana: no pueden ni avanzar ni retroceder, y los ch¨®feres tocan la bocina cansinamente, malsanamente. Sale, sale el sol, pero hay limpiaparabrisas que todav¨ªa vienen y van como en una pel¨ªcula insoportablemente francesa.
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