?'Borroka' o terrorismo?
El cuarto poder. As¨ª se acu?¨® la expresi¨®n -hasta convertirla en t¨®pico cada vez m¨¢s desgastado y m¨¢s en desuso- para referirse a la prensa.Alg¨²n poder tienen los peri¨®dicos. No es aqu¨ª donde hay que debatirlo, pero lo que parece claro es que se trata de un poder muy endeble frente al lenguaje; tan fr¨¢gil que resulta derrotado con excesiva frecuencia. Las deformaciones m¨¢s clamorosas se cuelan como Pedro por su casa.
En este peri¨®dico se ha llegado a publicar, en el mes de febrero, el siguiente texto: "Estoy esperando la noche mala en la que ya no habr¨¢n (sic) m¨¢s palizas y ya no habr¨¢n (sic) m¨¢s violaciones". Dos por el precio de una en el mismo p¨¢rrafo. Lo que parec¨ªa reservado al lenguaje deportivo de la radio y a las declaraciones de personajes de pacotilla -y no tan de pacotilla- hab¨ªa tomado carta de naturaleza escrita en una cr¨®nica enviada desde Washington. El embajador Mariano Baselga denunci¨® el atropello. El empleo correcto del verbo haber como impersonal corre serio peligro.
Pero esto es s¨®lo un ejemplo pr¨®ximo y alarmante de contaminaci¨®n del lenguaje escrito por trasvase del mal hablado. El riesgo mayor, y el m¨¢s dif¨ªcil de combatir, no procede del mal uso de la gram¨¢tica ni de la sintaxis, aunque las maltratemos con demasiada frecuencia, sino de las jergas que campan a sus anchas en distintos colectivos, sean profesionales o pol¨ªticos. A veces es mera incorrecci¨®n institucionalizada -como la del lenguaje judicial-, pero hay supuestos mucho m¨¢s sibilinos y peligrosos.
Los peri¨®dicos no han sido capaces de desprenderse por completo del lenguaje que trat¨® de imponer el terrorismo. Se ha avanzado mucho, sin duda, pero el ¨¦xito no es completo, ni mucho menos.
Alguien acusado de un triple asesinato todav¨ªa puede verse retratado en el peri¨®dico como autor de un atentado, sin mayores precisiones. Los ejemplos podr¨ªan multiplicarse.
La manifestaci¨®n m¨¢s novedosa del terrorismo de ETA y del entorno que lo apoya es lo que se ha dado en llamar kale borroka (violencia callejera). La expresi¨®n resulta sospechosa por encubridora. Destrozar papeleras, bancos o escaparates tras una manifestaci¨®n agresiva es una muestra expresiva de violencia callejera. Pero la faena que acometen con renovado encono cada fin de semana grupos de j¨®venes en distintos lugares del Pa¨ªs Vasco va mucho m¨¢s all¨¢.
La vida de muchas personas ha corrido serios riesgos en numerosas ocasiones. Ha habido muchos heridos, y la magnitud de los destrozos es muy superior a la que pueda ocasionar una trifulca protagonizada por cualquier grupo de alborotadores.
La Ertzaintza (polic¨ªa auton¨®mica) ha explicadso en varias ocasiones c¨®mo se han utilizado aut¨¦nticas t¨¦cnicas de guerrilla urbana. Lo m¨¢s grave es que los autores de los desmanes y sus mentores han acu?ado un t¨¦rmino en euskera para designar este fen¨®meno: kale borroka. El diccionario traduce borroka por "pelea, lucha, combate, enfrentamiento".
El Defensor del Lector no quiere entrar en disquisiciones filol¨®gicas -en las que se declara lego-, pero, si se acepta cualquiera de los tres significados que cuadran con el fen¨®meno -lucha, combate, enfrentamiento-, parece claro que se cae en la trampa de quienes los proponen.
Alguien lucha, combate o se enfrenta a algo o a alguien por alguna causa. Ah¨ª justamente est¨¢ la trampa que tienden los promotores de la expresi¨®n. Si se acepta, se est¨¢ hablando de luchadores y de combatientes: dos t¨¦rminos que, en principio, tienen aura de actitud noble y de prestigio.
Luis Lucena Arribas se ha dirigido al Defensor del Lector para protestar en una doble direcci¨®n. La expresi¨®n kale borroca ha llegado a utilizarse directamente en alg¨²n titular, algo que, en su opini¨®n, puede hacerlo incomprensible para muchas personas. Pero, sobre todo, su traducci¨®n habitual -violencia callejera- le parece insuficiente por desfiguradora de la cruda realidad. El Defensor del Lector comparte la queja en sus dos vertientes. Adem¨¢s, se la han transmitido varios redactores.
Claridad y precisi¨®n
Hace pocos d¨ªas se plante¨® un debate r¨¢pido y espont¨¢neo en una secci¨®n de informaci¨®n local del peri¨®dico, concretamente en la de Madrid. En ella participaron redactores de otras secciones: el 40% no supo precisar el significado de kale borroka. Basta ese dato para convencerse de que fuera del peri¨®dico deben de ser mayor¨ªa los que ignoran la expresi¨®n escrita en euskera.
Pero el problema de fondo, sigue siendo su significado. Luis Lucena propon¨ªa hablar directamente de terrorismo callejero. M¨¢s de un redactor del peri¨®dico, en conversaci¨®n informal con el Defensor, se ha mostrado partidario de esta denominaci¨®n. Hablar de violencia -a secas y de forma gen¨¦rica- supone edulcorar una situaci¨®n que se agrava paulatinamente. La magnitud de los estragos y el riesgo para las personas rompen las costuras que evoca la expresi¨®n "violencia callejera".
Sonroja o¨ªr a dirigentes nacionalistas vascos cuando hablan de "los violentos" para no decir terroristas. El fen¨®meno de la llamada kale borroka no es tan claro. Se lleg¨® hasta la estulticia al denominarlo "terrorismo de baja intensidad".
No hay f¨®rmula precisa ni el Defensor del Lector tiene capacidad para proponerla. La necesidad de evitar la kale borroka en los titulares ofrece pocas dudas en un peri¨®dico escrito en espa?ol. Como la urgencia de repensar su traducci¨®n para lograr que refleje la grav¨ªsima realidad que oculta.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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