?Hacia d¨®nde nos dirigimos? JOAN SUBIRATS
Dice Xabier Arzalluz, en una de sus peri¨®dicas intervenciones en defensa de la pol¨ªtica de Pujol y CiU, que Catalu?a "es una naci¨®n... que no busca su camino porque ya lo sabe", aunque tiene el problema que "no le dejan andar". No acabo de coincidir con ese diagn¨®stico. Pienso que, precisamente, estamos atravesando uno de los periodos de la pol¨ªtica catalana en que m¨¢s desorientaci¨®n existe sobre qu¨¦ hacer y hacia d¨®nde dirigirse. No creo que nadie en Catalu?a que est¨¦ en su sano juicio pueda envidiar la situaci¨®n pol¨ªtica vasca. Pero es indudable que la actual direcci¨®n del PNV ha apostado con claridad y arrostrando todo tipo de problemas por una opci¨®n a medio plazo que deber¨ªa situar a Euskadi al borde de la plena soberan¨ªa pol¨ªtica. No est¨¢ nada claro que ello sea factible, y menos claro a¨²n que eso sea lo deseable en este preciso momento de la coyuntura pol¨ªtica europea y espa?ola, pero nadie podr¨¢ criticar a los nacionalistas vascos de falta de valent¨ªa y de coraje al expresar su proyecto pol¨ªtico.En Catalu?a, la coalici¨®n pol¨ªtica que gobierna el pa¨ªs desde la recuperaci¨®n de la plena autonom¨ªa atraviesa momentos de gran confusi¨®n e incertidumbre. Entre 1980 y 1993 el camino que se sigui¨® resultaba claro (construir autogobierno, construir pa¨ªs, recuperar el tiempo perdido) y, de hecho, uno pod¨ªa rastrear lo que se hac¨ªa ya en los discursos de Pujol de los a?os sesenta y setenta. En los noventa, conseguidas las transferencias m¨¢s significativas, se aprovech¨® la debilidad de los socialistas primero y de los populares despu¨¦s para redondear y ampliar esas transferencias, y aumentar los recursos a disposici¨®n de la Generalitat sin poner en cuesti¨®n a¨²n el modelo de financiaci¨®n auton¨®mico. Es en esos a?os noventa cuando se empiezan a poner las bases de la dif¨ªcil situaci¨®n actual. No se aprovech¨® esos momentos de protagonismo en la gobernabilidad del Estado para generar nuevas estrategias a medio plazo, para construir nuevos liderazgos en el partido y en la coalici¨®n, para cambiar las bases de legitimidad en la que se hab¨ªa basado la hegemon¨ªa pujolista-convergente en los ochenta, que poco a poco se iba erosionando. La estrategia se mantuvo imperturbable: m¨¢s dinero, m¨¢s transferencias, mantenimiento de la capacidad de presi¨®n y de representaci¨®n de los intereses de la Catalu?a leal y clientelizada, no implicaci¨®n directa en los asuntos de gobierno de Madrid, justificaci¨®n del respaldo a cualquier desaguisado del Ejecutivo central ampar¨¢ndose en la cantinela de la gobernabilidad, y todo ello bajo el liderazgo indiscutible y cada vez m¨¢s personalizado de Pujol.
La crisis era cuesti¨®n de tiempo. El drama empez¨® a materializarse en el Miniestadi con una puesta en escena triunfalista de final de etapa y de ambigua renovaci¨®n de liderazgo que luego los resultados electorales fustraron. Se esper¨® a las elecciones generales, con la vana esperanza de que la flauta volviera a sonar, acumulando expertos en financiaci¨®n en las listas. El 12 de marzo se derrumba la tramoya, no por culpa del electorado, como dec¨ªa un dirigente de CDC hace unos d¨ªas, sino por la falta de cintura de un partido y de un l¨ªder que se han ido quedando sin discurso y sin estrategia. Y una vez m¨¢s, frente a la tozudez de los hechos, se prefiere optar por mantener los muebles en el cada vez menor espacio disponible antes que tratar de cambiar de mobiliario y de piso. Parecer¨ªa que la densa telara?a de cargos, intereses y prerrogativas les ha dejado sin ideas. Unos temen por su futuro si se acercan a ERC y otros temen por sus identidades si s¨®lo les queda hacer de Pepito Grillo de los populares. Los nervios afloran. Los consejeros nacionales de CDC empiezan a reunirse y presentan mociones conjuntas. Se piden votaciones secretas para respaldar el voto afirmativo a la investidura de Aznar y se impiden por un problema reglamentario. Hay dirigentes que ya dicen en voz alta lo que nadie se hubiera atrevido ni a pensar hace unos meses.
?Qu¨¦ va a ocurrir? El mismo d¨ªa en que Arzalluz lanzaba su capote a Pujol, se informaba que de Catalu?a es la comunidad aut¨®noma que registra un mayor nivel de endeudamiento. Si por un Nasdaq m¨¢s o menos un d¨ªa de estos aumentan los tipos de inter¨¦s, la situaci¨®n financiera de la Generalitat puede convertirse en dram¨¢tica. En ese contexto, la negociaci¨®n del nuevo marco de financiaci¨®n auton¨®mica para el a?o 2001 se convierte en el punto central de todo lo que preocupa a una coalici¨®n de gobierno que parece incapaz de alzar la vista m¨¢s all¨¢. De conseguir un marco favorable, CDC podr¨ªa tratar de culminar la transici¨®n pol¨ªtica interna. Y si no, siempre quedar¨ªa disolver el Parlament y convocar nuevas elecciones auton¨®micas con un Pujol dispuesto a dar un ¨²ltimo servicio a esa mara?a de intereses que cada vez m¨¢s mira en direcciones opuestas. L¨¢stima que la pol¨ªtica de CDC carezca ya de visi¨®n, de ese sentido estrat¨¦gico que ten¨ªa en los setenta y ochenta. Sin visi¨®n de futuro, sin saber hacia d¨®nde nos dirigimos, la pol¨ªtica se torna mezquina, sin ideas ni ideales. Y entonces s¨®lo aparecen, desnudos de toda legitimidad, las prerrogativas, los miedos y las trifulcas personales.
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