Su billete no sirve
Esta vez no han sido huelgas o retrasos la causa del calvario padecido por cientos de pasajeros de avi¨®n al inicio de un periodo vacacional. Ha sido el temido overbooking o la sobreventa de billetes, una pr¨¢ctica legal sobre la que el Ministerio de Fomento, del que depende AENA, nada puede hacer, seg¨²n se apresur¨® a advertir su titular en funciones, Rafael Arias-Salgado. El caso es que muchos usuarios del transporte a¨¦reo se han quedado en tierra, con graves trastornos para sus planes, porque las compa?¨ªas decidieron poner a la venta m¨¢s plazas de vuelo que las disponibles.Resulta dif¨ªcil imaginar qu¨¦ ocurrir¨ªa si esa pr¨¢ctica se extendiera a otros servicios. Nadie se escandalizar¨ªa por calificarla de estafa o, cuando menos, de inmoralidad. Ante la indefensi¨®n de los usuarios, lo de menos es seguir los consejos de la UE y exigir indemnizaciones. La frustraci¨®n de unas vacaciones malogradas es dif¨ªcilmente reparable.
Los desplazamientos a¨¦reos regulares en Europa han estado servidos generalmente por compa?¨ªas de bandera, ligadas a monopolios nacionales con clientes cautivos. En los ¨²ltimos tiempos, el transporte a¨¦reo se ha masificado y, aunque comienza a abrirse a la competencia, el fen¨®meno de la sobreventa demuestra que ¨¦sta es todav¨ªa una ficci¨®n.
En Estados Unidos, el mercado por excelencia, las compa?¨ªas refuerzan sus flotas cuando se avecina un pico de tr¨¢fico por vacaciones o puente. Y en caso de sobreventa, sus empleados requieren a pasajeros dispuestos a ceder su plaza a cambio de una indemnizaci¨®n satisfactoria. Las ofertas se hacen incluso dentro del propio avi¨®n y nadie protesta. Ante el problema, las compa?¨ªas se adelantan a resolverlo y a satisfacer a sus clientes con unas vacaciones pagadas o la garant¨ªa de que saldr¨¢n en un pr¨®ximo vuelo. Nunca se amparan en que la sobreventa es legal. No es de recibo hacerlo.
La primera obligaci¨®n de una empresa de servicios es atender a sus clientes. Por mucho que la ley ampare una pr¨¢ctica extendida por una prepotencia hist¨®rica, es hora de que los consumidores, los responsables de la aviaci¨®n y la propia Uni¨®n Europea fuercen su erradicaci¨®n. Pero mejor ser¨ªa que la iniciativa partiera de las propias compa?¨ªas, sin escudarse en pretexto alguno.
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