A pie de obra
Recientemente, algunos empresarios de la construcci¨®n han ofrecido una prenda m¨¢s de sus ingeniosas observaciones: la mayor¨ªa de los accidentes laborales se deben al exceso de alcohol y ¨¢cidos grasos que perpetra el proletariado durante el trabajo, como si participara uno de esos suicidios rituales y absurdos. Qu¨¦ degradaci¨®n provoca la gula.Hace apenas un siglo, el proletariado era frugal, hac¨ªa jornadas de doce o catorce horas, percib¨ªa un salario suficiente para una saludable sopa de berzas y procreaba asiduamente mano de obra. As¨ª que todas las osadas conquistas sociales del proletariado se resuelven en el consumo de tocino, cigalas y vinos con denominaci¨®n de origen. A los empresarios de la construcci¨®n los abate una dolorosa inquietud: los obreros se les caen y se deshacen en medio de un charco de colesterol y rioja. Habr¨¢ que dictarles la dieta y exigirles una alcoholemia, cada vez que suban al andamio; o bien enviarlos a la cola del paro.
Mientras, Miguel Guti¨¦rrez, teniente fiscal y coordinador de delitos laborales de la Audiencia de Alicante, declaraba en estas p¨¢ginas, que la causa de la mayor¨ªa de los accidentes de trabajo se encuentra en el incumplimiento de las medidas de seguridad. Y se?al¨® que, si fuera posible, el fiscal tiene que estar presente desde que se produce el accidente a pie de obra. El C¨®digo Penal se aplica a terroristas, violadores, robaperas y, sobre la letra, a empresarios poco escrupulosos. El ¨ªndice de siniestralidad laboral en nuestro pa¨ªs es uno de los m¨¢s altos de Europa. Entonces, ?por qu¨¦ tan reiterado delito no causa alarma social?, ?por qu¨¦ no se ventilan las responsabilidades de los culpables? Nada va bien cuando se pretende silenciar los abusos de un privilegio, que encima comete la vileza de amenazar a los obreros con el despido. Aunque difuminada, la lucha de clases est¨¢ ah¨ª. Ya lo dijo un creyente: si no existiera Marx habr¨ªa que inventarlo. Pero, para cabreo de muchos, no s¨®lo existe, sino que adem¨¢s lo inventa, cada d¨ªa, el insoportable miedo de sus enemigos.
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