"Nuestro estilo le gusta a muy pocos t¨¦cnicos"
Desde la coronilla de Asensi no ha habido calva m¨¢s mimada por el Camp Nou que la de Iv¨¢n de la Pe?a. Tanto o m¨¢s, incluso, que la de Ronaldo. A diferencia del brasile?o, al que el p¨²blico jaleaba por sus goles estratosf¨¦ricos, a Iv¨¢n (23 a?os) se le mimaba por su intenci¨®n. Muchas veces in¨²til, pero a la grada no le importaba. Iv¨¢n era un solista que por su buen gusto se gan¨® el coraz¨®n cul¨¦. Y el de buena parte de la afici¨®n espa?ola y la generaci¨®n Jasp, bandera que enganch¨® junto a Ra¨²l.Hoy d¨ªa Ra¨²l viaja en globo, e Iv¨¢n lleva a duras penas su exilio. "No s¨¦ si me ha faltado un poco de rebeld¨ªa", afirma ahora el c¨¢ntabro, que apostilla: "Siempre he intentado hacer lo que me mandan". Y as¨ª ha sido desde que dej¨® el barrio pesquero de Santander para instalarse en La Mas¨ªa. Haciendo lo que le dec¨ªan sus t¨¦cnicos no le iba mal, era el ni?o prodigio de la cantera, la joya de la corona de una entidad donde entonces reinaba Johan Cruyff. Iv¨¢n cumpl¨ªa a la perfecci¨®n con el formulario del holand¨¦s: divert¨ªa, manejaba la pelota como nadie, era el mejor en los rondos... "Con Johan demostramos mucha calidad, todos disfrutamos e hicimos disfrutar a la afici¨®n", afirma en referencia a sus compa?eros de clase en la La Mas¨ªa. Cruyff le dio la alternativa... y m¨¢s de un palo, como cuando le acus¨® de no manejar las dos piernas. Iv¨¢n lo entendi¨® como un incentivo extra y en la primera ocasi¨®n que tuvo dio al mister un enorme achuch¨®n en p¨²blico. Fue tras un gol al Zaragoza desde m¨¢s de 40 metros. Iv¨¢n corri¨® hacia el banquillo y se colg¨® del cuello de Johan. Hab¨ªa qu¨ªmica. "Los de la quinta sab¨ªamos que con Cruyff ten¨ªamos posibilidades; era una gozada porque llev¨¢bamos desde peque?os jugando a lo mismo". ?Qu¨¦ ocurri¨® entonces? "Nuestro sistema, basado primordialmente en el bal¨®n, no le gusta a todos los entrenadores". "De hecho", matiza Iv¨¢n, "al margen de Cruyff, s¨®lo conozco a un t¨¦cnico con esa mentalidad: Valdano". Aquella brillante tropa de la cantera quiz¨¢ levantara algunas sospechas f¨ªsicas, sobre todo por su continuas lesiones musculares. De la Pe?a expone al respecto argumentos contundentes: "Nos bas¨¢bamos en el bal¨®n, cierto, pero el f¨ªsico se trabaj¨® bien y las lesiones fueron casuales, de otra forma no hubi¨¦ramos ganado tantos t¨ªtulos".
Con Johan desterrado, Iv¨¢n pas¨® un mal trago con Robson hasta que el clamor de la hinchada y la hist¨®rica remontada copera del curso 96-97 frente al Atl¨¦tico le dio la titularidad. Luego lleg¨® Van Gaal. "Cont¨® conmigo hasta que me lesion¨¦, y cuando me recuper¨¦ ya hab¨ªa cambiado de opini¨®n; nunca supe la raz¨®n". Emigr¨® al Lazio y le llamaron pesetero. "Por dinero, me hubiera ido el segundo o tercer a?o".
En Roma no le fue bien. Y no s¨®lo por otra inoportuna lesi¨®n. "All¨ª si la juegas te llaman loco". No es extra?o, por tanto, que Iv¨¢n se haya preguntado tantas veces: "?Para qu¨¦ me ficharon?" Erickson, el t¨¦cnico del Lazio, le reclamaba hasta la saciedad que defendiera. Adem¨¢s, nada de tocarla. El credo era simple: pase largo sin riesgo, sin transiciones por la media cancha. Lo pelat se defend¨ªa para sus adentros recordando un cap¨ªtulo de la escuela Cruyff: "Es mejor perderla arriba que atr¨¢s, y yo disfruto con jugadores de calidad y varios por delante de m¨ª, lo que me permite mayores posibilidades de pase". Su filosof¨ªa no encajaba en el calcio -"all¨ª, con un 0-0 en el descanso est¨¢n todos contentos"- y se exili¨® al f¨²tbol franc¨¦s, m¨¢s sosegado, m¨¢s t¨¦cnico. Pero en Marsella se ha encontrado un polvor¨ªn: un t¨¦cnico despedido, el equipo estrangulado por la amenaza del descenso. En junio tiene que ponerse de nuevo en manos del Lazio, que a¨²n tiene sus derechos. Todo es incierto. Una cosa s¨ª tiene clara Iv¨¢n: "El f¨²tbol es lo que m¨¢s me gusta en la vida y nunca he tenido ganas de tirar la toalla".
Pero Iv¨¢n no termina de encajar. Le moldearon para jugar de una forma concreta, le ensalzaron por ser un alumno aventajado y ahora todos le recriminan por no jugar de otra manera. Falto de un gramo de rebeld¨ªa, Iv¨¢n calla. S¨®lo repite tras un silencio: "A muchos entrenadores no les gusta mi estilo; lo aprecian Cruyff y Valdano".
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