?Perjudica la inmigraci¨®n a los trabajadores aut¨®ctonos?
La idea de que la inmigraci¨®n tiene efectos negativos sobre las poblaciones aut¨®ctonas de los pa¨ªses europeos parece estar fuertemente enraizada en el panorama pol¨ªtico de nuestro continente. En sus manifestaciones extremas, esta idea (o sentimiento) ha sido un importante capital electoral para partidos xen¨®fobos (con ¨¦xitos en B¨¦lgica, Francia o Austria) y ha contribuido al caldo de cultivo de una serie ya recurrente de actos de violencia (en Alemania o en Espa?a, por ejemplo).En el terreno del mercado de trabajo, el argumento utilizado habitualmente por los partidarios del cierre de las fronteras podr¨ªa resumirse de la siguiente forma: "Si no hay suficientes puestos de trabajo para nosotros, ?c¨®mo vamos a hacer que venga m¨¢s gente?". Sin duda, la definici¨®n del "nosotros" tiene un regusto nacionalista, pero ¨¦sta no es una raz¨®n para esquivar el debate econ¨®mico. Pregunt¨¦monoslo, pues, abiertamente: ?cu¨¢les son los efectos de la inmigraci¨®n sobre el nivel de salario y de paro de los aut¨®ctonos?
El consenso de los estudios emp¨ªricos es el siguiente: en general, los efectos de la inmigraci¨®n son muy peque?os, pudiendo ser de uno u otro signo. Los casos de efectos positivos se dan incluso para migraciones masivas y para situaciones en las que los inmigrantes realizan el mismo tipo de trabajo que los aut¨®ctonos. Por ejemplo, la profesora de Yale Jennifer Hunt ha demostrado que la llegada en 1962 al sureste de Francia de 900.000 pieds-noirs despu¨¦s de la independencia de Argelia no hizo disminuir el salario de los trabajadores de esa regi¨®n. En un estudio de las ciudades americanas en los a?os setenta, Joseph Altonji y David Card (universidades Northwestem y de California, respectivamente) obtienen que un aumento del 1% de los inmigrantes en una ciudad disminuye la tasa de paro de los aut¨®ctonos no cualificados en un 0,23%. Volviendo a Europa, Rudolf Winter-Ebiner y Josef Zweim¨¹ller (universidades de Linz y Z¨²rich, respectivamente) concluyen para el caso de Austria en 1991 que un aumento del 1% de la proporci¨®n de trabajadores extranjeros aumenta entre el 2% y 4% las rentas de los aut¨®ctonos j¨®venes no cualificados.
Utilizando los instrumentos de la teor¨ªa econ¨®mica, podemos construir un modelo que nos ayude a entender (de forma parcial) por qu¨¦ la inmigraci¨®n puede llegar a tener efectos positivos sobre los trabajadores aut¨®ctonos incluso cuando los dos grupos de trabajadores realizan el mismo tipo de trabajo y existe desempleo. La idea central es muy sencilla: la llegada de inmigrantes hace que las empresas creen m¨¢s puestos de trabajo, porque el coste del trabajo disminuye en t¨¦rminos medios despu¨¦s de la inmigraci¨®n. Al haber m¨¢s puestos de trabajo disponibles, los aut¨®ctonos pueden obtener m¨¢s f¨¢cilmente un empleo. El salario que reciben puede tambi¨¦n aumentar, porque la mayor disponibilidad de puestos de trabajo refuerza su poder de negociaci¨®n ante las empresas.
Este argumento es v¨¢lido si la econom¨ªa que se estudia tiene las tres caracter¨ªsticas siguientes: la primera es que las empresas no puedan incluir un requisito de nacionalidad para los puestos de trabajo que abren. Esto es frecuente en las legislaciones europeas. En segundo lugar, que los inmigrantes reciban salarios inferiores a los de los aut¨®ctonos. Estas diferencias salariales pueden ser el resultado de varios factores, y no s¨®lo de la existencia de una discriminaci¨®n. Por ejemplo, los inmigrantes pueden estar dispuestos a aceptar salarios inferiores a los de los aut¨®ctonos porque han debido gastar ya sumas importantes para desplazarse o porque el salario alternativo que podr¨ªan obtener en su pa¨ªs de origen es mucho menor. Otro factor puede ser el mal conocimiento de la lengua del pa¨ªs en el que se instalan: una serie de estudios (para Holanda o Alemania, por ejemplo) demuestran que los inmigrantes que tienen un buen conocimiento de ella reciben salarios superiores a los de los otros inmigrantes. La tercera caracter¨ªstica parece tambi¨¦n realista: tiene que cumplirse que la b¨²squeda de un trabajador sea menos costosa para una empresa si hay m¨¢s individuos buscando un empleo.
?Qu¨¦ ocurre entonces? Si las empresas creen que habr¨¢ una llegada de inmigrantes al pa¨ªs, esperan tambi¨¦n poder pagar salarios menores en t¨¦rminos medios. Esto hace que abran m¨¢s puestos de trabajo. Para los inmigrantes potenciales, esta mayor disponibilidad de empleos les permite amortizar los costes de migraci¨®n y les incita, por tanto, a emigrar. En este caso, la econom¨ªa se sit¨²a en un equilibrio con un nivel de empleo alto y con inmigraci¨®n. De forma an¨¢loga, si las empresas creen que los inmigrantes potenciales se quedar¨¢n en sus pa¨ªses de origen, esperan deber pagar salarios altos, no crean empleos, y los emigrantes potenciales prefieren no desplazarse. ?ste es el equilibrio con un nivel de empleo bajo y sin inmigraci¨®n.
Cuando se comparan estas dos situaciones se puede demostrar que la primera (el equilibrio con inmigraci¨®n) es mejor para todos.
El ¨²ltimo aspecto importante del modelo es saber cu¨¢ndo la econom¨ªa se situar¨¢ en el equilibrio bueno (inmigraci¨®n) en vez de en el malo (ausencia de inmigraci¨®n). Un primer factor es el de las expectativas de los agentes: si los agentes creen que se llegar¨¢ al equilibrio bueno, se llegar¨¢ de hecho a ese equilibrio (una "profec¨ªa que se cumple a s¨ª misma"). En efecto, si hay trabajadores extranjeros que creen que la emigraci¨®n puede ser una buena opci¨®n para ellos, las empresas crear¨¢n m¨¢s puestos de trabajo a trav¨¦s del mecanismo que hemos visto, y emigrar les resultar¨¢ realmente rentable. Si, por el contrario, los trabajadores extranjeros creen que la emigraci¨®n no es una buena opci¨®n, la econom¨ªa se quedar¨¢ en el equilibrio malo.
Los argumentos desarrollados en este art¨ªculo indican que la inmigraci¨®n no debe ser concebida como un "peligro", sino como una fuente de bienestar econ¨®mico para Europa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.