La infancia esclavizada
La prensa ha informado de que m¨¢s de 10.000 personas de diversas ONG de izquierdistas y ecologistas se manifestaron en Washington luchando pac¨ªficamente contra el hambre y la explotaci¨®n infantil, pidiendo el cierre del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la condonaci¨®n de la deuda a los pa¨ªses m¨¢s pobres del Tercer Mundo. Hay razones para esa protesta. Veamos algunas de ellas.La Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) informa de que hay m¨¢s de 200 millones de ni?os trabajando en el mundo. Los ni?os trabajadores constituyen en Asia el 11% de la poblaci¨®n activa. En India hay unos 44 millones. En ?frica representa en torno al 17% de la poblaci¨®n activa. En algunas ciudades de Am¨¦rica Latina trabaja hasta el 26% de los ni?os. En Brasil trabaja el 18% de los ni?os entre 10 y 14 a?os, unos siete millones.
Un 65% de los ni?os asalariados, especialmente ni?as, trabaja de seis a siete d¨ªas a la semana. Ganan tres d¨®lares semanales en las f¨¢bricas de bombillas de Indonesia por 48 horas de trabajo. La misma cantidad en Zimbabue por 60 horas colectando caf¨¦. Un d¨®lar al d¨ªa en Nepal en las alfombras. La mayor parte de los ni?os comienza a trabajar a los 10 a?os.
En Senegal, hasta el 40% de los ni?os trabaja y cuatro de cada cinco lo hacen siete d¨ªas a la semana, incluidos festivos. Hasta dos tercios de los ni?os contratados trabajan horas extra durante la semana sin recibir remuneraci¨®n adicional. En Ghana, el 88% de los ni?os de la calle no tiene escuelas.
Una nueva hambruna acecha el cuerno de ?frica. Hay ni?os con un trabajo forzoso a¨²n peor: los ni?os soldado. En Burundi y Eritrea est¨¢n en peligro de morir de hambre 16 millones de personas, seg¨²n una llamada urgente de las Naciones Unidas. Las epidemias amenazan con diezmar a la poblaci¨®n. Las im¨¢genes de los telediarios son dantescas.
En Hait¨ª existen m¨¢s de 300.000 menores que trabajan como empleados dom¨¦sticos en condiciones de semiesclavitud. Un 75% no sabe leer ni escribir. Tienen que trabajar todo el d¨ªa, no duermen en camas, sino en el suelo. Un 80% de ellos sufre trastornos de est¨®mago o dolores de cabeza como consecuencia de su aislamiento emocional.
Los ni?os de India trabajan en peque?as factor¨ªas, hosteler¨ªa, dep¨®sitos de petr¨®leo, talleres de joyas, f¨¢bricas de alfombras y de cerillas. En Asia suroriental hay millones de ni?os siervos. Llegan a la esclavitud porque, en algunos casos, los padres han obtenido un pr¨¦stamo y toda la familia tiene que devolverlo trabajando. La deuda no se reduce nunca por el fraude existente y por el inter¨¦s usurario y la presi¨®n de las multinacionales, que aplican las directrices econ¨®micas del FMI y del Banco Mundial. La familia queda as¨ª esclavizada durante varias generaciones.
De los 300.000 trabajadores empleados en la industria de las alfombras en India, m¨¢s de 100.000 son ni?os. Las patronales explotadoras consideran a los ni?os especialmente aptos para ciertas labores: tienen dedos ¨¢giles, buena vista y son capaces de estar sentados en la misma postura durante horas.
Las minas de Menghalaya emplean a casi 30.000 ni?os porque pueden reptar por t¨²neles de 90 cent¨ªmetros de ancho. Un ni?o de Pakist¨¢n fue vendido por sus padres a una f¨¢brica de alfombras por 16 d¨®lares cuando ten¨ªa cuatro a?os. Iqbal contact¨® con el Frente de Liberaci¨®n del Trabajo Forzado cuando ten¨ªa 10 a?os y se rebel¨® declar¨¢ndose libre. Supo que la ley paquistan¨ª proh¨ªbe esta situaci¨®n laboral. Deb¨ªa a su jefe 13.000 rupias (419 d¨®lares). ?l ganaba una rupia al d¨ªa. Colabor¨® en una campa?a contra el trabajo infantil que contribuy¨® a liberar a centenares de ni?os paquistan¨ªes que se encontraban en condiciones de aut¨¦ntica esclavitud.
Iqbal cont¨® que cuando trabajaba en la f¨¢brica de alfombras se levantaba a las cuatro de la madrugada y trabajaba durante 12 horas, encadenado a los telares, para que no se fugaran. El ni?o fue asesinado. Su muerte no fue aclarada, aunque se atribuye a miembros de la patronal de la industria de las alfombras.
Bajo el prisma del liberalismo imperialista que representa la filosof¨ªa del lucro privado y la rapi?a, no hay futuro para la humanidad. Es urgente democratizar los recursos econ¨®micos, poniendo el dinero al servicio de la humanidad y no de un pu?ado de multinacionales que anteponen el beneficio privado al del ser humano y la naturaleza.-
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