Sobre Thatcher y los laboristas
(A prop¨®sito de un art¨ªculo de Javier Tusell) Dice Tusell en Dec¨¢logo para una izquierda aplastada (EL PA?S, 5 de abril de 2000) que Thatcher dur¨® tanto tiempo gobernando en Gran Breta?a por la impotencia de la oposici¨®n laborista. Lo primero que Tusell debe considerar es que los conservadores obtuvieron una victoria aplastante en las elecciones de 1979 porque rompieron definitivamente con las pol¨ªticas keynesianas defendidas no s¨®lo por el anterior Gobierno laborista, sino tambi¨¦n por Heath, dentro del propio Partido Conservador.
Los dos objetivos prioritarios de Thatcher fueron activar el crecimiento econ¨®mico y restaurar la posici¨®n de Gran Breta?a como l¨ªder mundial. La forma de alcanzar estos objetivos fue adherirse a un monetarismo estricto, tal como hoy hacen los bancos centrales, y reducir la intervenci¨®n del Gobierno en la econom¨ªa.
De acuerdo con sir Douglas Wass, secretario permanente del Ministerio de Hacienda a principios de los a?os ochenta, "el Partido Conservador decidi¨® que la lucha contra la inflaci¨®n deb¨ªa ser un objetivo prioritario, por encima de cualquier otro objetivo econ¨®mico". Desde entonces, todos los Gobiernos del mundo han seguido esa estrategia.
Mantuvo, adem¨¢s, una estricta pol¨ªtica fiscal limitando el gasto p¨²blico. El empleo p¨²blico se recort¨® y los incrementos salariales se redujeron, aunque no sin la oposici¨®n de los sindicatos del sector p¨²blico. En otras ¨¢reas, la primera ministra tuvo menos ¨¦xito. El presupuesto sigui¨® creciendo como resultado de las prestaciones sociales concedidas durante la recesi¨®n de principios de los a?os ochenta. Al igual que muchos otros cr¨ªticos conservadores, Thatcher cre¨ªa que la existencia de numerosas prestaciones sociales ahogaba la iniciativa individual y representaba una carga demasiado pesada para el Gobierno. Thatcher y su Gabinete idearon una serie de medidas para reducir el gasto social.
Adem¨¢s, para reducir la presencia del Estado en la econom¨ªa, Thatcher recort¨® los impuestos sobre la renta para aumentar los incentivos a la inversi¨®n. Los tipos impositivos en la banda m¨¢s alta se redujeron del 83% al 60%. El tipo impositivo b¨¢sico, que se aplicaba a la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos, se redujo del 33% al 30%. Los impuestos sobre los ingresos de capital tambi¨¦n se redujeron. Como consecuencia del recorte fiscal funcion¨® la curva de Laffer y la recaudaci¨®n aument¨® de un 34% del PNB en 1978-1979 a cerca de un 40% en 1982-1983.
A partir de 1983, los brit¨¢nicos vieron aumentada su capacidad adquisitiva debido a la menor inflaci¨®n y a la reducci¨®n de los impuestos. Estos ingresos adicionales incentivaron la inversi¨®n en nuevas industrias y empresas, especialmente en el sur de Inglaterra. En esta pr¨®spera regi¨®n, los trabajadores empezaron a participar de los beneficios derivados de la revitalizaci¨®n econ¨®mica, tanto en nueva fabricaci¨®n (generalmente, peque?as empresas) como en nueva construcci¨®n. El crecimiento del empleo fue m¨¢s r¨¢pido en el sector de los servicios. Muchos de esos trabajadores, benefici¨¢ndose de la nueva prosperidad, votaron a los conservadores en 1983 y 1987.
Asimismo, entre 1979 y 1987, el Gobierno privatiz¨® numerosas industrias y empresas p¨²blicas y contrat¨® al sector privado ciertos servicios p¨²blicos, como autobuses o recogida de basuras. Como declar¨® un ministro del Gobierno: "Miren, estamos hartos de ellas. Pierden mucho dinero y sufren un exceso de mano de obra. Parece casi imposible hacer algo con ellas; por consiguiente, ha crecido la opini¨®n de que debemos deshacernos de ellas". ?sta no era una tarea f¨¢cil. Cuando Thatcher ocup¨® su cargo en 1979, las industrias nacionalizadas representaban el 10% del PNB, el 15% de las inversiones nacionales y el 8% del empleo. El sector p¨²blico, tanto industrial como no industrial, generaba casi el 30% del empleo de Gran Breta?a. La venta de acciones de empresas privatizadas supuso ingresos de millones de libras para las arcas del Estado. La mayor¨ªa de las privatizaciones se realizaron a trav¨¦s de la emisi¨®n p¨²blica de acciones, de manera que cualquier ciudadano pod¨ªa convertirse en accionista. De esta forma, Thatcher esperaba conseguir la participaci¨®n directa del p¨²blico en la revoluci¨®n empresarial de los conservadores. En definitiva, Thatcher era partidaria de promover el sector privado, y esto fue bien acogido por los brit¨¢nicos.
Cuando en 1987 hubo elecciones al Parlamento y Kinnock no consigui¨® que su partido ganara, muchos opinaron que la victoria conseguida por Thatcher confirmaba su buena gesti¨®n econ¨®mica. Despu¨¦s de todo, muchos brit¨¢nicos gozaban de una nueva prosperidad, incluso aunque tuvieran diferentes niveles de ingresos. Muchos cre¨ªan que el libre mercado era la causa del nuevo boom econ¨®mico de Gran Breta?a. Durante a?os, el pa¨ªs tuvo la tasa m¨¢s elevada de crecimiento econ¨®mico de Europa. Quiz¨¢s ¨¦ste fue uno de los motivos por los que el Partido Conservador gobern¨® durante 18 a?os, hasta que lleg¨® Tony Blair, un socialdem¨®crata pol¨ªticamente m¨¢s en el centro que sus antecesores, que desbanc¨® a los conservadores.
Rafael Pampill¨®n es profesor de Entorno Econ¨®mico del Instituto de Empresa y Universidad San Pablo.
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