El gato enclaustrado y el cuaderno azul
Se trata de un sencillo silogismo que a partir de dos premisas establece una imbatible conclusi¨®n. Todo el que gana es superior. Aznar ha ganado, ahora por mayor¨ªa absoluta fuera de discusi¨®n y contradiciendo en solitario a sus m¨¢s distinguidos asesores. Luego, Aznar es superior. Pero para los m¨¢s fervorosos la anterior afirmaci¨®n, que estos d¨ªas va a campear obsesivamente hasta que sea votada la investidura como presidente del Gobierno, es insuficiente. Porque consideran la superioridad de Aznar muy anterior a su victoria, porque para ellos es en la previa superioridad de Aznar donde reside la causa de su victoria posterior. Aznar ha ganado porque es superior y no a la inversa. De ah¨ª la necesidad de reescribir en forma de biograf¨ªa de los prodigios los episodios aparentemente anodinos que hasta ahora hab¨ªan pasado inadvertidos, de descifrar su verdadero significado, de enfocarlos con una nueva luz capaz de encontrarles su aut¨¦ntica relevancia.Hay pues una activa brigadilla que ha asumido la tarea de repasar la ni?ez, el bachillerato, la facultad de Derecho, la oposici¨®n de t¨¦cnico fiscal, los a?os de funcionario en Logro?o bajo otra mirada m¨¢s atenta que descubra los signos de la predestinaci¨®n triunfal en lo que s¨®lo se hab¨ªan visto las notas caracter¨ªsticas de ese hombre normal, en las ant¨ªpodas del carisma al parecer abominable de Felipe Gonz¨¢lez que desde 1989 se pretend¨ªa sustituir. Los adictos declarados del adagio post hoc ergo propter hoc sostienen que cuando los hechos se producen de acuerdo con una determinada secuencia temporal, de ese preciso orden cronol¨®gico procede deducir un paralelo orden causal.
Los nuevos aznaristas se sienten insatisfechos con los Principia de Newton, donde se erige en soporte exclusivo de la ciencia la llamada filosof¨ªa experimental, seg¨²n la cual sabiendo c¨®mo cae un cuerpo es ocioso preguntarse por qu¨¦ cae. Pero antes de embarcarnos en esa insatisfacci¨®n y disponernos a escuchar de su boca los prodigios que enseguida le van a ser atribuidos al presidente Aznar, conviene acompa?ar unos instantes a Erwin Schr?dinger (v¨¦ase su libro La naturaleza y los griegos en la colecci¨®n Metatemas de Tusquets Editores), para quien lo fundamental del pensamiento cl¨¢sico estriba, primero, en que instaura la convicci¨®n de que el mundo en nuestro entorno es cognoscible, y segundo, en que el sujeto que conoce es neutro respecto a la entidad conocida y al propio acto de conocer.
Claro que despu¨¦s de la mec¨¢nica cu¨¢ntica y de los medios de comunicaci¨®n ese segundo fundamento queda muy erosionado. La interacci¨®n del objeto y el observador, de la realidad pol¨ªtica y los medios no puede ignorarse. De ah¨ª el inter¨¦s que los aspirantes a alcanzar el encumbramiento o a mantenerse en ¨¦l desarrollan por el blindaje medi¨¢tico, de probada inutilidad en algunos casos espectaculares como el de Mario Conde, el de Javier de la Rosa o el de Juan Villalonga, atacado en estos d¨ªas desde las p¨¢ginas que podr¨ªan calcularse m¨¢s afines si se atendiera a la propiedad del diario pero que han sabido transgredir esa disciplina o ponerse al servicio de otra m¨¢s conveniente.
Queda por ¨²ltimo una referencia al cuaderno azul, que resulta en todo comparable al c¨¦lebre ap¨®logo del gato enclaustrado. Schr?dinger lo describe como una caja donde se encuentra el felino junto a un dispositivo mortal, que tiene un 50% de probabilidades de funcionar y que carece de indicaciones para saber si ha funcionado o no antes de abrir la caja, de modo que hasta su apertura ignoramos si el gato est¨¢ vivo o muerto. Pero el investigador que ha construido la situaci¨®n ha superpuesto un estado que implica gato vivo y un estado que implica gato muerto, y tal superposici¨®n de estados se cuenta entre los rasgos constitutivos del fen¨®meno que se investiga; por lo que con independencia de que el investigador no sepa (hasta el momento de abrir la caja) si el gato est¨¢ vivo o muerto, para ¨¦l el felino se encuentra a la vez vivo y muerto, en una especie de limbo. As¨ª est¨¢n los ministros en el cuaderno azul, en ese vivo sin vivir en m¨ª, inm¨®viles, temiendo activar el dispositivo de borrado que les prive de llegar al Bolet¨ªn Oficial del Estado. Y los periodistas, salvo el del balc¨®n de Caraba?a, en Bel¨¦n con los pastores ignorantes de que ya estamos en Pascua.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.