La zona del vertido de Aznalc¨®llar mantiene focos de contaminaci¨®n Ecologistas critican el desinter¨¦s de Boliden a los dos a?os del desastre

Dos a?os despu¨¦s de que la rotura de una balsa minera en Aznalc¨®llar (Sevilla) anegara m¨¢s de 4.000 hect¨¢reas de la cuenca del r¨ªo Guadiamar hasta asediar los l¨ªmites del Parque Nacional de Do?ana, a¨²n subsisten algunos focos residuales de contaminaci¨®n por metales pesados en la zona, seg¨²n la Oficina T¨¦cnica del Corredor Verde del Guadiamar. El ¨¢rea, en la que se ven huellas visibles de las tareas de limpieza de los lodos pir¨ªticos, cuya retirada cost¨® m¨¢s de 14.000 millones de pesetas, se encuentra vigilada continuamente por unos 200 cient¨ªficos. Para superar una de las mayores cat¨¢strofes ecol¨®gicas ocurridas en Espa?a, el Gobierno andaluz ha impulsado la creaci¨®n del corredor verde del Guadiamar, avalado por organizaciones conservacionistas, como WWF-Adenat, como uno de los "mejores proyectos de restauraci¨®n hidrol¨®gica de Europa".

Esta iniciativa, a la que se destinar¨¢n 1.400 millones de pesetas hasta 2002, persigue restablecer el pasillo ecol¨®gico que conect¨® de forma natural el litoral de Do?ana y la vertiente occidental de Sierra Morena, una funci¨®n perdida incluso antes del vertido t¨®xico. Este objetivo se complementa con el proyecto Do?ana 2005, promovido por el Ministerio de Medio Ambiente, para recuperar la cuenca del Guadiamar como principal fuente hidrol¨®gica de la marisma de Do?ana.

El proyecto aspira a dejar patente que "un medio natural sano es la base de una econom¨ªa sana". Carlos Montes, coordinador de la oficina t¨¦cnica, explic¨® que el corredor es "la respuesta" al impacto "ambiental y socioecon¨®mico del vertido a largo plazo".

Las malformaciones detectadas en algunas especies de fauna, a pesar de representar casos excepcionales, evidencian, para los ecologistas, "los efectos subletales de los metales pesados". Los cient¨ªficos admiten que dos a?os son un periodo escaso para evaluar la incidencia de metales pesados sobre los ecosistemas. Sobre los efectos a largo plazo, existe "un vac¨ªo cient¨ªfico" que recomiendan subsanar con el mantenimiento de programas de seguimiento. La vigilancia ha permitido detectar otros focos contaminantes que dificultan la recuperaci¨®n de las especies, como vertidos al r¨ªo Guadiamar de alpech¨ªn -restos contaminantes de la molienda de aceitunas para producir aceite-.

Asignaturas pendientes

A dos a?os de la cat¨¢strofe, la gran asignatura pendiente para los grupos conservacionistas depende de Boliden-Apirsa, la propietaria de las minas de Aznalc¨®llar, a la que acusan de cumplir con las obligaciones "de forma" para reabrir la mina, pero de rehuir el "compromiso ambiental con el futuro de Do?ana".

Guido Schmidt, representante de WWF/Adena, cit¨® ayer las que considera que son las tres principales deficiencias en las actuaciones de Boliden, desde que se reabri¨® la mina en abril de 1999: la falta del estudio de seguridad ambiental del proyecto de sellado de la antigua balsa; el incremento de riesgos ambientales por aumentar la altura de relleno de la presa o las dificultades para que la Junta andaluza deposite lodos provinientes de la limpieza del vertido en la mina a cielo abierto de Boliden. Schmidt, que exigi¨® que se imponga una "fianza ambiental" a la multinacional, reproch¨® ayer a la firma que no haya asumido "su responsabilidad con Do?ana, pese a la publicidad medioambiental que hace en Suecia".

Un portavoz de la multinacional neg¨® las acusaciones de los ecologistas y manifest¨® que estaban en "contacto" con la Junta para ampliar la capacidad de almacenamiento de la mina, "siempre que no se perjudique a ning¨²n acu¨ªfero" y garantizando la "impermeabilidad" del dep¨®sito.