El ¨²ltimo tiro de Adolf Hitler
Una exposici¨®n de los servicios secretos rusos presenta un supuesto fragmento del cr¨¢neo del l¨ªder nazi
Los incr¨¦dulos ya tienen una prueba de que los rusos se llevaron parte de los restos de Adolfo Hitler a Mosc¨². Un trozo del cr¨¢neo del dictador nazi en el que se ve el orificio de salida de la bala que le mat¨® ha sido expuesto en la capital rusa. "Prueba material en el caso de la investigaci¨®n del suicidio de Hitler", se dice en la nota explicatoria de esta pieza, una de las 142 que componen la exposici¨®n de los Archivos Estatales de Rusia, inaugurada ayer con motivo del 55? aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi.Los restos de Hitler y de Eva Braun fueron encontrados el 5 de mayo de 1945 por tres soldados del Ej¨¦rcito ruso, el primero en entrar en Berl¨ªn. Los cad¨¢veres yac¨ªan abrasados en el fondo del cr¨¢ter dejado por un proyectil y ven¨ªan a confirmar la versi¨®n del suicidio, que cuatro d¨ªas antes hab¨ªa dicho a los sovi¨¦ticos el general Hans Krebs, jefe del Estado Mayor de las tropas de tierra de Alemania, cuando ofreci¨® comenzar negociaciones de paz. Pero Gueorgui Zh¨²kov, mariscal de las tropas rusas que tomaron Berl¨ªn, rechaz¨® negociar y respondi¨® que Alemania no ten¨ªa m¨¢s opci¨®n que capitular incondicionalmente. Al d¨ªa siguiente, el 2 de mayo, los rusos encontraron el cad¨¢ver de Krebs, que se hab¨ªa suicidado. Con ¨¦l desapareci¨® el ¨²nico testigo de la muerte de Hitler, que se peg¨® un tiro con su esposa en la Canciller¨ªa del Reich. Ambos cad¨¢veres habr¨ªan sido quemados despu¨¦s por sus fieles.
Curiosamente, en la nota oficial sobre su encuentro con Krebs, escrita el 3 de mayo, Zh¨²kov no habla del suicidio de su odiado enemigo. Seg¨²n una versi¨®n, ese mismo d¨ªa Zh¨²kov habr¨ªa hablado por tel¨¦fono con Stalin y le habr¨ªa contado sobre la muerte de Hitler. A partir de ah¨ª, los sovi¨¦ticos realizaron dos investigaciones para determinar si el cad¨¢ver era realmente el de Hitler: una en mayo de 1945 y otra entre los dos a?os siguientes. Pero cuando, m¨¢s tarde, los estadounidenses y los brit¨¢nicos propusieron crear una comisi¨®n internacional para investigar la muerte del l¨ªder nazi, Rusia desvel¨® la informaci¨®n que obraba en su poder. Se dice que ello se debi¨® a que Stalin quer¨ªa hacer correr el rumor de que Hitler hab¨ªa logrado salvarse. El mismo Zh¨²kov, en una conferencia de prensa en Berl¨ªn d¨ªas despu¨¦s de la rendici¨®n alemana, declar¨® que no hab¨ªan logrado descubrir el cuerpo de Hitler, y dijo que quiz¨¢ hab¨ªa huido en el ¨²ltimo momento. Pero los rusos ya ten¨ªan pruebas irrefutables de que el l¨ªder nazi se hab¨ªa suicidado.
Adem¨¢s del fragmento del cr¨¢neo, los rusos se llevaron a Mosc¨² la dentadura de Hitler, la que desde 1946 se encuentra en los archivos de los servicios secretos. Pero la URSS nunca reconoci¨® tener en sus manos los restos de Hitler. En Alemania, despu¨¦s de a?os de investigaciones, hasta 1955 el tribunal de Berchtesgaden no le declar¨® oficialmente fallecido.
Los otros restos de los cuerpos de Hitler y Eva Braun, junto con los de Krebs, Joseph Goebbels, su esposa y sus seis hijos fueron sepultados en febrero de 1946 en Magdeburgo, en la Alemania Oriental ocupada. Los restos de estos dirigentes nazis permanecieron 24 a?os en la calle de Kluasener, donde estaba la sede del Tercer Ej¨¦rcito de choque sovi¨¦tico, enterrados a dos metros de profundidad.
Pero en 1970 Yuri Andr¨®pov, entonces jefe del KGB, pensando que deber¨ªan entregar el terreno a sus colegas de Alemania del Este, escribi¨® a Leonidas Br¨¦znev una nota en la que, "tomando en cuenta la posibilidad de trabajos de construcci¨®n en ese territorio que pueden llevar al descurbrimiento" de los cad¨¢veres, propon¨ªa exhumarlos y destruirlos. Br¨¦znev dio su visto bueno, y en abril de ese a?o los restos, despu¨¦s de quemados, fueron arrojados al r¨ªo Elba en la zona de Biederitz.
Entre las otras piezas interesantes de la exposici¨®n cabe destacar la foto de la dentadura de Hitler, una guerrera suya, una cigarrera con la inscripci¨®n "A. Hitler" encontrada junto al cad¨¢ver de Magda Goebbels, el botiqu¨ªn del m¨¦dico de cabecera del dictador, el original de la capitulaci¨®n de Alemania y numerosas fotos in¨¦ditas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.