Ovaciones y amenazas rodean a Vargas Llosa en la presentaci¨®n dominicana de su novela
'La fiesta del Chivo' agota la primera edici¨®n y reabre las heridas de la dictadura de Trujillo
ENVIADO ESPECIALUna cerrada salva de aplausos despidi¨® la presentaci¨®n m¨¢s complicada de La fiesta del Chivo, la novela de Mario Vargas Llosa que recrea magistralmente la dictadura de Rafael Le¨®nidas Trujillo. "Si los j¨®venes dominicanos la leyeran, estoy seguro de que todos ellos, sin excepci¨®n, sacar¨ªan una misma conclusi¨®n: eso no debe repetirse jam¨¢s", declar¨® el mi¨¦rcoles el autor en Santo Domingo, capital de la Rep¨²blica Dominicana, un pa¨ªs que fue tiranizado por El Chivo durante tres d¨¦cadas (1930-1961).
Agotados los primeros 10.000 ejemplares, Ediciones Taller y Alfaguara preparan la segunda tirada de una obra inevitablemente pol¨¦mica, porque muchos de sus protagonistas son identificados con nombres y apellidos, y porque el alma dominicana a¨²n padece las secuelas de aquella satrap¨ªa.Protegido por un cord¨®n de guardaespaldas mientras hablaba o firmaba libros, Vargas Llosa encandil¨® a las cerca de 700 personas que la noche del mi¨¦rcoles colmaron el sal¨®n Anacaona del hist¨®rico Hotel Jaragua, que aloja al literato, y alberg¨® a un personaje central de su ¨²ltima creaci¨®n: la atormentada Urania Cabrales, v¨ªctima de un d¨¦spota que fue atroz, histri¨®n y macho cabr¨ªo sometido por la pr¨®stata.
La presentaci¨®n antillana de La fiesta del Chivo discurri¨® entre aplausos y se desarroll¨® en el marco de la III Feria Internacional del Libro de Santo Domingo. Sus cr¨ªticos no comparecieron, y los presentes coincidieron con el visceral aborrecimiento del autor por cualquier dictadura. "Que los trujillistas detesten mi libro lo entiendo, y de alguna manera me alegro de que as¨ª sea".
Uno de ellos, Ram¨®n Font Bernard, director del Archivo General de Rep¨²blica Dominicana, lo calific¨® de "paquete de chismograf¨ªa y alcantarilla de inmundicias". "?Acaso habr¨¢ olvidado Font Bernard que la novela hist¨®rica y la historia novelada por lo general se caracterizan porque en la trama aparecen, en ocasiones, mixtificados, personajes reales y ficticios?", respondi¨® Juan Daniel Balc¨¢rcel, miembro de la Academia de Historia Dominicana. "Vargas Llosa ha contribuido a la ventilaci¨®n impostergable de las partes da?adas de la esencia dominicana. El libro corroe, nos divide de nuevo, o detecta fisuras que marcan nuestras divisiones irredimibles y, al parecer, irremisibles", destac¨® el editor de la novela, Jos¨¦ Israel Cuello, en el acto del Jaragua. "La obra est¨¢ siendo le¨ªda masivamente por los j¨®venes, generando en ellos preguntas a sus padres, a sus abuelos o a sus bisabuelos; entre ellas: ?D¨®nde estabas t¨²?".
La mayor¨ªa estaba con el d¨¦spota, con el due?o absoluto del Estado y de las grandes riquezas nacionales, quien, de grado o fuerza, comprometi¨® a toda una generaci¨®n.
Y no pocos dominicanos, devotamente, todav¨ªa le enaltecen. Durante la investigaci¨®n de la era Trujillo, Mario Vargas Llosa cen¨® con notables que al referirse al difunto le mencionaban como El Jefe o Su Excelencia, como si todav¨ªa viviera. El novelista, que ma?ana efectuar¨¢ su segunda y ¨²ltima presentaci¨®n dominicana en la ciudad de Santiago, abund¨® sobre la complementariedad de la historia y la ficci¨®n en sus personajes, y abri¨® en este pa¨ªs un debate que hab¨ªa quedado retrasado sin fecha fija.
Activo el p¨²blico, con sus risas, aplausos y preguntas, Vargas respondi¨® a sus dudas y al panel integrado por el historiador Bernardo Vega, el escritor Andr¨¦s L. Mateo y el presidente de la Comisi¨®n Permanente de la Feria del Libro de Santo Domingo, Jos¨¦ Rafael Antigua.
"Hay personajes inventados y personajes hist¨®ricos. Pero muchos de los personajes inventados, Uranita Cabral, por ejemplo, no lo son totalmente. De alguna manera recogen experiencias vividas por personajes que existieron", explic¨® el autor. "Y muchos personajes hist¨®ricos lo son entre comillas; el presidente Joaquin Balaguer o los m¨¢rtires del 30 de mayo (el grupo que acab¨® con la vida de Trujillo) est¨¢n tratados a veces como personajes de ficci¨®n, tom¨¢ndose el narrador las libertades que se toman con personajes inventados". La verdad fundamental de la dictadura trujillista, subray¨®, fue preservada, y la ficci¨®n nunca trascendi¨® los l¨ªmites impuestos por la realidad de la ¨¦poca "de lo que perfectamente pudo ocurrir".
El escritor de Arequipa visit¨® la Rep¨²blica Dominicana protegido por un cuerpo de seguridad privado, y dotaciones policiales se estacionaron en los accesos del hotel o los lugares visitados. El temor a una agresi¨®n no es gratuito. La fiesta del Chivo detalla la abyecci¨®n de los servidores del r¨¦gimen, la putrefacci¨®n y el oprobio, ofrenda de esposas, de hijas de catorce a?os a la lujuria del s¨¢trapa y de sus parientes, el envilecimiento de funcionarios, ministros o padres de familia. El diario El Nacional public¨® que la inquina contra Vargas Llosa es tanta entre quienes medraron con la tiran¨ªa que se dispuso la contrataci¨®n de matones para darle tal paliza "que no pudiera volver a escribir jam¨¢s".
El novelista lleg¨® a Santo Domingo asumiendo la controversia desatada por su obra, pero tristemente sorprendido por la carta de reproche de la familia de Antonio de la Maza, activo promotor del magnicidio de 1961. "No creo haber sido injusto con Antonio de la Maza. Si yo tengo admiraci¨®n por alguien en esta novela es por los siete hombres que esperaban a Trujillo en la carretera de San Cristobal, decididos a inmolarse", subray¨®. "Quien lee desapasionadamente la novela entiende que esos siete personajes son los h¨¦roes del libro, pero yo escribo novelas, no hagiograf¨ªas".
Babelia
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